
Una cola en Casa Hernanz
La alpargatería de Madrid con 180 años y dos horas de cola en la puerta: "Vendemos más de 200 pares al día"
Cinco generaciones de la misma familia han regentado este negocio desde su apertura en 1845.
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En plena calle Toledo, a pocos metros de la Plaza Mayor, se encuentra un pequeño negocio que lleva abierto 180 años. Se trata de Casa Hernanz, la alpargatería más antigua de Madrid, y una de las más longevas de todo el país.
Marta y Jesús, dos hermanos, pertenecen a la quinta generación de una familia que fundó este comercio en 1845. Ella nos abre la puerta de este pequeño espacio que ahora regentan entre los dos.
Fue Toribio Hernanz el que decidió poner en marcha este negocio. En un primer momento, estuvo concebida como una tienda para labranza, pues en aquella época, Madrid, a pesar de continuar siendo una ciudad, parecía "un pueblo agrícola".
Por aquel entonces, las alpargatas eran consideradas principalmente un calzado de trabajo. Esto se debe a que "el yute es un material fresco, igual que el cáñamo, que es lo que se empleaba antes para fabricarlas".
Aun así, no eran el producto principal de la tienda. "Al principio era sobre todo de aperos, todo lo relacionado con lo agrícola, aunque alguna alpargata sí que había".
"El boom de las alpargatas llegó gracias a Yves Saint Laurent, en los años 60, cuando usaron una cuña en la pasarela". Desde ahí, las cosas han avanzado "una barbaridad" y ahora existen muchos más modelos.
Hasta la básica de suela plana, "de toda la vida", ha evolucionado, no tanto en la forma, pero sí en los colores y estampados. También se han añadido nuevas formas como las cuñas o las que tienen lazos y
Marta calcula que, en un día de verano, pueden llegar a vender más de 200 pares de alpargatas. El secreto de su éxito no es otro que el "boca a boca": "Tenemos la suerte de que al final pues a lo mejor nos conocen de gente que ha venido y se lo recomienda, oye, pues tienes que venir a este sitio".
"Es un calzado muy cómodo y fresco para el verano, entonces yo creo que la gente una vez que lo prueba ya quiere repetir todos los años", asegura Marta. "Además, cada vez hace calor más tiempo, a nosotros la temporada se nos alarga muchísimo".

Interior del local
También achaca la cantidad de gente que visita su local a su ubicación en pleno centro de Madrid. "al final Madrid es una ciudad que atrae todos los años muchísimo turismo, entonces tenemos la suerte de que mucha gente sale simplemente de pasear y se fija en los comercios de la zona".
Ahora se han subido al mundo de las redes sociales, donde publican vídeos y contenido para dar a conocer su historia y, sobre todo, sus productos y atraer a las nuevas generaciones.
Largas colas en verano
Desde la hora de apertura, las 9.30 de la mañana, los clientes ya hacen cola frente a los cristales de su escaparate. Dos de ellas comentan en una conversación que han "intentado venir por la tarde", pero sin obtener éxito en su búsqueda.
"Es el único sitio en el que venden estas cuerdas, solo vengo por esto", asegura una de ellas todavía esperando. Resulta que este es uno de los mayores éxitos de Casa Hernánz, pues muchos de sus habituales se desplazan hasta el lugar únicamente para buscar estas bobinas.
Algunos turistas, curiosos, preguntan "para qué es esa cola". Otros se unen sin saber muy bien qué se van a encontrar cuando consigan llegar a la puerta.
El clásico que triunfa año tras año es la alpargata básica de suela plana. Aunque Marta confiesa que últimamente se demanda mucho el "estilo valenciana, alta y con lazos".
Incluso en invierno, Casa Hernanz no deja nunca de vender. En esa época del año, subsisten gracias a la cordelería y otros productos de artesanía y a la venta de nuevos modelos, más adaptados al frío y centrados en la comodidad del hogar.
"Tenemos la típica babucha clásica de borreguillo y la de los cuadraditos de toda la vida, que llevaban nuestros abuelos, como digo yo siempre". Aun así, siguen vendiendo alpargatas así llueva o esté nublado.
Calzado que cada vez es más todoterreno. La ahora regente de este local del centro de Madrid destaca que incluso muchas novias ya se casan enfundadas en unas. Por ello, cada año más y más personas hacen cola en la calle Toledo para poder hacerse con unas.