Los Callos de Adaly.

Los Callos de Adaly. Adaly

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El chef que ha tenido que crear un delivery sólo de callos en Madrid por sus clientes: "Me pedían si podían llevárselos"

Eduardo Guerrero, de 26 años, acaba de lanzar Los Callos de Adaly, una marca que permitirá disfrutar en casa de uno de sus platos más celebrados.

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Eduardo Guerrero (26 años), uno de los chefs más prometedores del panorama actual en la capital, acaba de lanzar su nuevo proyecto: Los Callos de Adaly.

Una marca que permitirá disfrutar en casa de uno de los platos más celebrados de su restaurante, situado en el corazón del barrio de Salamanca.

Natural de Getafe, Guerrero se formó en la Escuela de Hostelería de Aranjuez y desarrolló su carrera durante cinco años en El Bohío de Pepe Rodríguez (una Estrella Michelin y dos Soles Repsol).

Adaly, abierto hace apenas 3 años, es un proyecto personal y familiar –su padre, Julio Guerrero, es el encargado de sala– que se ha consolidado ya como una de las apuestas gastronómicas más interesantes de Madrid.

Su propuesta está reconocida por la Guía Michelin (recomendado 2025 por tercer año consecutivo) y la Guía Repsol (recomendado 2025) y su autor fue nombrado Arrocero del Futuro en el TastArròs 2024.

La cocina de este joven curioso e inquieto es conocida por platos como su cocido madrileño, reinterpretado como ramen, un panipuri relleno de gachas manchegas y, por supuesto, sus célebres callos.

Preparados con una mezcla precisa de morro, pata y tripa, cortados con meticulosidad y cocidos a fuego lento, los callos de Adaly son un canto a la cocina sabrosa, directa y sin trampas, aunque llevan el sello inconfundible de su artífice.

Su receta incorpora chorizo de ciervo ahumado al estilo asturiano y prescinde de harinas o espesantes artificiales: el colágeno natural de las carnes es el único responsable de su textura melosa, lo que los convierte en un plato sin gluten.

El sofrito, elaborado aparte, combina zanahoria, cebolla, ajo, clavo y jamón ibérico y se enriquece con una mezcla especiada que une lo castizo y lo global: pimentón de La Vera (dulce y picante), cayena rota, gochujang y kimchi, aportando profundidad, un picante elegante y un fondo ligeramente ácido.

Por último, unos trocitos de chicharrón crujiente rematan un plato lleno de matices modernos, pero sin perder su esencia.

Con el lanzamiento de Los Callos de Adaly, el chef de 26 años ha querido dar respuesta a una demanda constante en su restaurante:

"Cada semana nos pedían si podían llevárselos a casa, o si hacíamos envíos. Son una seña de identidad de nuestra oferta, así que tenía sentido que dieran un paso más, explica.

Están disponibles en formato delivery –a través de Glovo– y take away, se puede elegir entre tres niveles de intensidad –normal, picante y muy picante– y pueden pedirse solos, en ración generosa para dos personas (38 euros), o con una botella de vino.

Para redondear la experiencia, han contado con la colaboración de Marqués de Riscal. Fruto de esta alianza se proponen los combos gourmet, que combinan los callos con algunos de los vinos más representativos de la bodega.

La propuesta incluye maridajes con el Arienzo (58 euros), un tinto joven y equilibrado; con el vino más complejo y sofisticado de la casa, el XR de Marqués de Riscal (78 euros); y con el Verdejo de Rueda (61 euros).

Todos los combos están disponibles también en formato doble (para cuatro personas), con precios que oscilan entre los 68 euros y los 108 euros.