Ofrenda floral frente a la catedral de la Almudena en Madrid
Un viaje de doscientos años: los alfombristas de Ponteareas llevan su arte efímero hasta la Almudena de Madrid
Veintitrés alfombristas viajarán el 8 de noviembre a la capital. Con ellos, sacos de flores y plantas deshojadas con precisión quirúrgica y la paciencia infinita de quienes saben que su obra durará apenas unas horas.
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La Virgen de la Almudena los espera. El domingo a las siete de la mañana, los gallegos comenzarán a tejer pétalos y flores sobre el asfalto de la calle Bailén, frente a la plaza de la Almudena. Una alfombra circular de ocho metros de diámetro cubrirá el paso de Santa María la Real.
El diseño une dos tradiciones: la rosa blanca que ofrecen los escolares madrileños cada año a la Virgen, y las alfombras florales de Ponteareas. Los artesanos convierten esta ofrenda infantil en el corazón de su alfombra. Alrededor, el azul de la hortensia y el rojo de los claveles tejen un manto que honra el gesto de los niños de Madrid y la herencia artesanal gallega.
La alfombra que el domingo cubrirá la calle madrileña es también un homenaje. Antonio Troncoso de Castro, fallecido este año, vecino de Madrid, pero natural de Ponteareas, contactó con la asociación en 2021. Quería que su pueblo rindiera tributo a la Virgen de la Almudena.
"Estamos muy agradecidos", reconoce García Correa, presidente de la asociación de alfombristas de Ponteareas. El Cabildo de la Catedral hizo posible el proyecto de Troncoso.
Mujeres gallegas preparan la ofrenda floral
García Correa coordina cada detalle del desplazamiento a Madrid. Dos mil claveles blancos, mil claveles rojos, hortensias azules y buganvillas. Tuya verde para el fondo. Corazón de maíz cortado en rodajas para el trazado del dibujo.
La madrugada del domingo, el trabajo se intensifica. Los diseñadores calculan distancias, trazan los dibujos sobre el asfalto. Las mujeres cortan cada pétalo con exactitud de relojero. Los hombres cargan, seleccionan tonos, supervisan que cada color ocupe su lugar.
Miguel Ángel García Correa es Caballero de la Orden del Camino de Santiago. Él representa la entrega que caracteriza esta tradición gallega. "Cada año recibimos una subvención para la ofrenda y aunque no nos alcanza para todo, esto va de devoción".
Doscientos años de historia
La historia de los alfombristas de Ponteareas comienza en el siglo XIX, cuando la población del pueblo pontevedrés decidió decorar las calles con flores para la procesión de Corpus Christi.
Esta tradición configuró la identidad del pueblo. El evento fue declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2009 y la Xunta lo reconoció como Patrimonio Inmaterial de la Cultura Gallega en abril de 2024. La candidatura busca este 2025 la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
La Real Academia Galega incorporó el término alfombreiro en su diccionario oficial con una acepción específica: persona que confecciona alfombras de carácter efímero con flores para manifestaciones rituales o religiosas.
Cuando llega el Corpus a Ponteareas, el pueblo exhala un olor único. El hinojo invade las calles. También el mirto, la tuya, el árnica. Semanas antes de la festividad, los vecinos dicen: 'Ponteareas huele a Corpus'.
Tan singular es esta fragancia que el Museo de los Aromas de Burgos, único en Europa, la catalogó en su colección. El olor de Ponteareas quedó preservado como patrimonio inmaterial.
Ponteareas en 1920
Inclusión sin fronteras
Los alfombristas convirtieron su tradición en un proyecto de inclusión social. La asociación que preside García Correa asegura que cualquier persona pueda participar en el Corpus, sin importar sus capacidades físicas o sensoriales.
Desde 2018, colaboran con distintas asociaciones para crear circuitos accesibles con rampas y rutas señalizadas. Personas con discapacidad participan activamente en la elaboración de alfombras.
En 2022, integrantes de la ONCE elaboraron por primera vez en España una alfombra con plantillas adaptadas a su discapacidad visual. La asociación instaló la Beirarrua Aromática y Musical. Cada calle tiene aroma y música específica para guiar a personas ciegas.
Procesión nocturna con ofrenda floral
La madrugada del domingo, los veintitrés alfombristas esparcirán sus flores sobre la calle Bailén. Frente a la puerta del Príncipe, darán forma a su magia. Un tapiz efímero que tendrá vigencia apenas unas horas. Al caer la tarde solo quedarán el recuerdo y la fotografía.
El olor que persiste en el aire. Y en Madrid, la memoria de que en Galicia existe un pueblo capaz de convertir pétalos en arte. Quienes visiten la Almudena podrán ver una creación que no encontrarán en museo alguno. Aunque la alfombra se desvanezca, aunque los pétalos se dispersen, la tradición permanece intacta. Viva. Respirando. Incluyendo a todos.