Fachada del British School.
El British School achaca a la Covid y a los "cánones de belleza" la anorexia de una alumna que denunció 'bullying'
La menor denunció que una amiga suya habría sufrido acoso. El colegio determinó que fue un "comportamiento inadecuado puntual".
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Dos informes periciales que se contradicen entre sí. En este punto está el litigio que enfrenta al padre de una alumna con el madrileño British School, un afamado colegio privado y bilingüe.
La menor, que tiene actualmente 14 años, denunció que una de sus compañeras habría sufrido un supuesto caso de acoso (bullying) en el centro, por parte de otras estudiantes.
La investigación de aquellos hechos, capitaneada por el colegio, concluyó que se trató de un "comportamiento inapropiado puntual". Por tanto, que no hubo una conducta de acoso habitual y reiterado. No obstante, aquella estudiante sí abandonó el British School.
Posteriormente, el padre de la menor que denunció el supuesto acoso hacia dicha otra alumna presentó una demanda contra el colegio. ¿Por qué? Acusa a varios de sus docentes de haber urdido un plan para tratar de que su hija también abandonase el centro, a fin de "silenciarla", a través de "graves daños físicos y psicológicos". El colegio lo niega rotundamente.
El caso está en manos del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción número 3 de Pozuelo de Alarcón. Sucede que esta menor sufrió una anorexia nerviosa durante dos años, de 2020 a 2022. Y el informe psiquiátrico que enviaron sus padres al juez la achaca a "una situación de estrés en el centro escolar".
Por su parte, el colegio ha encargado una contrapericial que concluye que la enfermedad pudo deberse a la pandemia de la Covid-19. Y plantea que pudieron influir en el comportamiento de la adolescente los "cánones de belleza" y su deseo "obsesivo" de "buscar justicia" en favor de su amiga.
En todo caso, la facultativa que lo realiza discrepa con que "el precipitante de la anorexia nerviosa haya sido la situación de estrés" ocurrida en el centro. El juez ya tiene ambas periciales sobre la mesa.
Anorexia
"El comienzo de la anorexia nerviosa en la menor podría haber coincidido con la pandemia por Covid-19, que supuso un precipitante en la manifestación de múltiples problemas psicológicos en la población especialmente vulnerable, dada la situación de peligro e incertidumbre", reza el dictamen encargado por el British School.
El documento también señala que la anorexia nerviosa, de hecho, se mantuvo durante los dos siguientes años. Es decir, cesó cuando se retiró la obligatoriedad de las mascarillas.
"En este escenario se iniciaron de forma gradual muchos TCA [trastornos compulsivos de alimentación]. El periodo de la pandemia configuró un contexto nuevo, de peligro, de aislamiento, de desconexión de los iguales, de adaptación a nuevos modos de relación, a través de un uso mucho más intensivo de las redes sociales, plataformas telemáticas...", expone el informe.
"Nuestra hipótesis es que, probablemente en el contexto de la pandemia, la menor empezó a perder peso, y sus variables de personalidad y comportamiento desadaptativo ante los nuevos escenarios condujeron a mantener, o empeorar, la insuficiencia ponderal", concluye.
"Cánones de belleza"
Asimismo, el informe achaca el episodio a los "cánones de belleza" actuales. Contradice una de las conclusiones del dictamen presentado por los padres de la menor y tacha de "simple y arriesgado" concluir que el supuesto acoso provocó la anorexia a la menor.
"El hecho de considerar que una situación de estrés agudo es la causa de una anorexia nerviosa es igual a decir que los cánones de belleza actuales causan los TCA. Si las variables contextuales fueran causales, entonces todas las personas sometidas a esos factores desarrollarían estos problemas, pero no es así", señala.
"Los factores contextuales impactan en una persona predispuesta, tanto por variables
internas, como por variables externas, como la educación recibida (historia de
aprendizaje de altos estándares de exigencia personal, social, académica, belleza, etc.)", ejemplifica el informe, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
"En el caso de la menor, tanto su sexo (mujer), como la fase de desarrollo en la que se encuentra (adolescencia) suponen factores de riesgo de desarrollo de un TCA. Las mujeres son más vulnerables a la presión de los ideales de belleza occidentales, y durante la adolescencia los cambios psicobiológicos en interacción con los factores contextuales (presión de los grupos de iguales) hacen más probable que pongan en tela de juicio su propio autoconcepto, y, más en concreto, su imagen corporal; la presión percibida por ajustarse a ciertos estándares de belleza les lleva a intentar modificar su propio cuerpo", concluye el informe.
También alude a una posible situación de "incertidumbre", provocada por "no saber [la menor] si podrá rehacer sus relaciones sociales después la marcha [del colegio] de su amiga".
35.000 euros
Por ello, la psicóloga que lo ha elaborado sostiene como hipótesis más probable que el caso de supuesto bullying hacia su amiga, que la menor denunció, le provocara "una situación de estrés agudo que desencadenó comportamientos obsesivos de búsqueda de justicia". Y ello "empeoró el cuadro clínico alimentario".
En efecto, este informe, para cuya elaboración no se ha examinado ni entrevistado a la niña, se opone a las conclusiones del presentado por la familia de ésta, que reclama al British School un total de 35.489 euros. La demanda no está únicamente dirigida contra la fundación que gestiona el centro, sino también contra cuatro de sus docentes.
Estos últimos, en contestación a la demanda, negaron "categóricamente" que su actuación "fuese negligente, discriminatoria o maliciosa en relación con ningún menor; y menos, con la hija del demandante". Y todos ellos negaron "cualquier implicación en una conducta pasiva o negligente" en relación con el supuesto caso de bullying que denunció la menor.