Las telecos deben adaptarse a un panorama marcado por la volatilidad, la aceleración de cambios tecnológicos y la mezcla de amenazas, lo que exige nuevas estrategias y una cultura organizativa más fuerte.
La situación geopolítica constituye un motivo claro de preocupación y el sector no es inmune al actual entorno incierto, por lo que debe estar preparado y dispuesto a responder a su impacto en la oferta de servicios, las operaciones y las cadenas de suministro. Si bien esto puede constituir una amenaza para el crecimiento del sector, no todo tiene que ser negativo.
Las estrategias de soberanía tecnológica nacional también apuntan a oportunidades dentro del sector, que se posiciona como un jugador privilegiado impulsando el desarrollo de la tecnología nacional y la creación de servicios soberanos de nube e infraestructuras de Inteligencia Artificial (IA).
Adicionalmente, y precisamente para acompañar esta oportunidad, las compañías del sector deben poner mucho foco en garantizar la privacidad, la seguridad y la confianza, tanto en sus infraestructuras, como en los servicios que presta al cliente final. Los ciudadanos están cada vez más preocupados por cuestiones que van desde sufrir abusos económicos mediante emails, SMS, etc., hasta el robo o uso indebido de sus datos.
Y sin olvidarnos de los propios modelos de atención al cliente, donde la IA es cada vez más relevante, pero sigue generando cierta desconfianza en el cliente final.
El desempeño de las compañías del sector ha sido especialmente sólido en los últimos años en Europa
En relación con la IA, otra de las necesidades del sector es la transformación y adaptación continua del modelo operativo interno a través de tecnologías emergentes. En lo que tiene que ver con la adopción de la IA en sentido amplio, el sector afronta diversos retos, como la dificultad para desarrollar marcos de gobierno efectivos, complejidades regulatorias y la priorización de casos de uso que realmente tengan impacto en el negocio.
Más allá de la propia IA, la sustitución de las tecnologías y sistemas legacy por tecnologías nuevas es vital para incrementar los niveles tanto de eficiencia como de agilidad en el lanzamiento de los nuevos servicios al mercado.
Para hacer frente a todos estos objetivos estratégicos, las empresas deben abordar la gestión del talento y las competencias. La necesidad de incorporar nuevas capacidades se ve impulsada por la automatización de funciones, el desarrollo interno de plataformas y la integración de soluciones de múltiples proveedores. La mayor demanda se concentra en ciberseguridad (67%), IA y aprendizaje automático (65%), infraestructura de TI (63%) y ciencia de datos (60%).
Sin embargo, estos perfiles son difíciles de cubrir debido a la escasez de profesionales cualificados, la competencia por el talento y la brecha salarial del sector de las telecomunicaciones frente a otros sectores, como el tecnológico o el financiero. Dada la competencia entre los sectores por este tipo de talento, es conveniente explorar otras vías de reclutamiento, mediante iniciativas de reskilling y upskilling, así como continuar impulsando la colaboración entre empresas del sector y partners de tecnología.
El desempeño de las compañías del sector ha sido especialmente sólido en los últimos años en Europa, sobre todo desde finales de 2024 y en la primera mitad de 2025, y España destaca por tener una de las tasas de adopción de fibra hasta el hogar (FTTH) más altas de la región (91%), según datos del FTTH Council Europe y de EY.
Las compañías de telecomunicaciones que alineen estrategia y gestión de riesgos estarán mejor posicionadas para convertir la incertidumbre en crecimiento sostenible
Este liderazgo no solo evidencia la madurez digital del país, sino que también anticipa una nueva fase competitiva: los operadores deberán centrarse en la calidad de servicio, la transparencia y la protección del usuario para mantener su ventaja y responder a unas expectativas cada vez más exigentes.
En definitiva, las empresas del sector deberían hacer un replanteamiento de su hoja de ruta de riesgos, alineando a la dirección y considerando tanto las amenazas como las oportunidades; reforzar la cultura organizativa y las métricas, fomentando comportamientos estratégicos y una mentalidad de riesgo orientada al crecimiento; y adoptar una gestión integral y transversal, basada en procesos claros, colaboración entre áreas y monitorización continua para convertir la prevención en verdadera resiliencia empresarial.
Las compañías de telecomunicaciones que alineen estrategia y gestión de riesgos estarán mejor posicionadas para convertir la incertidumbre en crecimiento sostenible. Además, el riesgo ya no debe verse solo como una amenaza, sino como una fuente de información para decidir, innovar y anticipar.
De aquí a 2030, las empresas que integren plenamente el riesgo en su estrategia serán las que destaquen. En mercados como el español -con una infraestructura avanzada y un consumidor cada vez más exigente- la oportunidad pasa por elevar la experiencia, fortalecer la confianza y consolidar alianzas que generen valor tangible. No se trata solo de mitigar riesgos; se trata de impulsar el crecimiento con más claridad, velocidad y propósito.
*** Victoria Fraguas, socia responsable del sector Tecnología y Telecomunicaciones de EY.