“Do as I say, don’t do as I do” Tony Banks.
La industria lleva meses quejándose por la falta de acceso a la red. El clamor es total. España tiene una gran oportunidad de reindustrializarse, pero esto no podrá tener lugar si no se garantiza a la industria que puede hacerlo tiene garantizada la conexión a la red.
Lejos de avanzar, cada vez nos quedamos más atrás. Ya se ha puesto de manifiesto que la tasa de retribución que pretende establecer la CNMC es insuficiente y pone a España en desventaja competitiva respecto a los países vecinos, pero es que esta situación empeora, los países de nuestro entorno están reaccionando mientras aquí seguimos con una discusión sin sentido y un aparente miedo infundado a que se invierta en redes.
La remuneración a la distribución eléctrica en España es inferior a la media de la eurozona y no refleja el coste de capital real. Este problema hace que invertir en redes, que son esenciales para solucionar el problema de acceso a la vivienda y dar servicio a la industria, genere pérdidas con respecto al coste de capital real de las empresas.
Todo ello hace que el cuello de botella del acceso a redes lleve a que el 90% de la industria que solicitó instalarse en España en 2024 no pudo hacerlo por falta de acceso, según PWC. Además, esta miopía regulatoria lleva a que se penalice la inversión esencial para dar electricidad a la vivienda nueva y salgan perjudicadas las áreas menos pobladas donde no se pueden encontrar economías de escala que suavicen las pérdidas.
Portugal ha elevado la retribución de las redes eléctricas al 7,4% en términos equivalentes al 6,58% en España
Según informes de PWC, EY y asociaciones del sector, España tiene uno de los sistemas retributivos por cliente y kilómetro de red más bajos de toda Europa, muy por debajo de Alemania, Francia o Italia.
Esta semana hemos conocido que Portugal ha elevado la retribución de las redes eléctricas al 7,4% en términos equivalentes al 6,58% en España. Reino Unido, a su vez, aprobó una tasa de retribución para redes un 20% superior a la propuesta española.
Con esta propuesta de la CNMC, España penaliza inversiones clave para la industria y la vivienda.
Portugal aprueba una tasa del 6,70%, superior al 6,58% propuesto en España y eso que a diferencia del modelo portugués que es continuista, en el caso español se plantea un cambio abrupto hacia un modelo retributivo que incrementa el riesgo de la actividad de distribución eléctrica. La tasa de retribución para España con los criterios retributivos de ERSE en Portugal daría hoy 7,4%.
Esto es debido a que Portugal tiene en cuenta la inflación, y se actualiza la tasa con la evolución del bono soberano del Estado. Portugal ofrece certidumbre.
España se enfrenta a una combinación de riesgos significativa: riesgo de apagones, falta de acceso a electricidad de la industria, cuellos de botella en vivienda y retraso en la electrificación del sistema
Además, en Portugal la tasa para distribución es mayor que para el transporte algo que en España en la actualidad no sucede incluso cuando el modelo que se está proponiendo para distribución tiene mayor riesgo, cómo hasta propios consejeros de la CNMC han indicado.
Portugal se adapta a sus necesidades, responde a su industria, reacciona y no se queda estancada como lo pretende hacer el regulador español a pesar del clamor de la industria, de una situación de la red con casi un 90% de nudos saturados y de los cientos de miles de millones de inversiones que están en juego.
Si miramos los cálculos de otros reguladores, se entiende mejor el problema: el regulador español penaliza la inversión en redes porque parece infraestimar el coste de capital de las empresas y da la impresión que asume que el de deuda y el de capital son lo mismo.
Analizando los parámetros aprobados por OFGEM en Reino Unido, vemos que el coste de capital es de 7,82% (+83 pbs comparado con España) y el de deuda 5,72% (+237 pbs), lo que lleva a una tasa de retribución que es un 20% superior a España.
Ya expliqué en El Español que el informe Global Energy Perspective 2025 de McKinsey & Company confirmó que el coste real de capital (WACC) del sector eléctrico en Europa se sitúa en torno al 7–8%. ¿Por qué se calcula una cifra muy inferior por parte de los reguladores españoles? Porque parece que olviden el coste de recursos propios y solo consideren el coste de la deuda. Si no, no se entiende.
Si en Portugal, un país con menos retos de extensión y geografía que España, se remunera la inversión en redes un 12% por encima que en nuestro país y en Reino Unido es un 20% superior, no es difícil entender por qué la inversión se puede desplazar hacia esos países.
Este error de remuneración insuficiente sale caro: la industria no tiene acceso a conexión eléctrica, las promociones de vivienda se retrasan o simplemente se cancelan por falta de acceso a red, las empresas eléctricas se ven obligadas a invertir a pérdidas intentando compensar sus costes a través de economías de escala y eficiencia. Lo peor es que el impacto en la factura eléctrica es negativo.
Al contar con menos puntos de conexión, menos industrias y usuarios que sufraguen los costes de la red, la factura del consumidor no registra ningún ahorro y, a medio plazo, empeora.
El regulador español parece obstinado en mantener una remuneración insuficiente. Parece que piensa que las empresas ganan demasiado. Claramente, no calcula la rentabilidad sobre el capital empleado en España y no analiza los beneficios ajustados a la inversión llevada a cabo, porque no se entiende.
Por otro lado, parece obstinado en centrarse en ahorros nominales sin hacer un cálculo general y lo que España pierde en nuevos usuarios, crecimiento, electrificación y mejora de costes por usuario de la red.
España se enfrenta a una combinación de riesgos significativa: riesgo de apagones, falta de acceso a electricidad de la industria, cuellos de botella en vivienda y retraso en la electrificación del sistema. El coste a largo plazo supera en mucho el supuesto e inexistente ahorro al que se aferra el regulador. Es como frenar las inversiones en infraestructuras antes de una DANA por su coste. Luego, como sabemos, el coste es mucho mayor para todos.
La tasa que ha aprobado Portugal trasladada a España sería un 7,4% comparada con la ya insuficiente tasa de remuneración española de 6,58%. Portugal adelanta a España en un aspecto crucial para la electrificación y la seguridad de suministro.
España no se puede quedar atrás y en ningún caso debería aprobar una tasa de remuneración. La CNMC debe reaccionar antes de que se convierta en un problema nacional y se expulse inversión.