¿Es qué ha muerto un paciente? ¿Es qué los juzgados han recibido denuncias? No, no ha pasado nada de eso.
Sólo se han filtrado unas conversaciones imprudentes entre directivos. Entonces el Gobierno socialista y su aparato sindical y propagandístico se ha lanzado contra la gestión privada de servicios públicos sanitarios sin discriminación.
El mensaje es: ¡un horror quieren hacer negocio a costa de nuestra salud!
Es muy eficaz. Similar al que se refiere a las universidades privadas. Se trata de ensalzar lo público y atacar lo privado como sea. Sí, además, se puede utilizar contra la presidenta de la Comunidad de Madrid mejor.
Es, por ejemplo, el mensaje del candidato socialista a la presidencia de Extremadura. En TVE Parecía que se presentara a la presidencia de la Comunidad de Madrid, porque para atacar a Guardiola, habla de Ayuso como la responsable de todo.
Lo que se ha trasmitido es que la eficiencia empresarial va contra la salud de los pacientes
Con el mismo tema, el presidente Sánchez arremete igualmente contra Ayuso. También el ministro Oscar López, que quiere competir con Ayuso en la Comunidad de Madrid; o la ministra-sanitaria, Mónica García, sindicalista y madrileña que aprovechando el tema anuncia una ley para limitar la gestión privada de los hospitales públicos.
El Grupo Ribera, que gestiona el Hospital de Torrejón, ha hecho un comunicado y calla después. Sin darse cuenta qué “el que calla otorga”. Da la impresión de que da la batalla por perdida.
Es uno de los errores del sector privado español. La palabra “negocio” tiene mala prensa. Si se contrapone a salud no tiene posibilidad de triunfo.
Porque la clave no está en la contraposición, sino en la cooperación. El mensaje debía haber sido “la mejor forma de cuidar de la salud es una gestión eficiente”. Una gestión que permita liberar recursos para mejorar la calidad de la asistencia a los pacientes. De hecho, el Hospital de Torrejón bajó las listas de espera años pasados.
Resulta extravagante la campaña del Gobierno e inexplicable la nula reacción del sector sanitario privado
En cambio, lo que se ha trasmitido es que la eficiencia empresarial va contra la salud de los pacientes.
Un error. Error que se repite en muchos sectores empresariales de manera general cuando se contrapone el sector privado al público.
Porque ni siquiera sus empresarios y directivos son capaces de defender su aportación a la sociedad. Parece que no creen que son el motor económico del país; sin ellos no se crearían puestos de trabajo; ni las Administraciones públicas recaudarían los impuestos necesarios para financiar los servicios públicos.
Es lógico que si se producen errores, sobre todo si son intencionados, haya inspecciones, castigos o multas. Pero si después de las inspecciones se demuestra que lo que hubo fue solamente una conversación, discutible y discutida, la reacción no puede ser demonizar todo un sistema. Salvo que detrás de la reacción haya intenciones políticas. Como las hay.
Una intención política que tiene como objetivo desviar la atención y ocultar con declaraciones escandalosas algunos temas como: la corrupción de miembros del partido y exministros; las agresiones sexuales de los miembros del gabinete del presidente; el descontento de los médicos con la ministra contra la que se ha convocado una huelga; o la incapacidad de aprobar los presupuestos. Por no hablar de los pactos con los que quieren destruir el propio Estado.
Por todo ello, resulta extravagante la campaña del Gobierno e inexplicable la nula reacción del sector sanitario privado.
Porque si los propios sectores privados no se defienden, ¿quién lo va a hacer?
Pero esa defensa no puede ser sólo reactiva. Respondiendo a las crisis. Cada sector, entre ellos el sanitario privado, debe abordar su plan estratégico de comunicación. Donde se compaginen los intereses del sector, clientes, sociedad e instituciones, por encima de los de cada empresa.
En todo colectivo hay ovejas negras y es el propio colectivo el que debe denunciarlas y tener los mecanismos internos para reducirlas y aislarlas. Un ejemplo es el código de buenas prácticas de marketing de la industria farmacéutica, publicado por el sector y que muchos ciudadanos desconocen.
Entonces, ¿por qué el sector privado sanitario no se defiende? Así les va. Así nos va.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.