Unos paneles fotovoltaicos.
El mercado de las energías renovables en España atraviesa actualmente un momento de especial dificultad. Aunque son varios los factores que han provocado esta situación, el desplome sostenido de los precios de la energía ha erosionado trimestre tras trimestre los márgenes esperados de las carteras renovables en España.
La tecnología más afectada es, sin duda, la fotovoltaica, y los proyectos que más están acusando esta situación son aquellos que se encuentran en fase de desarrollo, especialmente aquellos que están próximos a alcanzar el estado de ready-to-build (listos para construir).
La creciente volatilidad del mercado mayorista ha provocado un endurecimiento significativo de las condiciones de crédito. Hoy ya no es suficiente tener un PPA (power purchase agreement, por sus siglas en inglés) firmado para poder financiar un proyecto y los bancos están mirando con mucho mayor detalle variables tales como la capacidad crediticia del offtaker y las probabilidades de curtailment en zonas geográficas muy concretas.
Asimismo, estamos viendo cómo los bancos están pidiendo avales que cubran al menos el servicio de la deuda por un periodo de dos años, se están diseñando e implementando estructuras ad hoc con apoyo de los accionistas y se están contratando seguros que cubran escenarios de precios negativos.
La caída de los precios de la energía, la falta de financiación y la necesidad de sanear balances ha llevado a numerosos promotores a vender activos a precios muy inferiores a los de hace apenas dos años.
Para muchos promotores, la situación es crítica: proyectos listos para construir, pero sin acceso a crédito para financiar la construcción, ni compradores dispuestos a llevarlos a operación. Sin financiación ni opciones de venta viables, estos promotores no pueden continuar con la tramitación de sus proyectos, lo que les impide cumplir con el quinto hito administrativo establecido en el calendario regulatorio.
El incumplimiento de este hito conlleva la caducidad automática de los permisos de acceso y conexión y, como consecuencia directa, el riesgo de que la Administración ejecute los avales que fueron depositados inicialmente para la obtención de dichos permisos —el primer paso de toda la tramitación—. Esta situación está provocando que el objetivo de algunos promotores sea simplemente deshacerse de sus proyectos, recuperar los avales depositados y minimizar pérdidas.
A perro flaco, no todo son pulgas
Esta situación, además de lo señalado anteriormente, ha despertado el interés de nuevos actores, algunos de ellos ajenos al sector de las renovables hasta la fecha: los fondos distressed y los fondos de deuda, que ven una ventana de oportunidad para entrar en el sector a buen precio, operan con horizontes temporales más largos y tienen mayor tolerancia al riesgo.
La estrategia que están siguiendo estos fondos distressed es la de comprar carteras completas a precios muy bajos, asumiendo que parte de los proyectos fracasará con la expectativa de que el mercado se recupere y los proyectos viables arrojen rentabilidades altas.
Para fondos especializados en activos en dificultades, así como para grandes energéticas con músculo financiero suficiente, la crisis actual representa una oportunidad significativa.
Por su parte, los fondos de deuda, que ya operaban desde hace años en el sector de las renovables, están adquiriendo mayor relevancia en un escenario como el actual.
Ante la escasez de financiación externa por parte de la banca tradicional, estos fondos, lejos de actuar como meros prestamistas pasivos, se configuran como inversores híbridos, diseñando estructuras de financiación que les permitan tomar el control de los proyectos en caso de impago de la deuda, mediante mecanismos como la conversión de deuda en capital o la ejecución de garantías sobre los activos.
La confluencia de factores adversos —caída de precios, restricción crediticia y presión sobre los balances de los promotores— ha creado el entorno ideal para la entrada de estos nuevos actores.
Para fondos especializados en activos en dificultades, así como para grandes compañías energéticas con músculo financiero suficiente, la crisis actual representa una oportunidad significativa de inversión, ya que están en posición de aprovechar los descuentos del mercado para adquirir portfolios completos a valoraciones históricamente bajas, apostando por una recuperación del sector a medio y largo plazo.
*** José de Santiago y Jorge Gómez, socio y asociado, respectivamente, de Corporate M&A / Energy & Utilities en Bird & Bird.