Dólares
Noviembre se perfila como un mes de alta sensibilidad para los mercados de divisas, con tres vectores de incertidumbre que podrían alterar el equilibrio actual: el prolongado cierre del gobierno federal en EEUU, la carrera por la presidencia de la Reserva Federal, y la presentación de los Presupuestos de Otoño en Reino Unido.
Cada uno de estos elementos, por separado, tiene capacidad para generar volatilidad. En conjunto, configuran un escenario de riesgo elevado para las principales monedas del G10.
El shutdown del gobierno estadounidense se encamina a convertirse en el más largo de la historia. Paradójicamente, el dólar ha mantenido su fortaleza, impulsado por la percepción de que el impacto económico será limitado. La ausencia de datos macroeconómicos negativos —especialmente del mercado laboral— ha jugado a favor del billete verde, bajo la lógica de que “sin noticias, buenas noticias”.
Sin embargo, esta narrativa podría agotarse. Cientos de miles de empleados federales siguen sin cobrar, y se prevén disrupciones adicionales, como retrasos en los beneficios alimentarios (SNAP), que afectan a más de 40 millones de ciudadanos. La prolongación del cierre, sumada a la falta de datos oficiales, debería —al menos en teoría— erosionar la confianza en el dólar y abrir espacio para correcciones.
La sucesión en la Fed abre también otra incógnita acerca del signo que tomará la política monetaria en EEUU. Con el mandato de Jerome Powell llegando a su fin en mayo de 2026, los mercados comienzan a mirar hacia su sucesión. Kevin Hassett, exasesor económico de Trump, lidera las apuestas con un 36%, por delante de Christopher Waller y Kevin Warsh.
La administración Trump ha dejado claro su interés por una Reserva Federal más enfocada al pleno empleo y menos a la estabilidad de precios, lo que añade una capa de incertidumbre inflacionaria sobre el rumbo de la política monetaria.
Aunque Hassett no ha detallado su hoja de ruta, su respaldo público al inicio del ciclo de relajación monetaria en septiembre lo sitúa en el ala más dovish del espectro. Si su candidatura sigue ganando tracción, podríamos ver presión bajista sobre el dólar, ante la expectativa de una Fed más acomodaticia y una Reserva Federal que renuncia de facto a su objetivo de inflación.
El otro foco de incertidumbre en los mercados de divisas se centra en los próximos presupuestos del Reino Unido, que serán presentados el próximo 26 de noviembre en un contexto de debilidad económica, inflación persistente y costes de financiación al alza. El reto es doble: convencer a los mercados de que existe un plan fiscal creíble, sin asfixiar el crecimiento del sector privado.
Se anticipa una combinación de subidas impositivas para cubrir el déficit, siendo la extensión del congelamiento de los umbrales del IRPF la medida más probable. No obstante, la introducción de cambios en los “tres grandes” —IRPF, cotizaciones e IVA— generaría más ingresos, pero también mayor daño económico.
Aunque se contemplan aumentos moderados de deuda, los mercados exigirán recortes de gasto, incluso si su impacto es limitado.
Un presupuesto centrado en impuestos y poco favorable al crecimiento sería bajista para la libra, y podría forzar al Banco de Inglaterra a recortar tipos en diciembre. La reunión del Comité de Política Monetaria del 6 de noviembre será clave para anticipar movimientos, aunque no se esperan cambios inmediatos.
La confluencia de estos tres factores —el cierre federal, la sucesión en la Fed y los Presupuestos británicos— configura un entorno propenso a la volatilidad en los mercados de divisas. Los inversores deberán navegar con cautela, atentos a los datos que sí logren filtrarse, y preparados para reaccionar ante giros inesperados en la política fiscal y monetaria de las principales economías.
***Enrique Día-Álvarez es economista jefe de Ebury.