“La distancia entre lo posible y lo imposible es la medida de la voluntad” (proverbio coreano).

Nvidia es el buque insignia de la IA y por algo es la empresa con más valor en bolsa del mundo. Pero ¿quién le fabrica los microchips que diseña? Se los hace Taiwan Semiconductor (TSMC).

Y, a su vez, ¿quién proporciona a la firma taiwanesa las máquinas para poder producir dichos chips? Las elabora la neerlandesa ASML.

Este sencillo primer párrafo explica de un plumazo los tres eslabones más relevantes de la cadena de producción. No obstante, recomiendo profundizar con esta columna que escribí el año pasado: Semiconductores: líderes y dinámica 

La siguiente infografía desvela los principales participantes en esta industria:

Si bien ASML ha logrado obtener el dominio mundial absoluto en la tecnología EUV (Extreme Ultraviolet), en el segmento DUV (Deep Ultraviolet) todavía existe una competencia activa. Las japonesas Nikon y Canon continúan fabricando y vendiendo equipos de litografía DUV, aunque ASML también mantiene una posición muy fuerte en este mercado.

Es importante destacar que el monopolio de ASML se centra en la litografía EUV, que es crucial para la producción de los chips más avanzados.

Sin embargo, para nodos de fabricación menos complejos (como los que se usan para muchos chips de memoria, sensores o microcontroladores), las máquinas DUV siguen siendo la opción preferida.

Además, en los últimos años, ha habido noticias sobre empresas chinas como SiCarrier que buscan desarrollar sus propias tecnologías de litografía, aunque aún están lejos de alcanzar el nivel de los líderes del mercado.

Canon también ha estado explorando una tecnología alternativa llamada litografía de nanoimpresión (NIL) como un posible competidor a largo plazo para la litografía EUV.

ASML revela que las órdenes de IA brillan. El titán reportó ingresos de 7.500 millones de euros en el tercer trimestre (210 millones por debajo de las expectativas), pero superó las expectativas en beneficios, con un BPA de 5,48 euros.

Las reservas se mantuvieron sólidas en 5.400 millones de euros, superando ampliamente las estimaciones (500 millones por encima de las expectativas), impulsadas por la impresionante cifra de 3.600 millones de euros en nuevos pedidos para sus máquinas EUV más avanzadas (cada una cuesta casi 400 millones de euros). El margen bruto mejoró hasta el 52%, superando el consenso y situándose en el extremo superior de las previsiones.

La dirección reafirmó su previsión para 2025, con un crecimiento de los ingresos del 15% y un margen bruto del 52%. Para 2026, ASML intentó tranquilizar a los inversores afirmando que las ventas no serían inferiores a las de 2025, estableciendo un mínimo tras la incertidumbre del trimestre anterior.

Sin embargo, el CEO, Christophe Fouquet, advirtió explícitamente que se espera que las ventas a China disminuyan significativamente el próximo año (del 30% de los ingresos en 2025 a aproximadamente el 25% en 2026), lo que contrarrestará parte del potencial impulsado por la IA:

TSMC, por su parte, sigue superándose. Resultados:

- Las ventas aumentaron un 41% interanual hasta alcanzar los 33.100 millones de dólares.

- El margen bruto fue del 59% y el operativo fue del 51%.

La distribución de ingresos por plataforma es reveladora: la computación de alto rendimiento (HPC) acapara más de la mitad del total, con el segmento de móviles en segundo lugar:

TSMC, el mayor fabricante de chips del mundo, ha tenido un éxito excepcional en Taiwán, convirtiéndose en un gigante de la industria tecnológica global. Sin embargo, por razones internas y externas, se ha embarcado en una compleja expansión más allá de su país de origen.

En términos de ingresos, TSMC produce dos tercios de todos los chips fabricados por fundiciones (empresas que fabrican semiconductores diseñados por otros). En el segmento más avanzado, que incluye procesadores para móviles, portátiles y centros de datos, la participación de la compañía supera el 90%.

El auge de la inteligencia artificial se ve impulsado por el acelerador de IA, un tipo de chip diseñado para entrenar y ejecutar grandes modelos de lenguaje. Casi todos ellos son fabricados por TSMC. Nvidia depende completamente de la firma taiwanesa.

Lo mismo hace su rival más cercano, AMD, otro diseñador de chips. Grandes empresas tecnológicas como Google, Amazon, Apple y Microsoft, cada una diseñando su propio silicio a medida, también recurren a TSMC.

La creciente demanda de las empresas tecnológicas ha impulsado a TSMC a cotas extraordinarias. Entre 2014 y 2024, sus ingresos anuales aumentaron de 24.000 millones a 88.000 millones de dólares. El valor de mercado de TSMC ha alcanzado el billón de dólares, lo que la convierte en la novena empresa más valiosa del mundo.

Desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, el precio de las acciones de TSMC se ha más que duplicado:

Durante la mayor parte de su historia, TSMC ha fabricado todos sus chips de vanguardia en Taiwán. Si bien la empresa ha operado durante mucho tiempo algunas plantas en el extranjero que producen chips menos sofisticados, sólo recientemente ha comenzado a trasladar parte de su fabricación más avanzada afuera. En los últimos cinco años, ha emprendido una expansión global de 190.000 millones de dólares.

De esa cantidad, 165.000 millones se destinarán al estado de Arizona en EEUU, donde la empresa planea operar seis fábricas de vanguardia. Replicar la precisión de TSMC en suelo estadounidense será difícil. Proteger sus operaciones principales del riesgo geopolítico podría resultarlo aún más.

A pesar de su tamaño e importancia, TSMC evita ser el centro de atención. Esta aversión a la publicidad es parte integral de su cultura. TSMC se creó para que los clientes brillaran mientras se mantenía en segundo plano.

Cuando Morris Chang fundó la empresa en 1987, fabricantes de chips como Intel, AMD y Texas Instruments diseñaban y producían sus propios semiconductores. Chang hizo una apuesta contraria: una empresa centrada en la fabricación podría superar a sus rivales integrados verticalmente.

Al especializarse, TSMC podría crear procesos de fabricación inigualables. Al atender a numerosos clientes, la empresa podría lograr economías de escala y reducir costes.

Su apuesta dio sus frutos y la industria se transformó. En la primera década de este siglo, más de 20 empresas fabricaban chips de vanguardia. Para 2012, sólo quedaban tres: TSMC, Intel y Samsung.

Hoy sólo TSMC prospera. Samsung ha tenido problemas de fabricación en sus fábricas más avanzadas. Intel, otrora líder de la industria, se ha quedado atrás en tecnología de chips.

Según The Economist, pocas empresas pueden igualar la escala y la precisión de TSMC. Su rendimiento, es decir, la proporción de chips en una oblea que cumplen con los estándares de calidad, es excepcionalmente alto.

Sus empleados son aún más formidables. Los expertos describen una cultura donde los empleados se ven obligados a buscar mejoras de eficiencia incluso cuando los sistemas funcionan a la perfección. Cualquier mejora en una fábrica se replica rápidamente en todas las demás. Los fallos se buscan obsesivamente.

En 2025, se espera que el 52% de los ingresos provenga de chips producidos en sus nodos más avanzados, típicamente de 5 nm o inferior. Para 2027, se espera que esta cuota alcance aproximadamente el 70%:

Durante años, su creciente dominio pasó desapercibido. Pocos fuera del sector tecnológico conocían siquiera TSMC. Esto empezó a cambiar en 2019, cuando la primera administración de Trump alertó sobre la dependencia de EEUU de los chips taiwaneses. Luego la pandemia provocó el cierre de fábricas, lo que provocó una escasez mundial de chips que detuvo la producción en industrias que van desde la electrónica hasta la automoción.

Ante el deterioro de las cadenas de suministro, los gobiernos se preocuparon. TSMC ya no era un simple fabricante. Se había convertido en una infraestructura estratégica.

La expansión internacional presenta nuevos desafíos. La empresa está construyendo nuevas fábricas en Japón y Alemania, aunque su mayor apuesta está en Arizona, donde produce chips para Apple con un rendimiento comparable al de Taiwán.

Sin embargo, podrían costar hasta un 20% más que los de Taiwán. Se espera que los clientes estén dispuestos a pagar una prima por la resiliencia de la cadena de suministro.

Una preocupación mayor es la dificultad de exportar su cultura de ingeniería. Los trabajadores de otros lugares no poseen el mismo rigor.

En Taiwán, TSMC es más que una simple empresa. Los taiwaneses la llaman “la montaña sagrada que protege al país” y contribuye a la seguridad nacional: mientras China dependa de TSMC para sus chips, dudará en atacar a la isla. Esto hace que la expansión global de la firma sea políticamente delicada.

Desde 2019, ASML tiene prohibido por el Gobierno de su país exportar sus herramientas más avanzadas a China. Esto ha obstaculizado la capacidad de las empresas chinas para producir semiconductores de 7 nm e inferiores.

En cualquier caso, el gran trabajo que van a tener que seguir realizando ASML y TSMC está asegurado por la creciente demanda de infraestructura. Basta con observar el siguiente gráfico que refleja el incesante gasto creciente de capital en centros de datos que van a continuar abordando los titanes tecnológicos. Recomiendo leer a propósito de ello mi columna Hiperescaladores: rumbo al infinito

Hay casi 5.500 centros de datos en EEUU y algo más de 400 en China. Hay muchos más en la primera potencia mundial que en todos los demás países importantes juntos: el resto del planeta está muy por detrás de EEUU en términos de IA.

Feliz semana a todos deseando siempre que nunca dejemos de perseverar. Recordemos que el mercado de valores siempre atraerá a quienes tienen prisa por enriquecerse, pero en realidad crea riqueza para los que no tenemos prisa.