Los datos del mercado laboral de julio llaman la atención en los sectores de educación y sanidad. Ambos se han contrapesado. Pero son necesarios y complementarios.
En sanidad se creaban en julio 43.833 empleos, llevando la cifra de afiliados sanitarios a la Seguridad Social a un total de 1,4 millones (de ellos 1 millón de mujeres).
En educación entre junio y julio se despidieron cerca de 178.600 empleados, que con alta probabilidad se recontratarán después del verano. Eso es debido a la estacionalidad del sector, sobre todo en los interinos del sector público y los temporales del privado.
Según el ministerio de Seguridad Social de los 1,2 millones de ocupados en educación, solo la mitad tienen contrato indefinido. En las universidades los empleados son cerca de 250.000, con 140.000 de personal docente e investigador.
Los dos sectores, educación y sanitario, se contemplan generalmente desde una perspectiva social. En efecto, tienen una gran importancia en este aspecto.
El sector sanitario aporta un 10,4% al PIB (con cerca de un 70% de gasto público) casi como el turismo
Sin embargo, no se puede obviar su peso económico. El sector sanitario aporta un 10,4% al PIB (con cerca de un 70% de gasto público) casi como el turismo. Mientras que el gasto en educación supone sobre el 5% del PIB. Entre los dos suman el 16%.
Esta es la realidad actual. Sin embargo, su perspectiva futura puede ser mucho mejor. Sanidad y educación son dos pilares para el crecimiento económico.
En la generación de "capital humano" en una economía, son esenciales.
La educación es clave en la productividad. Las horas/persona necesitan de capacitación profesional para mejorar su rendimiento. Las estadísticas sitúan a España en zona de baja productividad en Europa. La formación es la forma de mejorar en este ranking si, además, se quieren proteger, a la vez, los derechos laborales.
Por su parte, la sanidad ayuda al rendimiento de los trabajadores. Los elevados costes que supone el absentismo laboral proceden, en parte, de una falta de atención sanitaria del trabajador, tanto preventiva como curativa.
Sanidad y educación potencian el turismo, otro de los sectores básicos de nuestra economía
Además, los dos sectores están relacionados con los procesos de I+D+i, tanto en sí mismos, como en toda la economía. Sanidad y educación potencian el turismo, otro de los sectores básicos de nuestra economía. Además, el turismo sanitario y el educativo son de alto valor añadido.
En consecuencia, potenciar estos dos sectores es una manera de que la economía crezca. Crean puestos de trabajo bien remunerados y amplían la clase media, uno de los factores de estabilidad del país y de su futuro.
Sanidad genera innovaciones a nivel mundial. Educación aprovecha, entre otras cosas, la potencia de un idioma que hablan más de 600 millones de personas. Un factor que proporciona una ventaja competitiva innegable.
En Madrid, por ejemplo, son dos industrias prometedoras. La potencia de ambas es innegable en esta comunidad. Su combinación de iniciativa pública y privada ha producido un apoyo al crecimiento económico indudable.
Por ejemplo en la educación universitaria. Universidades públicas y privadas madrileñas suponen un atractivo para los estudiantes de todo el mundo; con especial incidencia en la América hispana. A la vez ofrecen puestos de trabajo para talentos nacionales e internacionales. La sanidad madrileña recibe enfermos de todo el mundo.
Aumentar la inversión en el sector público de ambas y animar la iniciativa del privado y, en lugar de contraponerlos, coordinarlos
La creación de ciencia es uno de los elementos básicos para el crecimiento económico. Todo polo de industria tecnológica necesita un cluster universitario. El suroeste de Madrid es un ejemplo claro de ello.
A la vez, el sector universitario sanitario crea una zona de formación que está dando buenos frutos para un mundo donde son muy necesarios los profesionales sanitarios. Un ejemplo, son los fisioterapeutas de muchos países europeos que están formándose actualmente en hospitales universitarios madrileños y en el reto de España.
A la vista de este panorama, y su dinámica, los poderes públicos deberían ayudar a su crecimiento. Aumentar la inversión en el sector público de ambas y animar la iniciativa del privado y, en lugar de contraponerlos, coordinarlos.
Para todo ello es importante evitar normativas restrictivas y premiar la libertad y la calidad. Lo contrario de lo que proclaman los que quieren contraponer lo público con lo privado.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.