Opinión

Consecuencias de la reforma fiscal de Trump

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha conseguido aprobar su nueva ley presupuestaria y tributaria.

Parte de los republicanos se mostraron reacios, principalmente por el desequilibrio de las cuentas públicas que ocasionará.

Sin embargo, consiguió el apoyo de algunos tras una negociación que incorpora algunas particularidades en sus Estados.

Las rebajas de impuestos que incorpora esta reforma pretende impulsar el consumo y mejorar el crecimiento para 2026, compensando, de forma puntual, el freno que supondrán los aranceles o la guerra comercial. Sin embargo, es improbable que este objetivo se alcance. 

En primer lugar, porque la reforma hace permanentes las deducciones fiscales aprobadas en el primer mandato de Trump (2017-2021).

Las rebajas de impuestos que incorpora esta reforma pretende impulsar el consumo y mejorar el crecimiento para 2026

Exenciones fiscales que benefician a los estadounidenses con ingresos más altos, con una reducida propensión a consumir.

Según el Institute on Taxation and Economic Policy, el 70% de los beneficiados por los recortes de impuestos se sitúan en el quintil más rico -el 20% de los contribuyentes que más gana-, mientras que menos del 1% de la rebaja va para el quintil más pobre.

Más concretamente, el contribuyente que esté en el 1% de los que más ingresan en Estados Unidos se va a ahorrar de media 66.000 dólares en impuestos al año.

De manera similar, los jubilados con pensiones más altas no tendrán que tributar, aumentándose al 64% los jubilados que quedarán exentos de tributación. 

En segundo lugar, la reforma fiscal recorta algunos gastos que afectan a los programas sociales para la población más vulnerable, que es la que más consume y también la que más necesita incentivos para incorporarse al mercado laboral, sosteniendo el crecimiento.

En este sentido, la restricción del programa Medicaid, por el cual el Gobierno federal ofrece cobertura médica a las personas de bajos ingresos podría dejar sin atención sanitaria a 12 millones de estadounidenses en 2034 -según la Oficina Presupuestaria del Congreso-. 

Se incorpora como nuevo requisito para su percepción tener trabajo, hacer voluntariado, asistir a la escuela o participar en capacitación laboral al menos 80 horas al mes.

Las consecuencias reales de estas reducciones resultarán en un daño irreparable al acceso a la atención para todos los estadounidenses, que puede llevar a la muerte prematura de hasta 100.000 personas, según diversas estimaciones.

La restricción del programa Medicaid podría dejar sin atención sanitaria a 12 millones de estadounidenses en 2034

Se restringe por otra parte el programa de préstamos para los estudios universitarios, reduciéndose las oportunidades de acceso de las personas de menores recursos.

Los ajustes afectan hasta los cupones de comida para los sin techo, ya que la nueva Ley fiscal incorpora el requisito de tener trabajo para acceder a la prestación.

Además de los efectos directos en las personas afectadas que serán aún más vulnerables, estos recortes también perjudicarán a los comercios minoristas de alimentos, que facilitan el acceso a alimentos, generan empleos y ayudan a las economías locales, particularmente en áreas rurales y desatendidas.

Bien es cierto que la reforma aumenta el beneficio fiscal para las familias hasta 2.200$ por hijo, desde los 2.000$ actuales, y crea unos instrumentos fiscales, o “cuentas Trump”, en las que los contribuyentes podrán guardar sus bonos fiscales para utilizar cuando los hijos se hagan más mayores.

Pero este incentivo es diminuto.

De manera similar, la norma cumple, además, con promesas de la campaña de reelección del republicano, como la eliminación de tasas a las propinas o a las horas extras.

Sin embargo, el empuje al consumo será muy limitado. Además la exención es temporal hasta 2028, y tiene topes. 

En tercer lugar, algunas medidas son claramente negativas para la economía.

La reforma aumenta el beneficio fiscal para las familias hasta 2.200$ por hijo, desde los 2.000$ actuales, y crea unos instrumentos fiscales, o “cuentas Trump”

Por ejemplo, el plan presupuestario incorpora un fuerte incremento del gasto en seguridad fronteriza y defensa, en al menos 150.000 millones de dólares, destinado en particular a reducir la presencia de inmigrantes en EEUU.

Los recursos se destinarán al plan de deportación masiva y lucha contra la inmigración irregular, así como la ampliación del muro fronterizo con Méjico y la construcción de centros de detención.

Los inmigrantes son penalizados en esta reforma de varias formas: la más directa es la imposición de una tasa del 1% a las remesas que envían a sus países de origen, además no tienen derecho a las ayudas por hijo, aunque ese hijo haya nacido en EEUU, y se les restringe también el acceso a los cupones de comida.

En cuarto lugar, se crean subsidios a la repatriación de la industria, cuya eficacia es muy dudosa.

Tan inmediata que lo ha hecho retroactivo al día anterior a la toma de posesión del presidente, el 19 de enero de 2025.

Además, se ampliarán los créditos fiscales para la construcción de centros de semiconductores o chips en el país.

Al mismo tiempo, se suprimen subsidios anteriores, generando inseguridad jurídica: los incentivos fiscales para proyectos de energía solar y eólica se eliminarán en 2027, lo que supone un vuelco de la política energética del país.

Asimismo, se suprimen a partir de septiembre (en vez de 2032) los créditos fiscales de hasta 7.500$ por vehículo eléctrico.

Finalmente, la reforma va a agravar los desequilibrios presupuestarios, erosionando la hegemonía del dólar y encareciendo la financiación de la economía.

Vamos a dar una oportunidad a la paz, al diálogo y a la negociación. Si eso fracasara veremos qué hay que hacer

José Manuel García-Margallo, Ministro de exteriores

Según cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el déficit estadounidense, que actualmente asciende a 37 billones de dólares, aumentará unos 3,3 billones de dólares en los próximos 10 años.

Por su parte, según Tax Foundation, la deuda pública crecerá hasta superar el 126,7% de la economía, frente al 117% esperado si no se hubiera aprobado la iniciativa. 

En suma, la reforma fiscal, unida a la política arancelaria, conforma un escenario de riesgo para la economía norteamericana y prefigura una intensificación de las desigualdades.

La política fiscal es el instrumento clave para promover el progreso económico y social.

Tristemente para la sociedad norteamericana, estas medidas provocarán justo lo contrario.