Donald Trump
El futuro económico de Europa y Estados Unidos, más allá de la decisión de Trump de los aranceles
Que estamos en pleno verano, en los albores de la estación, se nota porque los calores son protagonistas en unas semanas en las que el año ya lleva cumplido la mitad de su existencia.
Pero este verano no parece que vaya a languidecer, según vayan pasando las semanas, en términos de actividad de mercado, al menos no hasta que se vayan corroborando algunas cosas.
Nos acercamos a una fecha concreta en torno a la cual se puede esperar volatilidad: ese 9 de julio que marca el límite de las negociaciones comerciales de Estados Unidos con el resto de países, con los muchos que hay, casi todos, con los que no se ha plasmado ya un acuerdo, como es el caso del Reino Unido.
Y este período previo a esa fecha se viene caracterizando por un Trump que vuelve a ser más notorio, vuelve a ganar protagonismo, pero, quizás, con algo más de orden.
A nadie se le escapa que, lo más probable, es que Trump deba variar sus formas, limitar sus prontos, gestionar sus reacciones… Sobre todo, teniendo en cuenta que la combinación de todo eso en sus primeros 6 meses ha estado lejos de lograr los objetivos perseguidos.
Efectivamente, Trump vuelve a ocupar el sillón del protagonismo últimamente
Y los humanos, incluso él, sí que nos caracterizamos, entre otras cosas, por intentar evitar tropezar varias veces con la misma piedra.
Efectivamente, Trump vuelve a ocupar el sillón del protagonismo últimamente. Especialmente activo ha estado en las últimas semanas mediando en el conflicto entre Israel e Irán, hasta el punto de formar parte de él, a pesar de que, probablemente, no era lo que le aconsejaba su entorno.
Pero ha tenido cintura, aquí hablando metafóricamente solo, como para hacerse el principal valedor de una tregua entre ambos países que, si no es del todo confiable, porque se han venido acusando de romperla uno a otro, sí que parece que va ganando estabilidad.
Esto es algo que reciben bien los mercados, sobre todo si, además, el petróleo está lejos de reaccionar al alza, como ha ocurrido en otros eventos del estilo.
Se hace difícil prever que Irán cierre el Estrecho de Ormuz, un evento este que sí que traería reacciones de mercado poco deseadas.
China depende mucho del suministro que se interrumpiría en ese canal y el propio Irán se cortaría una fuente de negocio que no puede permitirse
Ante este posible hecho, incluso China y Rusia han mostrado posturas totalmente diferentes, y eso no es fácil de ver.
Porque China depende mucho del suministro que se interrumpiría en ese canal y el propio Irán se cortaría una fuente de negocio que no puede permitirse.
Asimismo, el propio Irán puede haberse conformado con que su régimen no se ponga en peligro, teniendo que digerir los ataques a costa de activar otros con mucha menos virulencia. Incluso se habla de que podían estar acordados, programados, telegrafiados.
Superada, o en ello están los mercados, esta situación de tensión geopolítica, y a la espera de ese día 9 de julio, se volverá a monitorizar otras cosas y eventos que parecían haberse aparcado. Aquí lo fundamental parece que son los tipos.
Mientras, a las bolsas se les puede discutir poco en lo que a comportamiento casi ejemplar se refiere. Los principales índices en Estados Unidos se mueven cerca de máximos de febrero.
El dólar americano, mientras tanto, sigue corrigiendo a la baja
Por su parte, los europeos lo hacen algo peor últimamente, pero después de haber recibido mucho positivo, en parte desde flujos que, precisamente, salían del otro lado del Atlántico ante la incertidumbre que el incierto Trump trasladaba, y que podrá seguir haciéndolo.
El dólar americano, mientras tanto, sigue corrigiendo a la baja y este movimiento ya no solo viene empujado por lo que los operadores puedan esperar del comportamiento de las diferentes variables económicas en el país, viene también empujado por algo que a los mercados les gusta en general y que les hace preocuparse menos por esa caída en la moneda americana.
Y es que hay un mar de fondo en el mercado de tipos que va convenciéndose de esperar tipos más bajos, lo cual debe también gustar a un Trump que ha criticado tanto a Powell y que empieza a producir un nuevo tipo de titulares, relacionados con el siguiente nombramiento para la presidencia de la Fed el año que viene.
Los presidentes de la Fed lo son por mandatos de 4 años, que se pueden renovar. Powell tomó el cargo en febrero de 2018, nominado por Trump en su anterior legislatura 3 meses antes, y confirmado por el Senado después.
No queda tanto tiempo, por tanto, para que Trump vuelva a nominar, y eso será como ir comunicando a los mercados su auténtica intención, que es la de bajar tipos con la mayor premura posible y tomar más la batuta en política monetaria.
El mercado actualmente espera entre 2 y 3 recortes de 25bp para le Fed en lo que queda de año y entre 5 y 6 de aquí a finales de 2026
Y esto va a ir afectando a los mercados, como lo viene haciendo ya últimamente. El mercado actualmente espera entre 2 y 3 recortes de 25bp para le Fed en lo que queda de año y entre 5 y 6 de aquí a finales de 2026, claramente más de lo que esperaba hace unas semanas.
Y ello a pesar de que Powell no dé cabida actualmente a otra posibilidad que la extensión de la pausa, el mantenimiento actual del nivel de tipos, a la espera de los efectos reales de las políticas arancelarias.
Para Powell es casi necesario no anticiparse empezando a recortar demasiado pronto, después de 4 reuniones consecutivas sin mover los tipos, porque la inflación tenderá a repuntar con los efectos de esas políticas arancelarias, por mucho que se entienda como un shock de inflación coyuntural.
Sobre todo si Trump vuelve a convencerse de que los aranceles no son buenos para nadie, ni siquiera para Estados Unidos, que así será.
Para Trump, por otro lado, es casi necesario que los tipos empiecen a recortarse, por el bien de sus ciudadanos y empresas. Esto es a lo que principalmente alude, pero también de la situación de sus finanzas.
El BCE ya tiene un importante recorrido hecho y que la Fed ha encontrado razones suficientes para empezarlo, y retenerlo después
Y parece que este tema es uno de los pocos para los que el susodicho tiene buenas palabras respecto a Europa, al aplaudir el ritmo que el BCE lleva caminado en este sentido, con 8 recortes por un total de 200pb desde que comenzara en junio del año pasado, y una sola pausa, en julio de ese año.
En todo ese tiempo, la Fed ha recortado 3 veces, por un total de 100pb, sabiendo que empezaba fuerte con ese primer movimiento de -50pb en septiembre, con pausa en todo lo que llevamos de 2025.
Es decir, que el BCE ya tiene un importante recorrido hecho y que la Fed ha encontrado razones suficientes para empezarlo, y retenerlo después. En este punto, lo que se espera de manera generalizada es 1 recorte más para el BCE, hasta un denominado tipo neutral del 1,75%, y lo comentado para la Fed, para un tipo neutral del 3%, al que va a llegar unos trimestres más tarde.
Y es que, más allá de lo que quiera Trump, aquí entran en juego muchas más cosas. Sin duda, la evolución de las magnitudes macro son las importantes, en concreto la inflación, el mercado laboral y los indicadores de actividad y crecimiento.
Y, en este apartado de los datos, lo que venimos viendo es que son bastante menos boyantes en Estados Unidos para macro, empleo y precios, pero aún bajo control, con Europa que vuelve a tener a Alemania como esperada locomotora después de 3 años complicados, y al amparo del importante programa de gasto e inversión para los próximos años.
Es decir, que se puede justificar una tendencia de mayor movimiento de tipos a la baja para Estados Unidos respecto a Europa en próximos meses.
Pero también creo que de ahí a pensar, como tantos piensan, que el mundo se “desdolariza”, que el dólar pierde su papel dominante, y que los Treasuries o bonos americanos han dejado atrás su rol como activo refugio, hay un abismo.
No hay más que ver cómo los analistas, operadores y demás agentes de mercado se toman la corrección a la baja de las expectativas de crecimiento para Estados Unidos y para Europa de cara al 2025, año en el que se puede esperar niveles similares para ambas economías, algo por encima del 1% de crecimiento.
Pero esto se toma como una mala noticia para Estados Unidos y una estupenda noticia, dado el complicado entorno y demás, para Europa.
A Estados Unidos se le exige más, porque puede dar más, y porque todos lo necesitamos más. Mientras, Europa aprueba con creces el plan de gasto en defensa y seguridad. Y para los socios también es un buen as en la manga.
*** Jesús Sáez, Head DCM Iberia en Natixis CIB