Paneles del Ibex 35
La banca privada está atravesando desde hace unos años en España una transformación muy importante, impulsada por los avances tecnológicos, el impacto del relevo generacional y una oferta de productos y servicios cada vez más completa y global. Es un sector que cuenta con aspectos diferenciales frente a la banca comercial o retail, se mueve en un entorno más estático, pero no está exenta de la necesidad de acometer cambios estructurales de calado, acorde a los nuevos intereses e inquietudes de los clientes.
El sector de la banca privada está creciendo de forma importante en los últimos años, favorecido por el crecimiento de la riqueza, por una mayor necesidad de gestión del patrimonio y por unos mercados que están ofreciendo atractivos rendimientos. A cierre de 2023, el negocio de altos patrimonios en España alcanzó los 786.000 millones de euros bajo gestión, lo que supone un incremento del 64% solo en los últimos cinco años, según las cifras del ranking de banca privada de FundsPeople.
Se trata de un crecimiento sustancial para un sector que tiene ante sí un contexto de importantes desafíos globales para seguir creciendo en los próximos años. Entre estos retos están la digitalización acelerada, la transferencia de riqueza entre generaciones o la escalabilidad del negocio, entre otros. Para dar una respuesta adecuada, las entidades de banca privada en España tenemos que ser capaces de encontrar soluciones adaptadas a las expectativas, cada vez más sofisticadas, de los clientes.
Una de las tendencias más destacadas es la consolidación de la especialización como imperativo para cualquier entidad que ofrezca este tipo de servicios. Los clientes de patrimonios elevados buscan soluciones diversificadas y personalizadas que no solo resuelvan sus necesidades financieras, sino que también atiendan sus intereses y convicciones. Desde estrategias globales de planificación financiera y fiscal hasta inversiones en activos alternativos u otros más específicos, como el arte, los servicios deben ser tan exclusivos como lo son sus usuarios.
Esta necesidad de especialización que va directamente ligada a la personalización en el servicio exige combinar la experiencia humana y los avances tecnológicos para crear soluciones adaptadas y diferenciadoras. Para lograrlo, es fundamental contar con un aprendizaje constante por parte de los profesionales que formamos parte de esta industria, ya que es la única forma de marcar la diferencia y de aportar verdadero valor al cliente.
El sector de la banca privada está creciendo de forma importante en los últimos años
En esa línea, otra de las tendencias marcadas será comprobar la influencia que tendrá la transferencia de riqueza multigeneracional, lo que obliga a la planificación patrimonial a adaptarse a un nuevo conjunto de prioridades. Hoy en día, no basta con ofrecer rentabilidad: los inversores exigen estrategias que integren conceptos como los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) o la inclusión de nuevos activos emergentes.
De este modo, la planificación patrimonial también debe incorporar objetivos a largo plazo que reflejen las necesidades e inquietudes de los nuevos clientes, bien sean la segunda o la tercera generación de las empresas familiares o nuevos clientes jóvenes con un perfil que hasta ahora no existía.
La evolución de estos perfiles y el escenario de incertidumbre global en el que nos movemos dibujan el creciente papel que está adquiriendo la psicología del comportamiento financiero. Se trata de un enfoque que permite disponer de una comprensión profunda de las motivaciones, preocupaciones y aspiraciones de los clientes, lo que proporciona un conocimiento muy valioso y útil para desarrollar soluciones efectivas y personalizadas.
Por otro lado, el equilibrio entre lo digital y lo humano está redefiniendo desde hace tiempo el servicio en la banca privada. Los clientes esperan que la tecnología simplifique sus interacciones, pero también valoran la relación y la confianza que solo proporciona el trato directo entre la institución y el cliente. Mientras que la personalización y la confianza son pilares esenciales en la relación con los clientes, la integración de la inteligencia artificial permitirá optimizar procesos, mejorar sus experiencias y ofrecer soluciones más precisas y adaptadas.
El auge de herramientas como la inteligencia artificial y el análisis predictivo permite ofrecer recomendaciones más precisas y personalizadas, mientras que los profesionales de la banca privada se enfocan en decisiones estratégicas que demandan empatía y juicio experto basados en la experiencia.
El equilibrio entre lo digital y lo humano está redefiniendo desde hace tiempo el servicio en la banca privada
Así, las entidades que sepan combinar la calidez y cercanía del trato humano con las ventajas de herramientas tecnológicas avanzadas tendrán una ventaja competitiva significativa. Aun así, la innovación no solamente se puede dar en el ámbito tecnológico, sino también a la hora de crear nuevos productos o servicios que hagan destacar a una entidad por encima del resto.
Al mismo tiempo, la escalabilidad será otra de las tendencias que tendrán relevancia en los próximos años. La presión regulatoria y la creciente competencia de los últimos años hacen necesario buscar economías de escala para diluir los costes asociados para rentabilizar el negocio. La capacidad de gestionar un mayor número de clientes de forma eficiente es esencial. Para lograrlo, aquellas entidades que sepan ganar terreno con una oferta más personalizada y una estrategia centrada en la diferenciación se posicionarán mejor para crecer, al tiempo que mejorarán su rentabilidad.
La banca privada no es más que un reflejo de los avances de la sociedad, cuyo futuro está muy ligado a la innovación tecnológica, a la especialización y a la capacidad de adaptación, que determinarán el éxito del sector y su relevancia en un mundo cada vez más complejo y exigente.
*** Marcos Ojeda es consejero director general de Creand Wealth Management.