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La tribuna

Bondades y limitaciones de la llamada inversión temática

1 noviembre, 2023 02:50

Actualmente, lo que se denomina “inversión temática” (traducción de theme investing), está absorbiendo porcentajes muy significativos del nuevo flujo de compras de fondos por parte de los inversores (dependiendo del período que tomemos puede llegar a suponer casi un 40% en Europa y EEUU). Y tanto en “formato” de gestión activa como en pasiva.

La inversión temática responde a la idea de que podremos capturar rentabilidades superiores a la media de los mercados apostando por carteras de valores que recojan lo más fielmente posible una tendencia económica, empresarial, tecnológica, o incluso social y política con perspectivas de éxito dentro una visión (siempre) de largo plazo.

Desde los años 30 del siglo pasado en Estados Unidos la gestión de una cartera que aspirase a batir los mercados en su conjunto se estructuraba fundamentalmente en una distribución táctica de activos (asset allocation) en base a criterios sectoriales. Con el desarrollo de los mercados de valores fuera de los EEUU en los años 50, el criterio sectorial se combinó con el de diversificación internacional. A partir de los 70 y sobre los trabajos de profesores como Sharpe, Banz o Fama se introduce con gran fuerza el concepto de “inversión por factores” (factor investing o también llamada smart beta). Este sería el germen de lo que hoy en día es probablemente la filosofía de inversión más popular entre los inversores, como es la gestión de “valor no reconocido por el mercado” (value investing).

Pero el mundo de las inversiones no descansa y ya desde comienzos de este siglo se empieza a imponer una visión con una serie de características: 1) se gana más dinero a largo plazo cuando tenemos la habilidad para adivinar tendencias futuras 2) esa ventaja de inversión se ha de ejecutar en el momento adecuado de la “vida” de la tendencia detectada. O lo que diríamos habitualmente: se necesita un buen timing temporal. 3) La diversificación tradicional sectorial o geográfica de la cartera no es importante; lo suyo es acertar en la selección de los valores que más provecho pueden sacar de la tendencia. Esto último obviamente tiene muchas implicaciones.

Para ello vamos a poner un ejemplo de una tendencia no tan conocida y utilizada por los gestores en comparación a lo que puedan ser las temáticas de sostenibilidad o digitalización-inteligencia artificial (que pueden suponer en este momento el 85% de las temáticas gestionadas bajo esta filosofía de inversión). Imaginemos, por ejemplo, que detectamos una tendencia que estimamos ganadora a largo plazo cual es el poder cubrir tanto las necesidades de alojamiento de los jóvenes estudiantes como, en el otro extremo del ciclo de vida, las necesidades de alojamiento y cuidados para la tercera edad; dicho en román paladino, invertir en residencias de estudiantes y de ancianos. Como justificación de la idea podemos apoyarnos en muchos argumentos de índole demográfica, también en cambios en las estructuras familiares y en aspectos sociológicos de los estilos de vida de las personas, tendencias en la vivienda, etc.

La inversión temática responde a la idea de que podremos capturar rentabilidades superiores a la media de los mercados

En cualquier temática que elijamos en todo caso, nos encontraremos con una casuística muy propia del theme investing y que siempre debemos tener en cuenta:

No debemos pensar en la gestión temática como si se tratase de un fondo sectorial. Un sector concreto obviamente puede estar relacionado a nuestro tema (pensemos en apuestas de inversión en la salud pública, que intuitivamente estarían muy relacionadas con los valores farmacéuticos de los índices); pero no todos los valores del sector tendrán necesariamente el mismo grado de correlación (le podemos llamar también sensibilidad) a nuestro tema concreto, con lo cual nuestra “exposición” real al “tema” (la salud pública) puede ser mucho más baja de lo deseado.

Otro elemento clave se refiere a cual es nuestro “universo invertible”; o lo que es lo mismo, ¿que opciones de compañías tengo en el mercado para generar una verdadera exposición a mi tema de inversión? Si pensamos por ejemplo en el “tema” Inteligencia Artificial, no parece que vayamos a tener problemas para estructurar una cartera. Pero volvamos a nuestro ejemplo de las residencias. En este caso lo más probable es que el gestor se verá necesitado de acudir a inversiones en los mercados privados (no cotizados) lo que puede limitar mucho tanto la capacidad de valoración de las empresas en las que invierte como, lo que es peor, se limitaría también de forma inexorable la liquidez del fondo.

Un punto fundamental adicional serían las denominadas “concentraciones de riesgo no deseadas”. Expliquémoslo con un ejemplo: Imaginemos que elegimos un tema de inversión ligado a la digitalización. Construimos una cartera que recoge, según nuestro criterio, el portfolio de valores que estimamos que está mejor expuesto al tema. Pero no nos damos cuenta de que dicha cartera tiene una concentración excesiva a nivel geográfico.

Por ejemplo, en general, la construcción de carteras temáticas en tecnología acaba produciendo una exposición de casi el 90% a los EEUU y China. Si somos inversores a largo plazo y creemos firmemente en el “tema” seleccionado", igual no sería un gran problema. Pero si en ese momento resulta que la perspectiva de los mercados USA es mucho peor que, por ejemplo, en Europa, al menos en el corto plazo estaremos sufriendo con toda seguridad una performance peor que una cartera más diversificada internacionalmente por factores no ligados a la temática elegida.

Por último, debemos saber responder a las siguientes preguntas: primero, ¿es nuestro tema de inversión creíble? Obviamente, la imaginación puede dar rienda suelta a expectativas de tendencias futuras muy atractivas teóricamente, pero no factibles desde un punto de inversión.

Es decir, donde no tenemos constancia de que pueda haber vehículos que las puedan llevar a cabo; segundo, obviamente no todas las tendencias del mundo son buenos temas para la inversión y, tercero, muy especialmente, asegurarnos de si estamos hablando de una tendencia con perspectiva de futuro o simplemente nos estamos subiendo al carro de una moda de inversión pasajera. En este caso, no estaremos atendiendo a la filosofía de inversión y encima con toda seguridad estaremos pagando inversiones por encima de su valor real.

*** Javier Méndez Llera es secretario general del Instituto Español de Analistas.



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