La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

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La tribuna

¿Qué impuestos pagaron en 2020 los empresarios?

Los módulos son un agujero negro desde el punto de vista de la transparencia y sería buena idea suprimirlos como se propone en el Libro Blanco.

20 enero, 2023 02:49

2020 no fue un buen año para casi nadie. Por supuesto, fue un año pésimo para la vida y la salud de millones de personas en todo el mundo, pero tampoco fue un buen año para la economía y para los empresarios. Según el Instituto Nacional de Estadística, la caída de las rentas empresariales fue, en 2020, muy superior a la caída de los salarios y de la recaudación de impuestos. Pero, los últimos datos de los rendimientos de las actividades económicas de la Agencia Tributaria se refieren, precisamente, a 2020.

Un inciso es que hoy hablaremos de las rentas de las personas físicas que realizan actividades empresariales, autónomos, otro día hablaremos de las empresas y el impuesto de sociedades, que sigue en crisis.

Sobre las ganancias de los empresarios y profesionales individuales hay dos tipos de relatos. Uno, que es bastante habitual, por ejemplo, en las encuestas del CIS (no sólo ahora, sino también antes de que Tezanos fuese su presidente) que considera que los "empresarios" ganan mucho y también declaran poco, es decir, que es un sector propenso al fraude. Hay otro relato, un tanto incompatible con el anterior, que considera que los pequeños empresarios son el motor económico del país, y que, si no les va bien, es porque Hacienda les fríe a impuestos.

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Para ver qué hay de cierto, conviene echar un vistazo a los datos, que se pueden consultar aquí. En 2020, la tributación efectiva media de las actividades económicas, es decir empresariales, profesionales y artísticas, en el IRPF fue del 20,38%, porcentaje que ha ido subiendo ligeramente desde 2016. Por otra parte, los rendimientos del trabajo, salarios y pensiones, que representan más del 80% de las rentas, y de la recaudación, del IRPF estuvieron sometidos, vía retención, en 2020 a un tipo medio del 12,4%, que se desglosa en un 15,5% en los salarios y un 7,8% en las pensiones.

Parece que la tributación media de empresarios y profesionales es algo superior a la de los asalariados. Sin embargo, esto depende del régimen de estimación. Por ejemplo, en 2020 hubo 2.130.841 actividades en estimación directa, es decir, declarando ingresos y gastos.

Aquí se declaró un rendimiento neto de 25.669.309 euros, y se ingresaron por IRPF (cuota líquida atribuida) 6.341.630 euros. Esto supone que una actividad económica obtuvo de media un rendimiento de algo más de 12.000 euros, y una cifra algo superior antes de la pandemia. Sobre ese rendimiento medio, se pagaron cerca de 3.000 euros de IRPF.

Estos datos, en un ejercicio tan horroroso desde todos los puntos de vista, como 2020 están en el punto medio entre ambos relatos. Si se miran los datos a largo plazo, se puede observar cómo ha ido mejorando la tributación, y sobre todo, la declaración y el control por parte de la Agencia Tributaria, de los empresarios y profesionales. Sin embargo, hay una excepción, la tributación de la “estimación objetiva por signos, índices o módulos".

Seguramente usted haya escuchado que el régimen de módulos es un "nido de facturas falsas". Aquí, como el empresario no tiene que declarar e ingresar en función de lo que factura, otro empresario o profesional, en determinados casos, puede deducirse, es decir restar en su declaración, importes que luego no se ingresan. A primera vista, no parece una buena idea.

Sin embargo, la justificación del Gobierno y de Hacienda para implantarlo, hace ya varias décadas, era asegurarse la recaudación del comercio al por menor, y otros sectores poco controlables.

"Seguramente usted haya escuchado que el régimen de módulos es un 'nido de facturas falsas"'

Veamos cuánta recaudación se obtuvo en 2020, que son los últimos datos disponibles. La cuota líquida total atribuida en el IRPF a las actividades de módulos no agrarios en el IRPPF fue de 84,6 millones de euros, aproximadamente el uno por mil de la recaudación del IRPF. Si este importe se divide entre los 382.045 empresarios en módulos, da una cuota media de 221 euros. El tipo efectivo de tributación fue del 3,98%. En el año anterior, 2019, este tipo efectivo fue el más elevado de la serie histórica con un 7,76%.

Esta recaudación proviene de unos rendimientos declarados totales de módulos urbanos de 1.709 millones de euros, lo que da un rendimiento medio declarado de 4.474,83 euros, algo menos de 400 euros al mes. Estos son los datos de 2020, influenciados por la pandemia, los de 2019 son aproximadamente el doble. Para completar este panorama, en 2020 se ingresaron en el régimen simplificado de IVA 172 millones de euros, algo más del dos por mil de la recaudación del IVA.

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Francamente, no tengo ni idea de cuánto ganaron o facturaron los empresarios en el régimen de módulos, ni en 2020, ni en los años anteriores o posteriores. Tampoco creo que lo sepa nadie. Sí me llama la atención que la declaración por módulos en el IRPF se cayese a la mitad en 2020 respecto a 2019 mientras que, en la estimación directa, la caída fue de un 11%. Parte de los problemas de estimación del PIB en España provienen, precisamente de aquí, porque a efectos informativos, los módulos son un agujero negro.

Hace nueve años, en la primera edición de ¿Hacienda somos todos? (Debate, 2014-2022) escribía que el régimen de módulos era incompatible con un sistema fiscal del siglo XXI. Hace unos meses, el comité de personas expertas para la reforma fiscal proponía en su libro blanco la eliminación gradual del régimen de módulos. Creo que tienen razón, a veces lo que no parece una buena idea, simplemente no lo es, o por lo menos, es una idea a la que se le pasó su tiempo.

*** Francisco de la Torre Díaz es economista e inspector de Hacienda.

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