En 2011 cuando Rodríguez Zapatero (ZP, para los amigos) disolvió las Cortes, las posteriores elecciones generales dieron mayoría absoluta a Mariano Rajoy. En 2012, el PP tuvo que gestionar una crisis económica, financiera e inmobiliaria, que llevó el paro al 26%, casi seis millones de desempleados.

Muchos achacaron la victoria electoral del PP a la mala situación económica ¿Podría pasar lo mismo en 2023? Es lo que esperan los que confían en el llamado 'efecto Feijóo'. El PP tiene fama de "arreglar" crisis económicas y esa sería su gran baza.

Sin embargo, la oposición del PP, C's y Vox haría mal en fijar sus esperanzas en que se produzca un fenómeno similar al de 2011 en el invierno del año 2023.

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Primero, porque entonces Zapatero parecía querer tirar la toalla, después de dos legislaturas. Además, presionado por la UE, había tenido que renegar de sus políticas económicas con la aprobación de la Reforma del artículo 135 de la Constitución, de acuerdo con el PP. En virtud de esa reforma se estableció la estabilidad presupuestaria. Algo contrario a las políticas de izquierda que quería patrocinar.

Segundo, porque a finales de 2011 la sensación de crisis económica era evidente.

¿Pueden esperar la oposición una situación similar? Hay diferencias sustanciales.

Pedro Sánchez no ha completado realmente dos legislaturas normales. Podría considerarse que solo una es completa y parte ha estado ocupada por la pandemia.

Tampoco da muestras de estar "cansado" de su estancia en la Moncloa. Ni él, ni sus aliados de Unidas Podemos que nunca esperaron estar sentados en los sillones ministeriales. Sillones donde parecen encontrarse cómodamente instalados, incluida la vicepresidencia.

Por último, sus aliados parlamentarios independentistas creen que con otro Gobierno lo tendrían peor. Por eso apoyarán a Sánchez si pueden completar una mayoría parlamentaria, aunque el PSOE no sea el más votado.

A finales de 2023 tampoco estaremos en el principio de una crisis económica. Será la cola de la crisis o el inicio de la recuperación.

"A finales de 2023 estaremos en la cola de la crisis o el inicio de la recuperación"

En el actual trimestre el crecimiento del PIB parece que será muy bajo o negativo. En el primer trimestre de 2023 el PIB decrecerá un poco, como lo hizo en los dos años anteriores. Podríamos estar en recesión técnica en marzo.

Posteriormente, en primavera se recupera con el turismo. Para entonces hay una cierta probabilidad de que la guerra de Ucrania se estabilice (con pacto o sin él). Y los precios de la energía se pudieran estabilizar con una china recuperándose de un periodo de bajo crecimiento. La economía mundial estaría creciendo.

A finales de 2023 el paro español será similar al actual (12%), lo dicen todas las previsiones. Muchos desempleados estarán cobrando del SEPE. También los fijos discontinuos en periodo de inactividad. La renta mínima vital estará en manos de un millón de familias españolas. Habrá dinero para gasto.

Las ayudas europeas completarán la sensación de "dinero en el bolsillo" para animar el consumo interior. Las familias habrán digerido la inflación, que probablemente estará en torno al 4 o 5%.

A finales de 2023, las familias habrán digerido la inflación"

Gracias a esas inyecciones de dinero en el bolsillo de los consumidores, el IVA y el IRPF producirán un aumento de los ingresos tributarios, empujados por una política fiscal que estrangulará la clase media y explota la inflación a su favor.

Con esos mayores ingresos públicos, o con más deuda, se podrían pagar sin grandes apuros la subida a pensionistas, funcionarios y otros subvencionados. Incluso, sería posible moderar, o no aumentar, el porcentaje de deuda pública sobre el PIB. Eso podría producir confianza en la economía española y atraer inversiones extranjeras.

Si en el trimestre actual, metidos en una casi-recesión o dentro de ella, la sensación en la calle es de "consumo y alegría", ¿qué no pasaría en el mismo trimestre de 2023 si se produce el panorama antes apuntado?

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En consecuencia, la influencia de la economía en el electorado puede favorecer al Gobierno Sánchez o ser neutra electoralmente. Aunque a medio y largo plazo sea una política suicida que perjudique al sector productivo y la clase media.

Así que el centro-derecha, si quiere gobernar, debe ser realista. Construir un proyecto "político" que anime a su electorado y no esperar que la economía llene las urnas de votos a su favor.