Imagen de la Comisión Europea, en Bruselas.

Imagen de la Comisión Europea, en Bruselas. Europa Press

La tribuna

Europa, una oportunidad de inversión

1 septiembre, 2022 02:49

La fulgurante aceleración del proceso de globalización tras la caída de la Unión Soviética consagró el dominio económico de Estados Unidos y la aparición de China como su sucesor potencial como líder de la economía mundial. Frente a esos dos gigantes, Europa ha tenido que encontrar la manera de reinventarse. Aunque pueda parecer contraintuitivo, ya que Europa nunca ha parecido tan vulnerable, la aceleración de la desglobalización abre una oportunidad única de inversión para el continente por varios motivos.

En primer lugar, tanto la crisis de la Covid-19, como posteriormente la crisis ruso-ucraniana han reforzado considerablemente la cohesión europea. Ambas crisis han configurado una nueva cohesión económica, política y cultural en Europa, cimentando un auténtico sentimiento de pertenencia común y haciendo surgir los inicios de una verdadera política industrial a nivel de la UE.

En el plano presupuestario, la unión aún no es una realidad, pero ya se han producido los inicios de un acercamiento, sobre todo gracias a la emisión de deuda por parte de la Comisión Europea en el marco del plan de recuperación económica continental. Además, por primera vez en décadas, es posible que Alemania tenga que aceptar un déficit presupuestario estructural, dadas sus importantes necesidades de inversión en defensa o en la transición energética.

Para poder reinventarse, Europa debe igualmente reevaluar la forma en la que se perciben los riesgos económicos y sus recompensas. En este sentido, se está generando un verdadero impulso bajo el amparo de instituciones como el Fondo Europeo de Inversiones, que está realizando una destacada labor de coordinación de las prioridades de asignación de capital en la UE.

 Europa debe igualmente reevaluar la forma en la que se perciben los riesgos económicos y sus recompensas

Asimismo, Europa parte con ventaja en las dos condiciones necesarias para generar rendimiento financiero en las próximas décadas: la inclusión de criterios extrafinancieros y el posicionamiento sobre las "megatendencias" estructurales de crecimiento.

En relación con la primera, Las sucesivas crisis de la Covid-19 y del conflicto ruso-ucraniano muestran la extraordinaria vulnerabilidad de un modelo de crecimiento basado en la sobreoptimización de los costes de producción, la fiscalidad y la cantidad de capital propio con la que han operado las empresas. Por ello, se hace evidente la necesidad de un modelo de crecimiento más sostenible que tenga en cuenta criterios extrafinancieros, un aspecto en el que Europa va en cabeza.

Además, el crecimiento mundial se centrará en un número limitado de megatendencias, siendo la principal la transición energética, un sector en el que las empresas europeas son líderes.

Las empresas cuya actividad principal sea permitir la aplicación de la transición energética se beneficiarán de una tendencia fuerte con una envergadura mundial. Del mismo modo, todas las empresas del mundo tendrán que invertir fuertemente en ciberseguridad y en la digitalización de los procesos de producción y de las cadenas de suministro. Captar estas megatendencias de crecimiento será vital y Europa está particularmente bien colocada en esta área.

Europa perdió competitividad durante la fase de aceleración de la globalización, ya que sus empresas no se han beneficiado de un mercado interno lo suficiente

Tercer factor a favor de Europa: la desglobalización. Europa perdió competitividad durante la fase de aceleración de la globalización, ya que sus empresas no se han beneficiado de un mercado interno lo suficiente como para favorecer la aparición de empresas líderes internacionales en suficientes sectores.

Sin embargo, en el contexto actual en el que "local" se asocia con resiliencia y "global" con fragilidad, Europa tiene un potencial de reajuste considerable para los inversores que desean acompañar los éxitos empresariales en el desarrollo de sus negocios en el conjunto del mercado interno del continente.

La desglobalización hace que el tamaño del mercado europeo sea un área de inversión imprescindible. Aunque Estados Unidos y China representan dos mercados interiores homogéneos, en el contexto de la desglobalización, las empresas estadounidenses tendrán más dificultades para acceder al mercado chino y viceversa. Por su parte, la UE es un mercado de cerca de 450 millones de habitantes, un tercio más que los Estados Unidos. El potencial de creación de valor es, por tanto, muy significativo.

La trayectoria anticipada de los tipos de interés también podría convertirse en una ventaja. La era de tipos bancarios negativos del BCE ha llegado a su fin, pero su nivel absoluto al final del ciclo alcista debería seguir siendo muy inferior al de los tipos bancarios estadounidenses (probablemente por debajo del 1 % en Europa, frente a más del 3 % en Estados Unidos).

Por ello, la presión sobre las empresas y los consumidores con deuda a tipo variable debería ser menor que al otro lado del Atlántico. Esto, unido a unos múltiplos de valoración inferiores a los que se han constatado en Estados Unidos, hace que la eurozona sea un lugar de inversión especialmente favorable, siempre que se identifiquen las empresas que se beneficiarán de este efecto de escala europeo.

En conclusión, a medida que aumenta la desglobalización, invertir en Europa durante los próximos años representa una oportunidad única de creación de valor.

Mientras Estados Unidos y China apuestan por el dominio tecnológico, monetario y militar para conservar o ganar el liderazgo económico mundial, para Europa, competir en este frente estaba asociado a una fuerte probabilidad de fracaso.

La desglobalización abre las puertas a un camino alternativo: la construcción de un modelo de crecimiento sostenible y más local, que permita a sus empresas desarrollarse en la totalidad del amplio mercado europeo. Al afianzarse como líder mundial de la inversión sostenible y de la transición energética, Europa validará su modelo de crecimiento y continuará su integración.

*** Thomas Friedberger, director general adjunto de Tikehau Capital y codirector de inversiones y CEO de Tikehau IM. 

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