"Las masas de los Estados Unidos son más ágiles". (Carta de Marx a Engels).

Tras su continua depreciación, el euro está a punto de volver justo a su origen, es decir al nivel en el que nació en este gráfico en el inicio de este siglo: la paridad con el dólar. Después de haber alcanzado niveles de aproximadamente 1,60 dólares por euro antes de la crisis financiera de 2008, hoy está volviendo casi a empatar la cotización.

Según Allianz, en lo que va de año, el dólar ha subido casi un 8% frente a una cesta de seis divisas importantes (incluyendo el euro, el yen y la libra) y, en los últimos 12 meses, ha subido casi un 13%, acercándose a máximos no visto en los últimos 20 años.

Siempre he sido partidario de invertir en bolsa americana principalmente y además recomiendo hacerlo sin cubrir la divisa. ¿Por qué? Además de que nos ahorramos el coste de la cobertura, la moneda no es tan relevante cuando la bolsa sube, pero si cae drásticamente, el dólar es el refugio estrella, suavizando parcialmente las bajadas.

Tradicionalmente, el dólar se ha fortalecido en momentos en los que el crecimiento mundial se ha debilitado y la incertidumbre ha cobrado protagonismo en los mercados financieros y la economía. Así lo evidencia su correlación positiva con la volatilidad de los mercados de renta fija y variable. El riesgo de una posible recesión mundial en 2023-2024 también es favorable para el dólar.

En estos gráficos de Eeagli, podemos observar que, a principios del siglo pasado, la libra era la moneda líder mundial, aglutinando más del 60% de las reservas internacionales (mientras que el dólar representaba el 0%). Esta relevancia alcanzó su máximo tras la Segunda Guerra Mundial, superando el 80%:

Después el avance del dólar como divisa de referencia ha sido absolutamente imparable, alcanzando su máximo a comienzos del siglo actual, cuando superó el 70% de las reservas mundiales. Ese nivel se ha suavizado hasta hoy, pero sigue siendo el rey con un 60% aproximadamente:

En esta infografía de Visual Capitalist, podemos observar dicho desglose también, pero se añaden datos muy interesantes: el mercado de divisas es el mercado financiero más grande del mundo, con un volumen promedio diario de transacciones de casi 7 billones de dólares. Más del 70% de este volumen se genera a partir de los siete pares de divisas principales, todos los cuales involucran al dólar:

En este gráfico de la misma fuente, se ve que el poder adquisitivo del billete verde ha caído fuertemente en el último siglo debido a la inflación y a la oferta monetaria (M2), que en EEUU se ha disparado en las últimas dos décadas de 4,6 billones de dólares en 2000 a 19,5 billones en 2021.

Los efectos del aumento de la oferta monetaria se vieron amplificados por la crisis subprime de 2008 y, más recientemente, por la pandemia. De hecho, alrededor del 20% de dicha oferta monetaria se creó sólo en 2020. Y ya se sabe: de aquellos polvos, estos lodos.

La cruz de la fortaleza del dólar está siendo que la deseable bajada que se está produciendo en los precios de las materias primas (tan importante para frenar la inflación) no la estamos disfrutando en Europa (donde más la necesitamos, ya que aquí la inflación es sobre todo de oferta) porque la subida del dólar (moneda en la que cotizan) la neutraliza.

Como bien dice Allianz, cuando el dólar está fuerte, el resto de los países lo tienen más difícil para frenar la inflación, ya que sus responsables políticos deben defender sus divisas o arriesgarse a una inflación de “importación”.

Aunque el yuan chino está ganando aceptación en algunos círculos como un medio sólido de comercio internacional, a corto plazo el dólar seguirá al alza, pero a un ritmo más lento.

Más adelante en este 2022, podríamos observar el final de esta tendencia creciente. Sin embargo, si la economía global se debilita o entra en recesión, el dólar seguirá fuertemente respaldado.

Hoy cierro con esta curiosa frase de Johnny Depp: "Tiendo a ser bastante cínico en el sentido de que creo que el dinero es lo que hace al mundo girar, al menos, en Estados Unidos".