El PIB de Andalucía del primer trimestre de 2022 creció el 6,1% respecto al mismo trimestre del año pasado. Esto es 0,9 puntos por encima de la economía española en su conjunto. En ese primer trimestre, la economía bética estaba a 2,7 puntos de recuperar el nivel prepandemia, mientras España estaba a 3,4 puntos. Andalucía ha recuperado con más rapidez su economía en los últimos tres años y medio.

En materia de empleo la tasa interanual de crecimiento del PIB andaluz es del 7,2%. Más de 326.000 empleos creados en los dos últimos años. Uno de cada cuatro de los que se crean en España.

En estos años se han bajado el impuesto de Patrimonio, el IRPF en el tramo autonómico y Donaciones. A la vez, Andalucía ha tenido un equilibrio en las cuentas públicas (0,19% del PIB). Para lo cual no es un dato ajeno el que los salarios hayan aumentado más que en el resto de España, porque se pueden bajar los tipos impositivos y recaudar más si se amplía la base sobre la que se aplica, por aumento de los salarios y el número de asalariados. En especial, en periodos de inflación.

Pero estos datos no son concluyentes, porque Andalucía aún arrastra un desempleo del 19,4% (EPA, del primer trimestre de 2022) cuando en España es el 13,5%. En el paro de menores de 25 años, la cifra es el 36,1%. También en el primer trimestre Andalucía creció el 0,1%, mientras en España fue el 0,3%.

De manera que, como se dice, "los números convenientemente torturados dicen lo que se quiera". Entonces ¿cómo medir la influencia de la economía en las elecciones?

La economía es cuestión de expectativas. Los votantes tienen mucho más en cuenta el futuro que el pasado. Si hay optimismo, se anima la inversión, se crean empresas, se crea trabajo, se vota al Gobierno. Y lo contrario. Si hay pesimismo se vota a la oposición. ¿Qué pasa en Andalucía?

El informe LEO de la Universidad de Loyola en colaboración con la Confederación de Empresarios Andaluces (CEA) indica que para 2022 la previsión de crecimiento es del 3,5% (menor que la prevista por Europa para España).

¿Cómo calificar ese crecimiento? ¿Puede influir en los resultados de las elecciones?

Depende de lo que crea la mayoría de los ciudadanos sobre estos datos. ¿Piensan que son suficientes?

El efecto de la economía en la decisión electoral es un tema de sensaciones. Independientemente de los números y los informes, los votantes "huelen" lo que les interesa. Particularmente en materia económica. Porque al final, el bolsillo, aunque no es lo único que les importa, si es muy importante para el voto.

También puedo añadir mi particular olfato. Como profesor de una escuela de negocio tengo alumnos empresarios y directivos allí. La sensación es que ven el futuro con mejores perspectivas que en otros años.

En la medida que piensan así, su decisión será coherente con ello. Lo que no sé, es si esa sensación se puede ampliar a otras capas sociales.

Quizás las encuestas pueden orientar no solo sobre los resultados de las elecciones, también sobre lo que piensan ahora los electores. En ese sentido, parece que la sensación está clara. El PP ha concitado muchos votos con su política económica.

Otra cosa es lo que voten. Porque en la precampaña electoral hay tres tipos de votos: el consciente (que reflejan las encuestas); el inconsciente (que va apareciendo a lo largo de la campaña pero que está decidido); y el indeciso real (que es muy poco).

Luego, lo que ocurre es que el voto inconsciente va aflorando a lo largo de la campaña. No es verdad que haya un 30% de indecisos reales. En ese porcentaje hay mucho voto inconsciente, al que si se le pusiese la urna delante, sabría a quién votar.

Dicho de otra manera: el pescado económico está ya casi todo vendido a estas alturas. Queda una parte muy pequeña a decantar, pero que puede ser muy importante a la hora de poder formar las mayorías de gobierno.

Con esto, en el debate en TVE del 6 de junio, la economía era importante, pero lo hecho, hecho estaba y la sensación sobre la economía ya estaba vendida. Así que el debate no cambió nada.