Muchos recordaran cómo en el año 2006 Barcelona se convirtió en la capital mundial de las telecomunicaciones al acoger el Mobile World Congress (MWC). El estallido de la burbuja puntocom todavía estaba presente en la mente de quienes llevaban las riendas del sector, Apple aún no había lanzado el primer iPhone y Facebook no se podía utilizar en castellano.

Desde entonces y hasta que la pandemia de la Covid-19 obligó a cancelar un evento internacional que inexplicablemente se intentó boicotear desde algunos sectores de la política catalana, por la Fira de Barcelona han pasado los grandes directivos de las mayores tecnológicas y empresas de telecomunicaciones del mundo.

Año tras año, han ido eligiendo España para mostrar sus avances en innovación y las apuestas que nos han traído hasta esta época en la que nuestras vidas ya no se entienden sin la digitalización.

La elección de Barcelona como capital del MWC fue una gran oportunidad para posicionar a España en un sector clave en el momento justo, cuando las autopistas de la información estaban emprendiendo la revolución que nos ha traído hasta el 5G y nos dirige a la era de la Inteligencia Artificial.

Pese a que la decadencia política en Cataluña ha eclipsado el nacimiento en Barcelona de un hub digital con nuevas start ups al calor de la feria de móviles, la historia del MWC ejemplifica la importancia que suele tener en la historia -y en la vida- estar listo para subirse a un tren en el momento adecuado.

La decadencia política en Cataluña ha eclipsado el nacimiento en Barcelona de un hub digital

Algo que visto el éxito que ha supuesto acoger el MWC en los últimos 15 años (pandemia incluida), puede dar una idea de la oportunidad que representa para este país que un directivo español presida la GSMA. Una asociación que aglutina a 750 operadores de telefonía móvil y a más de 400 empresas del sector y que fue la promotora de la citada feria de telefonía. Más aún ahora que pesa sobre nosotros la amenaza de que el evento se traslade a otra ciudad del mundo.

Con José María Álvarez Pallete al frente de la GSMA, Barcelona contará con un gran aliado para acoger la feria más allá de 2024. Sin embargo, la elección del presidente de Telefónica como presidente de esta asociación que representa el 5% del PIB mundial puede suponer para España, como ocurrió en 2006, una gran oportunidad en un momento en el que Europa ha introducido la digitalización entre los pilares de las políticas que va a impulsar junto con la transición ecológica.

Pallete va a sustituir al presidente del grupo Orange, Stéphane Richard, al frente de la Asociación en un momento clave para la consolidación de un sector en Europa que lleva años penalizado en Bolsa y que tiene por delante acometer fuertes inversiones para hacer realidad la digitalización que se promete para los próximos años.

En ese nuevo mundo digital, la ética y la dimensión humana serán cruciales, como ya se ha puesto de manifiesto en ámbitos como la privacidad, el uso de los datos por parte de empresas privadas o la amenaza conductual del llamado capitalismo de la vigilancia que dibuja muy bien el documental de Netflix El dilema de las redes sociales. Son todos ellos, temas en los que Álvarez-Pallete ha puesto el foco desde hace tiempo como promotor de la Constitución digital.

Con Telefónica al frente de esta patronal, España tiene la oportunidad de impulsar esa Constitución, redoblar el trabajo para convertirse en el hub digital del sur de Europa que se dibujó con el MWC y atraer más inversión al calor de los fondos europeos para digitalización Álvarez Pallete llega a la GSMA en el momento justo para que España ocupe el lugar adecuado en la era digital que todavía está en ciernes.