Ante esta situación, el Ministerio de Industria ha decidido posponer la resolución final para intentar apurar las conversaciones con los grupos que se han presentado. Según ha podido confirmar este medio, la rigidez que marcan qué partidas pueden ser financiadas está siendo el principal problema para asignar los fondos Next Generation movilizados por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. 

Fuentes conocedoras de los contactos entre los grupos participantes y el Ministerio de Industria explican que, pese a que habría cierto avance respecto a las cifras de agosto, cuando sólo se adjudicaban 702 millones de euros, una parte importante de los 2.975 millones de euros proyectados no tendrían destino.

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Una cuestión que afectaría en mayor medida a los proyectos relacionados con las plantas de baterías. Así como las inversiones relacionadas con la electrificación de las plantas, la descarbonización de los procesos industriales o las inversiones de I+D encajarían con las condiciones fijadas desde Bruselas, las denominadas gigafactorías tendrían problemas para alinear sus necesidades con los requerimientos.

Las mismas fuentes señalan que la clave en este caso está en las inversiones capex. La puesta en marcha de las plantas o la construcción de las propias factorías forman parte de las inversiones más importantes. La compra de terrenos y su acondicionamiento exigen importantes inversiones.

No ser declaradas ayudas ilegales

Este tipo de inversiones no encuentran acomodo posible con las condiciones que marcan de qué manera pueden ser utilizados los fondos europeos. El peligro en este caso es que, en el futuro, estas adjudicaciones pudieran considerarse ayudas de Estado ilegales al incurrir en conflictos en materia de competencia.

Desde su anuncio, el PERTE del vehículo eléctrico y conectado apareció como una iniciativa muy ambiciosa, lo que provocó unas expectativas muy altas entre los potenciales participantes. Una vez estas ideas han ido teniendo que plasmarse en propuestas técnicas, los deseos han chocado con unas realidades mucho más limitantes.

Aunque las versiones sobre qué volumen de los 2.975 millones del PERTE quedarían sin asignar son contradictorias en estos momentos, incluso podrían variar, desde el sector se apunta a que los proyectos presentados que finalmente sí cumplirían con las condiciones para recibir fondos rondarían dos tercios de la inversión comprometida. Unas cantidades que no han sido ratificadas por ninguna fuente oficial.

Lo que sí ha podido confirmar este medio es que, desde que el pasado mes de agosto se anunciara la adjudicación provisional, las conversaciones entre los grupos participantes y el Ministerio de Industria han sido constantes. Tanto es así que a día de hoy continúan. 

Una nueva convocatoria

Durante las semanas de verano, estos contactos giraron en torno a la idea de encontrar alternativas para que las propuestas presentadas cuadraran dentro de las condiciones de los fondos. Esto fue claro en el caso de Ford, compañía cuyo proyecto sí podía haber recibido ayudas pero que, en este caso, fueron los tiempos en los que debería realizarse lo que no estaba alineado con el rígido calendario que Bruselas ha marcado a todos los Planes de Recuperación.

A medida que se fue asumiendo que existían problemas para repartir todos los fondos, las conversaciones se han centrado en buscar una manera en que puedan llegar a la industria. Y es que, que estos fondos no se asignen no quiere decir ni que se pierdan ni que se tengan que devolver a Europa.

Siempre que los proyectos entren dentro del calendario marcado por Bruselas para los Next Generation, existirá la posibilidad de movilizarlos. En este contexto, los últimos contactos entre el Ministerio de Industria y el sector de la automoción habrían puesto sobre la mesa la posibilidad de realizar una nueva convocatoria del PERTE con los fondos no repartidos. 

Algunas de las propuestas que se están estudiando señalan a una iniciativa muy centrada en la industria auxiliar. Las actuales condiciones del PERTE hacen que los grandes proyectos de electrificación de los principales grupos con presencia en España no vayan a tener problemas en conseguir ayudas europeas.

Segunda oportunidad para la auxiliar

El caso de la industria auxiliar es diferente. Las necesidades de algunas compañías tienen que ver con evolucionar su actual actividad rumbo al nuevo contexto eléctrico. En otros casos, actividades que hoy se realizan en España dejarán de tener sentido con los nuevos modelos.

En cambio, existen especialidades que actualmente se realizan lejos de nuestras fronteras. La posibilidad de ayudar a la industria auxiliar española a poner en marcha iniciativas en este sentido es vista con muy buenos ojos por el grueso del sector de la automoción. Cuantos más componentes de los nuevos vehículos eléctricos se manufacturen en España, menos dependencia habrá de terceros países y más protegidas estarán las factorías españolas de sufrir escaseces como actualmente pasa con los semiconductores. 

Así las cosas, la resolución final del PERTE del vehículo eléctrico y conectado parece estar lejos de cumplir las proyecciones con las que nació. De confirmarse los pronósticos más pesimistas, uno de los proyectos estrella del Plan de Recuperación sufriría un traspié cuyas consecuencias, tanto del lado de las empresas como de los representantes públicos involucrados, son difíciles de pronosticar. Los próximos días serán claves para entender cuánto de punto final o de punto y seguido hay en la resolución definitiva de este proyecto tan esperado.