Quizá Lardiés es el inversor a quien los mercados financieros más a prueba hayan puesto en los últimos años. Y siempre ha sabido reinventarse. La paciencia y el sentido común han sido sus aliados.

En su listado de servicios también aparecen firmas como Edmond de Rothschild, Alpha Plus o A&G Banca Privada. Nunca le han faltado pretendientes. En el boom de Banco Madrid llegó a gestionar más de 150 millones de euros con su fondo de renta variable ibérica. En Andbank son diez veces menos el patrimonio, pero su mente y estado vital es de una mayor madurez, lo que les otorga a los clientes del banco privado un grado extra de serenidad en tiempos de alta incertidumbre.

Sigma Investment House-Equity Spain es de los pocos fondos de acciones españolas que suben en este año de guerra, crisis energética, inflación y subidas de tipos. Lo hace un 5%. Pero lo hace con un reparto sectorial mucho más diversificado que otros productos de la competencia: utilities, consumo cíclico, financieras, industria, telecomunicaciones…

"Intento ser muy flexible y adaptarme a las circunstancias. Cada entorno tiene sus peculiaridades", recuerda en conversación con este periódico. Busca "compañías de calidad donde los ratios sean aceptables", y considera que "las valoraciones te ayudan si el negocio resiste". También lleva el fondo Sigma IH-Equity Europe.

Sin industria cíclica

Sus resultados quedan avalados si se tiene en cuenta que se incorporó a Andbank a finales de febrero de 2020, pocos días antes de que se desatara el virus de Covid-19. Todo ha sido navegar a contracorriente desde entonces. Pero se encamina hacia su tercer aniversario en la entidad con una rentabilidad anualizada del 4,4%, una de las más consistentes de entre los comparables.

Y todo dentro de un contexto en el que los inversores internacionales han abandonado el parqué español. Casi siempre a la zaga del resto de índices europeos, el atractivo del Ibex se hunde a niveles de 1999 al no poder recuperar la negociación previa a la pandemia.

[El lento (y quizá irreversible) declive de los fondos del Ibex]

"Llevo 20 años en bolsa española. Cuando yo entré, cogí la última parte de la burbuja, cuando volaban los bancos y las constructoras. Tuve la suerte de entrar en 2002 y aprovecharme de la parte más fácil de aquel ciclo. Pero llegó la gran crisis financiera mundial y luego fue una travesía por el desierto", echa la vista atrás. "Ahora estoy en una fase de madurez en la que buscas otro tipo de gestión. Ni todo era tan bueno en mi primera etapa ni tan negativo en los años más flojos", asevera Lardiés.

Hoy se muestra más cauteloso con los sectores cíclicos: "Estamos intentando evitar la parte más industrial del ciclo por la incertidumbre". Según explica, hace meses que no invierten en títulos como Acerinox o ArcelorMittal porque "lo mejor ha quedado atrás".

Su cartera es un compendio de grandes y pequeños valores. Hasta hace pocas semanas, Iberdrola era una de sus mayores posiciones, en la que ha ido recogiendo beneficios y reinvirtiendo parte de ese dinero en acciones como las del Santander. A estas rotaciones típicas entre grandes capitalizadas se suman pequeñas empresas que están en el fondo desde su fundación de forma estructural, caso de Realia, Metrovacesa, Iberpapel o Miquel y Costas. Una selección hecha a prueba de bombas, incendios y enfermedades.