Aunque los ETFs rehúyen el mercado español, donde solo cotizan cinco de Lyxor y BBVA con apenas volumen, lo cierto es que es un producto cada vez más aceptado por los inversores. Según Inverco, en enero había 56.000 millones de euros en ETFs internacionales comercializados entre clientes españoles.

Su popularidad se basa en su bajo precio. Pero la OCU advierte de que, bajo la leyenda de que los ETFs son muy baratos -generalmente las comisiones de gestión oscilan entre el 0,1% y el 0,9% anual frente al 0,2% y 2,4% de los fondos tradicionales-, se esconde el hecho de que el bróker suele cargar además costes en la compra, custodia y venta como si de una acción extranjera se tratara.

Porque, a fin de cuentas, un ETF es un fondo que cotiza como si fuera una acción ordinaria. “Pudiendo dispararse los costes totales, según sea el bróker con el que se opere, por encima de los de un fondo tradicional”, matiza la organización.

ETFs. Flickr.

Por este motivo, la OCU recomienda acudir al Xetra, la plataforma electrónica de negociación de la bolsa alemana con base en Fráncfort, o en su defecto a Ámsterdam o a Milán. Pero no dice nada de Londres, y menos de Madrid.

Por ejemplo, Global X ETFs, la última gestora de fondos cotizados en desembarcar en nuestro país y fundada por los españoles Bruno del Ama y José Carlos González en Wall Street, tiene sus ETFs cotizados en Deutsche Börse Xetra, LSE y Borsa Italiana, por lo que un inversor local es como si estuviera comprando una acción internacional al no estar cotizados en Madrid.

El bróker adecuado

Los ETFs allí cotizados suelen hacerlo con un volumen de negociación “aceptable”, lo que “minimiza las desviaciones entre el precio y el valor liquidativo del fondo”. Por otra parte, cotizan en euros, con lo que se evitan problemas y costes con el tipo de cambio. Y es que, según OCU Inversiones, este es “uno de los costes ocultos que más afean las operaciones”.

El tercer punto tiene que ver con el proveedor elegido para la compraventa. Las comisiones aplicadas por los brókeres en estas bolsas suelen ser “razonables, siempre que se elija el bróker adecuado”.

Para su análisis, OCU Inversiones ha analizado 57 tarifas de 21 intermediarios diferentes, preguntándoles cuánto costaría invertir en una cartera de cinco ETFs, manteniendo la inversión durante cinco años y procediendo a su venta al final de dicho plazo.

La principal conclusión es que la mejor tarifa ha resultado ser la de Degiro, con un coste total de 67 euros, seguida de GPM, con un precio de 70 euros, en ambos casos mediante la operativa online.

La OCU alerta de que la operativa por internet (770 euros de media) es más barata que la operativa con atención telefónica (969 euros), y esta a su vez menos gravosa que la operativa por oficina, que en promedio alcanza los 1.514 euros.

Otro consejo de OCU Inversiones es que, para reducir el impacto de los gastos fijos de la compra en el rendimiento del ETF, una buena medida es invertir, “al menos, unos 3.000 euros por ETF”. Esto es, 15.000 euros para la cartera propuesta.