Si los inversores aplicaran a sus carteras la famosa frase que san Ignacio de Loyola escribió sobre su fe, otro gallo cantaría. O por lo menos cantaría mejor. Evitarían la insana costumbre de salir en desbandada cuando ya se han producido fuertes caídas en las cotizaciones y justo antes de que, en muchos casos, se inicie la recuperación.

Este comportamiento ha vuelto a repetirse, por desgracia para muchos, durante los movimientos de los mercados en los últimos meses. Después de la fuerte sacudida bajista del final de 2018, multitud de inversores españoles han salido por piernas de los fondos de renta variable.

El primer trimestre de 2019 han salido cerca de 1.500 millones de euros en neto de fondos de renta variable, según los datos de Inverco, la asociación del sector que es casi la misma cantidad que ha acudido a refugiarse en las propuestas más conservadoras. De nuevo, saliendo abajo tras haber comprado arriba en muchos casos.

¿Pero qué hacer ahora? “Hay que ser muy disciplinado con el perfil de riesgo”, explicaban desde Abante en su último comentario mensual. “Por otro lado, hemos aprovechado la caída de la volatilidad para añadir protección a nuestras carteras”. ¿Cómo? “Ahora, aunque seguimos sobreponderados en renta variable, pensamos que es un buen momento para reducir un poco nuestra inversión, en marzo decidimos bajar nuestra exposición hasta el 55% para dejarnos munición por si asistimos a alguna corrección”.

También Rafael López de Novales, de Imantia, se decanta por la prudencia tras las subidas: “Ya en estos niveles, nos planteamos moderar el riesgo de las carteras sobre todo en renta variable europea. Es el momento de materializar ganancias”, explicaba en Finect. “Entramos en temporada de publicación de resultados y las cotizaciones tienen descontado un final feliz a todos los episodios abiertos, que provocaban tanto respeto, en apenas hace tres meses”, añade.

Conoce tu perfil inversor:

Como estos gestores, los asesores también recomiendan que los inversores aprovechen este tiempo de mayor tranquilidad para repasar a fondo el riesgo que tienen en cartera. Es decir, para revisar el perfil de riesgo y analizar si teníamos en renta variable el porcentaje de la cartera con el que realmente estamos cómodos. O, si por el contrario, el ímpetu de las subidas de los últimos años nos había llevado a asumir un mayor riesgo del que buscamos.

El mejor indicador para saberlo, cuánto te quitó el sueño la caída que sufrieron las bolsas en la recta final del pasado año. Para los que no lo tengan claro, también puede ser de ayuda esta herramienta interactiva para conocer mejor nuestro perfil inversor.

¿Pero hay que aumentar entonces el peso en bolsa? ¿Reducir? Eso es lo que debería marcarnos conocer mejor nuestro perfil y no adivinar lo que hará el mercado a largo plazo. Eso nadie lo sabe. Y el riesgo de intentarlo ya lo conocemos: acabar vendiendo en el peor momento, en plena tribulación en los mercados.