Mis finanzas

Los inmigrantes guardan más dinero debajo del colchón y piden más préstamos a sus amigos

La forma de gestionar las rentas familiares no es igual cuando vives en casa que cuando lo haces fuera de tu país. Un reciente estudio muestra las diferencias entre nativos e inmigrantes en España.

21 octubre, 2018 04:00

Una de las diferencias más sensibles entre cómo gestionan su patrimonio los nacidos en España y los que han llegado de otros países está en la tenencia de dinero en metálico. Mientras que solo un 37% de los nativos asegura disponer de reservas de efectivo, un 43% de los inmigrantes es asiduo a esta práctica. Hay más dinero debajo del colchón de estos últimos, según la última Encuesta de Competencias Financieras elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Esta divergencia se puede explicar por dos motivos que quedan también recogidos en el estudio. El primero de ellos es el menor uso por parte de la población inmigrante de vehículos de ahorro distintos de una cuenta corriente. Solo un 26% de ellos tienen contratado algún producto de este tipo en España, mientras que los nativos recurren a ellos en un 45% de los casos.

El segundo factor son las remesas, punto característico de las finanzas de aquel que se encuentra lejos de su país de origen. Un 16% de la población inmigrante en España recurre con asiduidad a esta práctica para facilitar la manutención de los familiares que permanecen en su lugar de origen o para hacer frente a gastos que siguen teniendo allí. Mientras tanto, solo un 1% de los nativos usa esta vía, fundamentalmente para sustentar a algún familiar migrado.

Las diferencias entre ambos grupos de población se estrechan cuando se habla de cuentas corrientes. Mientras que un 98% de los nacidos en España tienen contratado este producto, un muy cercano 92% de los nacidos en otras latitudes hacen lo propio. La tarjeta de crédito vuelve a aumentar la brecha, pues aquí la relación es de un 58% frente a un 40% en el caso de los inmigrantes, siempre según datos de la mencionada encuesta.

Esta radiografía de las finanzas de la población española deja también una diferencia significativa: a quién pedir un préstamo. Mientras que solo un 32% de los nativos recurre al crédito informal de amigos, familiares o empleadores, un 46% de los nacidos fuera sí acude a esta vía. Este fenómeno se sustenta en el hecho de que en un 10% de los casos han sufrido rechazo total o parcial a sus peticiones de crédito y en un 8% de las veces no han intentado siquiera el crédito formal convencidos de que su solicitud sería denegada. En el caso de la población nativa, estos dos porcentajes se reducen al 3%.

Sin embargo, el recurso a capital en préstamo es más abundante entre los inmigrantes, pues un 22% reconoce contar también con un préstamo formal frente al 20% de los nativos que señala esta circunstancia. Según la encuesta, los nacidos fuera posponen pagos o incurren en descubiertos en un 20% de los casos, mientras que los nacidos en territorio nacional afirman haber recurrido a estas prácticas solo en un 14%.

El Banco de España explica que ¿si bien los nacidos fuera de España son un grupo muy diverso, en su conjunto, son más jóvenes y viven en hogares con menor renta que los nacidos en España¿. En este sentido, si se toman solo datos de personas entre 18 y 45 años en hogares con rentas inferiores a 26.000 euros, algunas de las brechas se reducen considerablemente e incluso se dan la vuelta. Aunque también otras se amplían.

Así, por ejemplo el número de inmigrantes con estas características que asegura no tener cuenta corriente asciende al 12%, mientras que entre nativos el porcentaje se reduce al 6%. En cuanto a reservas de efectivo debajo del colchón, los nacidos en España que practican esta particular forma de ahorro se disparan al 63% de la población frente a un 43% de los migrantes que recurren a esta vía. El porcentaje de ellos que no solicita un préstamo formal por temor a ser rechazado se eleva al 12%.

En crédito informal, la diferencia se estrecha hasta un 47% de los nativos y un 50% de los inmigrantes, que resultan ser menos propensos a incurrir en descubiertos, con un 19% frente al 20% de sus comparables nacidos en territorio nacional.