Las exigencias de la banca tradicional a Bruselas ponen en jaque a la industria fintech

Las exigencias de la banca tradicional a Bruselas ponen en jaque a la industria fintech

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Las exigencias de la banca tradicional a Bruselas ponen en jaque a la industria fintech

Los bancos tradicionales denuncian que el rasgado de pantalla amenaza la seguridad de los usuarios y su privacidad financiera, mientras que desde las startups financieras se avisa de que su veto empeoraría notablemente la calidad de unos servicios cada vez más solicitados.

26 septiembre, 2017 10:48

La industria fintech se ha puesto en pie de guerra. Más de 70 firmas del sector han suscrito un manifiesto en el que piden a Bruselas que evite poner fin al sistema de rascado de pantalla en que se fundamenta su funcionamiento y que los bancos tradicionales quieren prohibir.

Entre las compañías firmantes del manifiesto presentado ante las autoridades comunitarias se cuentan nombres tan conocidos como Finect, Fintonic, la Asociación Española de Fintech e Insurtech, Brokalia, Aplazame y Web Financial Group. Denuncian que el fin de esta práctica que permite su conexión directa con las aplicaciones de banca móvil daría lugar a un control sobredimensionado de este mercado por parte de las entidades tradicionales a la par que una pérdida de competitividad para el resto de jugadores, que se verían obligadas a usar un sistema de conexión de menor efectividad.

Hasta ahora, el sistema de rasgado de pantalla -o screen scraping- permite que mediante la introducción una primera vez de datos sensibles como las contraseñas bancarias estas aplicaciones puedan acceder directamente a la de banca móvil en nombre del usuario-cliente y replicar tal cual la información almacenada en esta última. El objetivo de los bancos es que tengan que acceder a través de otros sistemas que no impliquen el uso de información personal y que requiera la aprobación específica del usuario-cliente en cada operación.

El debate sobre la regulación de las fintech está alcanzando su fase definitiva en el seno de la Comisión Europea y las partes implicadas redoblan advertencias, recomendaciones y presión para que triunfen sus dictados en el articulado final de la normativa. Mientras que desde la banca tradicional se apunta hacia la seguridad de los usuarios y su privacidad financiera, desde las startups financieras se avisa de que la decisión pone en peligro la continuidad de la primavera del sector frente a la irrupción de aplicaciones de otros mercados menos avanzados, pero también pujantes.