Un empleado coloca lingotes de oro en la bóveda del Banco Nacional de Kazajstán. Reuters
Este año, los mercados se han enfrentado a un fenómeno poco común. En 2025 han tenido lugar tres fiebres al mismo tiempo: la del oro, impulsada por las tensiones geopolíticas y una Fed dovish; la de las criptos, motivada por el FOMO y la pura especulación, y la principal, la de la inteligencia artificial, que se refleja en las inversiones multimillonarias en su desarrollo.
En lo que va de ejercicio, las mayores empresas estadounidenses han gastado más de 200.000 millones de dólares en el sector de la IA.
Entre lo más reciente, Nvidia y OpenAI firmaron un acuerdo estratégico por valor de 100.000 millones de dólares. Además, OpenAI, Oracle y SoftBank anunciaron la apertura de cinco nuevos centros de datos dedicados a la IA.
Las mayores empresas estadounidenses han gastado más de 200.000 millones de dólares en el sector de la IA
El resto del mundo tampoco se queda de brazos cruzados. En China, Alibaba anunció que destinará 53.000 millones a la IA y confirmó una asociación con Nvidia en el campo de la IA física.
Ahora sólo nos queda esperar que la geopolítica no se interponga y frustre esta colaboración justo cuando está a punto de despegar.
Es de subrayar que los inversores también ven grandes perspectivas en este campo y no dudan en castigar a quienes se quedan atrás en la carrera de la inteligencia artificial.
Así fue, por ejemplo, el caso de Apple, cuya reciente presentación decepcionó al no anunciar ninguna integración significativa de la tecnología en Siri.
¿Qué podría frenar el entusiasmo?
En el caso de la IA, el primer riesgo radica en el espectro de la estanflación, con una economía estancada mientras la inflación sigue aumentando. Esto significaría, por un lado, mayores costes para las empresas y, por otro, una caída de los ingresos debido a la menor capacidad de consumo de los hogares.
Por otro lado, según Bain & Company, para 2030, las empresas de IA necesitarán ingresos anuales de unos 2 billones para sostener la capacidad de cómputo que exige la demanda. Sin embargo, podrían quedarse cortas en unos 800.000 millones. La monetización avanza más lento que el aumento de los costes.
Las empresas de IA necesitarán ingresos anuales de unos 2 billones para sostener la capacidad de cómputo que exige la demanda
En cuanto a los tres activos en general, la política monetaria sigue siendo clave.
Aunque Donald Trump pareció suavizar el tono de la Reserva Federal hacia una política más moderada, el martes Jerome Powell, el presidente del banco central estadounidense, insinuó que los tipos podrían mantenerse sin cambios en octubre si los datos económicos lo justifican.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.