
Euríbor
La política arancelaria de Estados Unidos amenaza con desencadenar un efecto colateral de gran magnitud en los mercados de divisas, especialmente en Europa. El endurecimiento de las barreras comerciales bajo la administración Trump ha intensificado la presión sobre el dólar sobre las divisas europeas, incluida la libra esterlina. Esta tendencia, reflejada en una apreciación significativa de varias divisas europeas, amenaza con alterar los delicados equilibrios que los bancos centrales del continente han tratado de mantener en un entorno de inflación moderada y crecimiento frágil.
La reciente caída del dólar frente al franco suizo hasta niveles no vistos en casi una década subraya la magnitud de este desplazamiento. La divisa helvética, históricamente refugio en tiempos de incertidumbre, se ha fortalecido a medida que los inversores globales buscan seguridad ante la escalada de tensiones comerciales.
Paralelamente, el euro ha experimentado una apreciación constante, mientras que las coronas sueca y danesa también han mostrado movimientos de fortalecimiento frente al billete verde. Aunque la libra esterlina presenta una dinámica más compleja, su tendencia general también apunta a una recuperación frente al dólar, apoyada por factores externos más que internos.
Este fenómeno de apreciación de las divisas europeas plantea serios desafíos para la política monetaria de la región. En primer lugar, el Banco Central Europeo ve cómo la apreciación del euro podría complicar aún más el cumplimiento de su objetivo de inflación.
Un euro más fuerte reduce la competitividad de las exportaciones y presiona los precios a la baja, en un contexto en el que la inflación ya se sitúa en niveles bajos. El riesgo de que esta situación obligue al BCE a mantener una política monetaria más acomodaticia de lo deseado es cada vez más real, a pesar de los indicios de recuperación económica interna.
Un euro más fuerte reduce la competitividad de las exportaciones y presiona los precios a la baja, en un contexto en el que la inflación ya se sitúa en niveles bajos
El impacto es aún más agudo en las economías con divisas tradicionalmente más volátiles frente al dólar. El Banco Nacional Suizo enfrenta el dilema de intervenir en los mercados para frenar la apreciación del franco, arriesgándose a ser acusado nuevamente de manipulación de divisas por parte de Estados Unidos, o actuar a través de la política monetaria. Las señales de los mercados de deuda indican que la opción preferida será un nuevo recorte de tipos de interés, llevando la tasa de referencia suiza a cero o incluso a terreno negativo.
En Suecia, el Riksbank observa con inquietud el fortalecimiento de la corona. La recuperación de la moneda sueca, en un país altamente dependiente de sus exportaciones industriales, amenaza con desacelerar la incipiente normalización monetaria. La presión por mantener los tipos de interés en niveles bajos podría prolongarse, a pesar de que la inflación sueca se ha mantenido en un rango relativamente estable.
De manera similar, en Dinamarca, donde la política monetaria está intrínsecamente ligada a la estabilidad del tipo de cambio frente al euro, el fortalecimiento del dólar ha sido más limitado en su impacto, pero podría reforzar la necesidad de mantener tipos negativos para preservar la paridad cambiaria.
La dimensión política añade una capa adicional de complejidad. Durante la administración Trump, Suiza fue incluida en la lista de manipuladores de divisas por intervenir en favor de su moneda durante la pandemia de coronavirus. Aunque posteriormente fue retirada de esa lista, el recuerdo de esa clasificación sigue pesando sobre las decisiones actuales del BNS y de otros bancos centrales europeos. Existe consenso en que intervenciones discretas y justificadas por el intento de moderar movimientos excesivos serán vistas con mayor comprensión por parte de las autoridades estadounidenses, pero el margen de maniobra sigue siendo estrecho.
Los datos recientes de los mercados de divisas refuerzan esta tendencia. En los últimos seis meses, el dólar ha perdido terreno de manera sostenida frente al franco suizo, acercándose a mínimos históricos; el euro ha recuperado parte del terreno perdido en 2023; la corona sueca ha mostrado una revalorización constante, y la libra esterlina ha logrado avances significativos frente al dólar, aunque condicionada por su propia política monetaria y las perspectivas económicas británicas.
El dólar ha perdido terreno de manera sostenida frente al franco suizo, acercándose a mínimos históricos; el euro ha recuperado parte del terreno perdido en 2023
La guerra comercial, lejos de limitarse a su impacto directo sobre los flujos comerciales, está alterando de forma profunda los flujos financieros internacionales. Para Europa, la apreciación de sus divisas frente al dólar introduce una variable adicional en un contexto ya complejo de recuperación postinflacionaria.
Los bancos centrales europeos deberán calibrar con precisión sus políticas para evitar que un tipo de cambio excesivamente fuerte frene el crecimiento y reactive presiones deflacionistas. La tensión entre crecimiento económico, estabilidad de precios y estabilidad cambiaria se perfila como uno de los principales desafíos monetarios de los próximos meses.