Donald Trump, presidente de EEUU.

Donald Trump, presidente de EEUU. Europa Press / Yuri Gripas-Pool

Observatorio de la Energía

La factura energética del ‘America First’: así maniobran Iberdrola, Acciona y Repsol para esquivar el golpe de Trump

Las compañías energéticas españolas recalibran sus estrategias ante el nuevo escenario de incertidumbre.

Más información: Trump pone en su punto de mira dos proyectos de parques eólicos marinos de Iberdrola

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La tormenta política que ha desatado la administración liderada por Donald Trump ya ha cobrado las primeras facturas a los gigantes energéticos españoles.

No se trata de un golpe aislado, sino de un frente múltiple que alcanza a pesos pesados del Ibex 35 como Iberdrola, Acciona o Repsol, obligándolos a recalibrar sus planes en un escenario global cada vez más incierto.

La ofensiva es amplia. Por un lado, está la cruzada personal del presidente contra la eólica marina, una tecnología que hace apenas unos años se perfilaba como una de las grandes apuestas de futuro en el mercado estadounidense.

La última víctima de la animadversión de Donald Trump hacia esta tecnología es Iberdrola. El Gobierno estadounidense planea retirar la autorización para construir dos parques en Massachusetts. Proyectos cuya inversión podría rondar los 5.000 millones de euros.

A ello se suma la incertidumbre derivada de la guerra arancelaria y de las nuevas políticas fiscales en Estados Unidos. Donde antes había visibilidad y planificación a largo plazo, hoy impera el riesgo, los márgenes se estrechan y cada proyecto se convierte en una apuesta más compleja de gestionar.

No es de extrañar que Acciona anunciara en mayo la paralización de dos proyectos de almacenamiento en baterías y advirtiera en su última presentación de resultados que está revisando con lupa sus planes renovables en el país.

También Iberdrola ha paralizado recientemente otro proyecto solar en EEUU, tal y como publicó este medio.

Por último, el tercer golpe llega del sur. Desde Venezuela. Washington ha retirado licencias que permitían a petroleras extranjeras seguir operando en el país como parte de su presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.

Para compañías como Repsol, esto no es sólo un retraso operativo. Significa dejar millones de euros atrapados de una deuda pendiente de cobro en un limbo financiero.

¿Y qué están haciendo las empresas para sobreponerse a este entorno hostil? Cada una juega sus cartas.

Redes, la apuesta de Iberdrola

Aunque las energías renovables ocuparon durante años un lugar prioritario en la estrategia de Iberdrola, hoy apuesta el grueso de su crecimiento a las redes eléctricas. La compañía se decidió por este negocio como su caballo ganador incluso antes del regreso de Trump a la Casa Blanca.

En su último plan estratégico (2024-2026), Iberdrola destinó el 60% de sus inversiones -21.500 millones de euros- a las redes, y situó a Estados Unidos como mercado principal, con 12.600 millones de euros comprometidos, el 35 % del total.

La elección no es casual: mientras Iberdrola encuentra en el mercado norteamericano la seguridad y estabilidad retributiva a largo plazo que busca, Estados Unidos obtiene la modernización que su red eléctrica reclama con urgencia. Una relación de beneficio mutuo, donde la necesidad de uno coincide con la estrategia del otro.

Por eso, pese a la tormenta política que se cierne desde Washington, la eléctrica española ha dejado claro que seguirá apostando por las redes en el país.

Cabe recordar, además, que en marzo, Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, llegó a presentar al gabinete de Trump planes de inversión por 18.000 millones de euros para los próximos años, como muestra de su ambición en el territorio.

El mercado, no obstante, permanece expectante. Las intenciones concretas se conocerán en el Capital Markets Day del próximo 24 de septiembre, donde la compañía actualizará su hoja de ruta.

Repsol logra un respiro

Repsol navega en la tormenta en un momento complejo para el negocio global de las petroleras.

La compañía liderada por Josu Jon Imaz sigue inmersa en conversaciones con la administración Trump con el objetivo de recuperar su licencia en Venezuela, un país donde su exposición patrimonial alcanza los 330 millones de euros.

Mientras tanto, ha logrado un respiro en otro frente en el país: tras tres años de tensiones y disputas legales, ha conseguido desbloquear el suministro de gas natural licuado desde Estados Unidos.

Venture Global LNG, proveedor norteamericano de bajo coste, comenzó a despachar en abril los primeros cargamentos de un contrato a largo plazo firmado en 2022, valorado en 4.000 millones de euros, asegurando un flujo vital para las operaciones internacionales de Repsol.

Paralelamente, el grupo continúa fortaleciendo su presencia en mercados estratégicos. De hecho, en Estados Unidos, su negocio Upstream se beneficia directamente de las políticas del presidente Trump, que apuesta por proyectos en activos no convencionales y en aguas profundas.

En Brasil, Repsol mantiene su inversión en reservas significativas y operaciones integradas de refino y distribución, consolidando su posición en un mercado clave para su crecimiento.

En Libia, ha retomado proyectos de exploración y producción, buscando maximizar el valor de sus activos tras años de reestructuración.

Mientras tanto, en el Mar del Norte, Repsol ha dado un salto en su negocio Upstream mediante la fusión con NEO Energy, consolidándose como una de las principales compañías independientes de la región.

Acciona mira otros mercados

Más combativa se muestra la estrategia de Acciona, que ha decidido poner en pausa sus planes verdes en Estados Unidos mientras espera directrices más claras del Tesoro estadounidense sobre incentivos fiscales y la evolución de las negociaciones arancelarias.

Su presidente, José Manuel Entrecanales, dejó claro en la última presentación de resultados semestrales que “hay mercados con mejores condiciones, como Chile, República Dominicana o Australia”.

Australia se erige como una de las grandes apuestas del grupo. Presente en el país desde 2002, Acciona ha desplegado proyectos de gran escala en energía solar y eólica, combinando innovación tecnológica con sofisticadas infraestructuras de almacenamiento.

En Chile, donde ya opera aproximadamente 1.000 MW renovables, Acciona encuentra un mercado seguro para ampliar su huella, aprovechando la estabilidad regulatoria y el interés creciente por diversificar la matriz energética.

Mientras tanto, en República Dominicana, la necesidad urgente de reducir la dependencia de los combustibles fósiles convierte al país en un escenario estratégico.