
Fotomontaje de la bandera de Venezuela y una plataforma petrolífera.
El petróleo de Venezuela, en el aire: los negocios de Chevron y Repsol penden de que Trump aumente las sanciones
Chevron es el único productor estadounidense que queda en Venezuela y Repsol tiene el 40% de su negocio 'upstream' en el país de Donald Trump.
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La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos tendrá varios focos, entre ellos, la relación con Venezuela. Su objetivo es comenzar con dar por finalizada la licencia a la petrolera estadounidense Chevron y aumentar las sanciones. Eso tendría consecuencias también en los negocios de Repsol en el país de Nicolás Maduro.
El ahora ya secretario de Estado, Marco Rubio, ha dicho que Estados Unidos debería reconsiderar la exención de sanciones de Chevron Corp. que permite al gigante petrolero operar en Venezuela.
En su opinión, el Gobierno de Joe Biden "se dejó engañar" en las negociaciones con el presidente venezolano Nicolás Maduro, que lo alentaron a celebrar elecciones a cambio de otorgar licencias petroleras, dijo Rubio durante su audiencia de confirmación en el Senado el miércoles.
Las elecciones resultaron ser "completamente falsas" mientras Maduro "aprovechó la migración en nuestra contra para obtener esas concesiones", dijo. "Ahora tienen licencias que permiten que empresas como Chevron aporten miles de millones de dólares a las arcas del régimen y este no ha cumplido ninguna de las promesas que hizo", dijo Rubio. "Así que todo eso necesita ser reexplorado".
"La Administración estadounidense de Joe Biden intentó tener una postura menos exigente con Venezuela, pero en un contexto de altos precios del petróleo", señalan fuentes expertas del sector de oil&gas para EL ESPAÑOL-Invertia. El objetivo era aumentar la producción mundial para conseguir bajar los precios de la energía en los mercados.
"Y también aumentaron las importaciones de crudo iraní al relajarse las sanciones igualmente".
Existe un consenso general entre los principales asesores de Trump para volver a una estrategia de máxima presión contra Teherán, comenzando con un gran paquete de sanciones que afecte a los principales actores de la industria petrolera, que podría entrar en vigor en febrero.
Posición de Repsol
"Repsol se ha beneficiado de las decisiones de Biden al poder producir más crudo en el país latinoamericano estos años de atrás, pero si Trump decide endurecer las sanciones, no le quedará más remedio que acatar", continúan las fuentes consultadas por este diario.
"No le conviene enfrentarse a la política norteamericana, porque el 40% de su negocio upstream de petróleo está allí".
En Estados Unidos, Repsol cuenta con activos de upstream en Marcellus Shale en Pensilvania, Eagle Ford Shale en el sur de Texas, Golfo de México y North Slope en Alaska. Comenzó a producir electricidad en su primera planta solar en Estados Unidos en 2022 en Nuevo México y cuenta con más de 2 GW de capacidad de energía renovable instalada o en construcción en el país en la actualidad.
Además, también tiene negocios de 'downstream' en gas natural, crudo y comercialización y venta de productos.
"Veremos qué pasa y qué decisiones toma el nuevo presidente de EEUU, pero tendrá que valorar si quiere bajar o no los precios del petróleo en su país, si piensa en los consumidores finales. Porque con menos producto en el mercado, se va a encarecer, y no cumpliría su promesa de drill, baby, drill".
Ahora Donald Trump tendrá que lidiar, en última instancia, con la misma cuestión que la administración Biden: cómo evitar grandes perturbaciones en el suministro y los precios del mercado petrolero en un momento en que Washington ha impuesto amplias sanciones a tres de los principales productores del mundo.
Chevron en Venezuela
Chevron es el único productor de petróleo estadounidense que queda en Venezuela y producía alrededor de 180.000 bpd en la nación sudamericana a mediados de 2024. La administración Biden otorgó a Chevron un rango más amplio de producción y ventas de crudo a partir de 2022, pero el gigante petrolero ha dicho que no comprometerá capital adicional hasta que no tenga seguro cuál va a ser la decisión de Donald Trump.
Sus esfuerzos se centraron principalmente en reparar pozos e instalaciones y recuperar la deuda contraída por la petrolera estatal de Venezuela.
Chevron Corp. presentó declaraciones de impuestos por valor de más de 300 millones de euros al gobierno venezolano el año pasado, lo que plantea interrogantes sobre cuánto se está beneficiando el presidente Nicolás Maduro de la producción petrolera de la compañía estadounidense a pesar de las sanciones.
Sus empresas en Venezuela debían 8.100 millones de bolívares (poco más de 1.500 euros) al Seniat, la agencia tributaria de Venezuela, en marzo de 2024 bajo su nombre registrado en el país, Chevron Global Technology Services Company, según documentos revisados por Bloomberg News.
El régimen de Maduro
"Venezuela es un problema porque está mandando a sus criminales a Estados Unidos y genera preocupación de seguridad nacional. Maduro acabará yéndose en menos tiempo del que creemos", han dicho los asesores de Trump. "Algo que se conseguiría sin intervención militar estadounidense".
"No nos importaría lo más mínimo ver que (Nicolás) Maduro comparte vecindario con (Bachar al) Asad -expresidente de Siria- en Moscú", ha dicho Trump.
Su plan de sancionar a Venezuela tiene como objetivo forzar el fin a más de dos décadas de chavismo y eso apunta directamente a dar por finalizada la licencia a la petrolera Chevron.
"Si se da luz verde al propósito de Trump es posible que afecte a la cohesión del régimen, y si es así, a lo mejor se produce una salida de Nicolás Maduro al exilio, lo que sería muy beneficioso para la entrada de nueva inversión", añaden las mismas fuentes consultadas.
La nación sudamericana posee una de las mayores reservas de crudo del planeta, es decir, que es uno de los países con más petróleo en estado natural ubicado en yacimientos de los que, en teoría, es factible de extraer. "Pero falta dinero para extraerlo", concluyen, así que si se va Maduro, se consigue dos objetivos: aumentar la producción y cambiar el régimen político.