El dilema entre la España Vaciada y las renovables. Aunque las zonas rurales concentran el 86% de la potencia renovable instalada en España, la mayor parte de los hogares (un 59%) no identifica que estas instalaciones aporten beneficios a su entorno. Así lo revela el informe anual de Cide, presentado el miércoles en la tercera edición del Observatorio de Descarbonización Rural, realizado en colaboración con Deloitte.

Según señalan fuentes del sector renovable a EL ESPAÑOL-Invertia, la oposición de los grupos vecinales a las instalaciones libres de emisiones en las zonas rurales no ha disminuido en los últimos años, aunque sí existe una mayor concienciación entre las empresas.

"El mundo rural es la punta de lanza de la transición energética", afirmó este miércoles Sara Aagesen, secretaria de Estado de Energía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en la apertura del Observatorio. Bastante más de la mitad de los 2.300 proyectos ganadores de las ayudas de eficiencia energética y energías renovables se sitúan en medios rurales, según Aaegesen.

La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, en una imagen de archivo. Eduardo Parra Europa Press

"Prácticamente la totalidad de las convocatorias de concurrencia competitiva del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) han tenido en cuenta a la hora de valorar proyectos criterios de reto demográfico, transición justa e igualdad de género", aseguró la secretaria de Estado de Energía.

La relación entre el medio rural y la generación libre de emisiones en España siempre ha sido polémica. De acuerdo con los datos de Cide, se observa una divergencia notable entre la opinión individual y la percepción colectiva. Aunque el 26% de los encuestados manifestó un apoyo total a estas tecnologías, su percepción es que sólo el 11% de la comunidad comparte esta opinión.

En el caso contrario, los encuestados que mostraron una total disconformidad con las plantas renovables (el 15%) perciben que sólo un 11% de la comunidad está en su misma situación.

Los hogares rurales ven un papel importante de las tecnologías renovables en la lucha contra el cambio climático, pero tienen menor consideración sobre otros beneficios, como la generación de empleo en el municipio, el incremento de los ingresos municipales o su impacto en la despoblación del territorio.

Vehículo eléctrico

La dispersión de la población y las necesidades específicas de movilidad en la España Vaciada presentan desafíos para la electrificación del transporte. En el último año, la cantidad de vehículos eléctricos en las zonas rurales aumentó un 45%, pasando de 1,5 a 2,2 por cada 1.000 vehículos. 

Según las encuestas, las empresas rurales parecen haber mostrado una notable proactividad en la electromovilidad, con un 43% de las cooperativas encuestadas que dicen disponer de vehículo eléctrico en 2023.

Sin embargo, en los hogares rurales, el interés parece haber experimentado un
descenso en el último año, pasando del 12% al 11%, lo que sugiere indicar un acercamiento al punto de estancamiento.

El coste de adquisición de estos coches es el principal obstáculo a su despliegue y la falta de puntos de recarga públicos es el segundo. En este sentido, el análisis de Cide revela que sólo uno de cada diez encuestados está dispuesto a realizar una mayor inversión por un coche eléctrico que por uno convencional.

Autoconsumo

La normalización de los precios de la electricidad en 2023 ha impactado en el interés de los hogares rurales en instalar autoconsumo. Mientras en 2022 un 17% de los encuestados pretendían instalar placas solares en sus viviendas en un plazo de cinco años, en 2023 este porcentaje disminuyó al 14%.

El coste de adquisición sigue siendo la principal barrera tanto para empresas rurales, identificada por más de la mitad, como para hogares rurales, donde continúa siendo una preocupación para cerca de la mitad de los encuestados. Las Comunidades Energéticas pueden desempeñar un papel crucial, aunque el nivel de conocimiento y participación aún no alcanza el potencial esperado.