Imagen sobre el gasoducto Midcat.

Imagen sobre el gasoducto Midcat. Lina Smith.

Observatorio de la Energía

España y Francia trabajan contrarreloj para que el gasoducto Midcat asegure el suministro desde 2024

En dos años o dos y medio podría estar a pleno pulmón inyectando gas, pero la finalidad es que en 2030 se sustituya por hidrógeno. 

10 junio, 2022 03:32

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Cuando la necesidad aprieta, todo se acelera. Ahora que toda Europa mira al invierno, con una guerra en Ucrania que parece que no tiene fin y la decisión de Argelia de romper relaciones comerciales con España, se extiende el miedo a que falte el suministro de gas cuando más se necesite. 

Así que tiene sentido que España y Francia ya estén trabajando contrarreloj para que se aumente la capacidad de interconexión gasista a través de los Pirineos con el gasoducto 'nonato' Midcat. Según han asegurado fuentes del sector gasista a EL ESPAÑOL-Invertia, no solo tienen el apoyo de la Unión Europea, sino que además, si se agilizan los trámites administrativos, el gasoducto podría estar ya funcionando a pleno pulmón en dos años o dos años y medio. Es decir, a mediados - finales de 2024.

El Midcat es una infraestructura que se enterró y olvidó en el Pirineo catalán hace tres años y que pretendía cruzar los Pirineos Orientales hasta el Aude, en la región francesa de Occitania. Si se aumentan las interconexiones no solo significa que España pueda enviar gas a Europa cuando lo necesite, sino que se puede revertir la dirección y que sea Europa quien pueda enviar gas a España.

España, hub del gas

La UE importa el 40% del gas que consume desde Rusia y la Unión Europea quiere acabar con esa dependencia lo antes posible como represalia por la invasión de Ucrania. En las últimas semanas se han ido anunciado casi en dominó los cierres de suministro de gas de países europeos, comenzando por Bulgaria, Polonia, Finlandia después Holanda y Dinamarca y amenaza con extenderse a más países.

Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, se pronunció a favor de la ampliación de la interconexión entre Europa y España, ya que nuestro país dispone de un tercio de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado en la UE y cerca de un 25% de la de regasificación. Con estas infraestructuras, junto al desarrollo del Midcat, nuestro país podría desempeñar un papel clave en la seguridad de suministro de la UE.

Además, las reservas en nuestro país, a día de hoy, están muy por encima de la media europea, un 66%, y España está exportando a Francia más gas del que importa por gasoducto de Argelia a través de las dos interconexiones que hay actualmente con Francia, por Irún (Guipúzcoa) y Larrau (Navarra).

Si el máximo de capacidad de las interconexiones de España hacia Europa es de 7 bcm (miles de millones de metros cúbicos el año), con la llegada del MidCat, se aumentaría la capacidad en 9 bcm de gas, lo que supondría más que duplicar la capacidad. Y aunque es una cifra bastante lejana de los 190 bcm que aporta actualmente Rusia a Europa, bajaría el nivel de peligro o inseguridad que existe en estos momentos en todo el Viejo Continente. 

Midcat, un gasoducto no rentable

En 2019, los reguladores energéticos de Francia y España habían emitido un dictamen desfavorable sobre el proyecto de una interconexión de gas a través de los Pirineos, que se llamaba Step y que debía ser el preludio de un proyecto mayor denominado MidCat (Midi-Cataluña).

En el informe, la CNMC y la CRE (el regulador francés) consideraron que la propuesta de Enagás (operador de transporte de gas español) y Teréga (su homólogo francés) no estaba madura y resultaba onerosa para los consumidores, especialmente cuando Alemania se lanzó de cabeza a los brazos de Rusia a través del famoso corredor North Stream 2. Un gasoducto que duerme el sueño de los justos al coincidir su estreno casi con la ofensiva bélica rusa en Ucrania.

Además, el proyecto también fue criticado por ONG ambientalistas, que consideraban costoso e innecesario en ese momento.

Es evidente que hoy todo ha cambiado respecto a hace solo tres años. La dependencia de Europa del petróleo y del gas de Putin nos obliga a buscar soluciones alternativas. 

España ve, eso sí, también el objetivo a medio y largo plazo de integrar hidrógeno verde en el gasoducto Midcat que sustituirá al gas a partir de 2030. Entre el escenario geopolítico y la crisis energética que vive Europa, la elección definitivamente se ha vuelto mucho más necesaria que en 2018.