Xavier Martínez, GasLicuado.

Xavier Martínez, GasLicuado.

Energía

Xavier Martínez (GasLicuado): "Somos necesarios en el entorno rural para su descarbonización"

El Fondo para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), actualmente en trámite parlamentario, sería un duro golpe al desarrollo de este sector.

26 septiembre, 2021 02:59

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La Asociación GasLicuado, de la que forman parte operadores como Repsol, Disa y Primagas Energía, que representan prácticamente el 75% del mercado, retoma su actividad para dar a conocer los beneficios del gas licuado que lo convierten en el aliado perfecto para hacer frente a la transición ecológica, especialmente en los entornos rurales.

"Queremos poner en valor el papel y el rol del gas licuado, nuestro producto es clave y queremos ponerlo en perspectiva atendiendo a la neutralidad tecnológica", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Xavier Martínez, presidente de GasLicuado.

Los gases licuados, antes conocidos como GLP (gas licuado de petróleo), son una mezcla de gases provenientes del petróleo, que gracias a procesos físicos y químicos, se pueden descomponer y a temperatura y presión ambientales son gases fáciles de licuar, de ahí su nombre.

Un depósito de Primagas.

Un depósito de Primagas.

Butano, autogas y propano

Lo que se define como gases licuados fundamentalmente son tres productos. El primero es el butano, que no hace falta hacer mucha presentación. "¿Quién no ha consumido alguna vez una bombona de butano?", apunta Martínez. 

"Es un producto muy versátil que lo utilizan más de siete millones de hogares en España, que tiene mucha tradición, muy económico y que se puede encontrar incluso en las grandes ciudades para tener energía con gas y no tener que estar pagando una factura con términos fijos, por ejemplo".

Como sucede con otras energías, el segundo productor que compone los gases licuados es el autogas, el combustible alternativo principal al diésel y a la gasolina en el sector del transporte.

En España, circulan por nuestro territorio más de 120.000 vehículos alimentados con autogas y "algunas de sus grandes ventajas son su precio en comparación con otros productos, la facilidad de transformar los coches de gasolina, y la calificación 'eco' en la etiqueta para poder conducir por las ciudades".

"Y es que es fundamental la calidad del aire, es un tema clave para nosotros", añade el presidente de la patronal. "Los coches de autogas apenas emiten azufre, y las partículas que generan son de bajísimo óxido nitroso".

Además, su conversión desde vehículos de gasolina es muy sencilla. "Por un importe de entre 1.200 y 1.300 euros se puede hacer. Solo por precio de combustible merece la pena. El ahorro para el consumidor final está en el orden de un 40%", asegura.

Y el tercer producto y último es el propano, que se utiliza como gas allí donde no llega el gas natural, el que va canalizado. "Es el gas que se utiliza en los entornos sobre todo rurales. Y aquí es donde nosotros tenemos un vínculo muy cercano con el contexto actual en el que se vive y cómo necesitan consumir esta energía".

"Este producto se utiliza en la España rural en muchísimas actividades agrícolas, en industrias que están ubicadas fuera de la ciudad e, incluso, en municipios que lo necesitan para su calefacción".

Por tanto, Martínez reconoce que "en el sector del gas licuado siempre somos muy sensibles con el entorno rural porque entendemos que las personas que no están en las grandes ciudades tienen características diferentes, tienen necesidades diferentes, y son viviendas y negocios con características específicas".

"Y ahí es donde nosotros también aportamos una energía que es muy fácil de transportar y muy fácil de consumir. Es decir, en cualquier actividad tanto de uso doméstico para calefacción, para cocina, producción de agua caliente, como en el ámbito agrícola, para granjas, para secaderos, todo lo que sea la actividad industrial, hornos, cabinas de pintura, etc.".

También se utiliza propano en hoteles, restaurantes o campings, "las posibilidades de uso son prácticamente ilimitadas".

Una estación de servicio de Repsol con autogás.

Una estación de servicio de Repsol con autogás.

Bajas emisiones

La asociación GasLicuado reconoce que a pesar de todas sus cualidades, sus productos son muy poco conocidos. Tiene unas dinámicas de mercado totalmente diferentes al gas natural, pero por otro lado, lo hacen muy adecuado como sistema de transición hacia un modelo descarbonizado. "Es que es un producto muy bajo en emisiones de carbono, es decir, dentro de lo que serían los combustibles convencionales, es el que tiene las emisiones de CO2 más bajas", apunta Xavier Martínez.

Y precisamente por eso, por la importancia que supone reducir emisiones, los gases licuados pueden jugar un papel protagonista independiente del resto de productos. "El objetivo del PNIEC es que en 2030 el 40% del uso final de energía sea de origen renovable, y eso está muy bien. Pero, ¿qué sucede con el otro 60% que sigue siendo todavía la parte principal de consumo?", se pregunta.

"Ahí es donde creemos que el gas licuado es la mejor opción y tendría que ser mucho más promocionado, porque tiene unas emisiones entre un 15 y un 20% más bajas que el gasóleo, por ejemplo".

Repostaje de GLP en una gasolinera.

Repostaje de GLP en una gasolinera.

Fondo de Sostenibilidad

Para esta asociación, uno de los grandes problemas a los que se están enfrentando no es a los altos precios del gas internacional, porque su materia prima es el petróleo, sino a la posible aprobación del Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sector Eléctrico.

"Es un debate muy complejo, pero como asociación estamos abiertos a participar, a dar nuestra opinión y nuestras ideas, pero pensamos que la decisión que se ha tomado se ha hecho de una manera acelerada".

GasLicuado es parte afectada y de salir adelante el plant del Gobierno, Martínez asegura que "no nos beneficiaría".

Neutralidad tecnológica

Por eso, considera que el pilar fundamental de la transición energética debería estar en la neutralidad tecnológica. "Existe un modelo muy claro de electrificación basada en renovables. Pero se ha ido perdiendo el concepto de neutralidad tecnológica a lo largo de los últimos años y tendrá consecuencias todavía difíciles de cuantificar en nuestro sector, si finalmente se aprueba el FNSEE".

"El Estado parte de un sesgo tecnológico en el sentido de que quiere reducir el precio de la electricidad, pero hemos de pensar que trasladar estos costes hacia otros productos, como en este caso, los gases licuados, tendrían mucho impacto en los entornos rurales", añade el presidente de la asociación.

"Este fondo ha sido diseñado pensando en los entornos urbanos y estamos de acuerdo en que hay que empujar la transición energética, pero creemos que esa no es la manera".