Antonio Palma, consejero delegado del Grupo Mirabaud.

Antonio Palma, consejero delegado del Grupo Mirabaud.

Banca Juan Carlos encargó "una estructura" para ocultar su dinero en Suiza

Antonio Palma, el banquero que pidió a Mirabaud 'romper' con Juan Carlos I

El que fuera presidente de Mirabaud veía un riesgo reputacional en la cuenta de la Fundación Lucum. 

6 julio, 2020 05:29

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Antonio Palma, expresidente de Mirabaud, es uno de los nombres más conocidos entre la banca de inversión. No sólo por ser uno de los pocos españoles que ha logrado ‘colarse’ en el selecto club de liderar una entidad internacional; también por el alto nivel de exigencia que impone en los equipos que dirige, a los que somete a una presión máxima para alcanzar los objetivos fijados. 

Llegó a dirigir una de las firmas de banca privada más reputadas del mundo después de haber desarrollado en ella buena parte de su carrera. Aterrizó en 1993 y fue en 2010 cuando fue nombrado máximo ejecutivo de Mirabaud. Un puesto en el que estuvo casi una década, y desde el que lideró la expansión de la firma por distintos países. 

Aunque en multitud de ocasiones se le ha vinculado en el círculo de amistades del Rey Juan Carlos, parece que es más bien todo lo contrario. Así se desprende de la declaración del abogado suizo, Dante Canonica, ante el fiscal de Ginebra.

Estructura para el 'rey'

El letrado fue el responsable, como desvela este lunes EL ESPAÑOL, de crear (junto al gestor de fortunas, Arturo Fasana) una estructura que permitiera ocultar al monarca dinero procedente de Arabia Saudí. 

Una estructura que derivó en la creación en 2008 de una cuenta a nombre de la Fundación Lucum, de la que Fasana y Canonica eran los representantes. Pero, detrás de todo, el principal beneficiario era el rey Juan Carlos I.

Una situación que no parecía convencer a Antonio de Palma quien, como cuenta María Peral, les transmitió que “la cuenta presentaba un riesgo reputacional para el banco. Indicó que era preferible poner término a esta relación sin fijar una fecha límite”, tal y como se desprende de la declaración de Canonica. 

Fue el que fuera socio y presidente, por tanto, quien instó a Fasana y Canonica a cerrar una cuenta que fue clausurada en el año 2012, liberando así a Mirabaud de una ‘carga’ para una entidad fundada en 1819 y que cuenta con prestigio internacional. Y eso que, como el propio De Palma decía en una entrevista, la máxima de una banca privada debe ser “la confidencialidad”. 

De Vallecas

Pero, ¿quién es Antonio Palma? Un banquero hecho a sí mismo, hijo de padres españoles que emigraron a Suiza. De origen vallecano, estudió arquitectura, económicas y contabilidad. Antes de su llegada a Mirabaud, ocupó el puesto de jefe de logística del United Overseas Bank (UOB). 

Durante su mandato en Mirabaud, fue el principal impulsor de que el banco suizo llegara a España. Lo hizo mediante la compra de Venture Finanzas  que se completó en el año 2012. Desde ahí comenzó una expansión por el país que le ha llevado a tener oficinas en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Sin embargo, en el sector reconocen que no ha logrado tener la presencia y el prestigio del que sí goza a nivel internacional. 

La entrada en España era clave para De Palma. ¿El motivo? Consideraba que se abría así la puerta para dar el salto a Latinoamérica, en donde la entidad cuenta con presencia en países como Uruguay o Brasil. 

De nacionalidad hispano-suiza, De Palma logró que su hijo siguiera su carrera en la banca de inversión. De hecho, tras su salida el verano de 2019 de la entidad, su vástago Michael Palma fue nombrado director general y miembro del comité gestor. Un puesto que abandonó en febrero pasado por “motivos personales”. 

Michael Palma en una imagen de archivo.

Michael Palma en una imagen de archivo.

Su llegada a la cúpula del banco privado vino acompañada de la llegada de Nicolas Mirabaud, en lo que fue un intento por rejuvenecer la dirección de la entidad para ir adaptándola a los nuevos tiempos. El jóven Palma era también presidente del Ginebra, el equipo de fútbol de la ciudad y que también dejará a un lado.  

Los 700 empleados de Mirabaud en el mundo gestionan 34 mil millones de francos suizos en banca privada y fondos de gestión de activos.