Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, charla con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, tras el anuncio del acuerdo comercial entre ambas regiones a finales de julio.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, charla con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, tras el anuncio del acuerdo comercial entre ambas regiones a finales de julio. Evelyn Hockstein Reuters Turnberry, Scotland (Gran Bretaña)

Macroeconomía

La derrota arancelaria de la UE ante Trump llevará a la zona euro a una desaceleración económica en otoño

La situación de China tampoco ayuda a las economías europeas más dependientes, aunque España de momento se escapa de estas circunstancias.

Más información: Lagarde (BCE) anticipa una desaceleración de la eurozona y advierte de la persistente incertidumbre arancelaria

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La economía de la zona euro parece encaminarse a una desaceleración económica en otoño. El tercer trimestre del año irá peor que la primera mitad, que tampoco ha sido muy boyante.

La derrota de la Unión Europea frente a Estados Unidos en la negociación de los aranceles y la mala situación de China son el caldo de cultivo perfecto para un frenazo que podría afectar también a España.

Ya lo anticipó hace unos días Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), durante su participación en un foro en Ginebra (Suiza).

"Se espera que el crecimiento se desacelere en el tercer trimestre a medida que esta anticipación se vaya diluyendo", dijo en referencia a las medidas que los países han puesto en marcha en previsión del golpe arancelario que podría asestar la Administración Trump.

La subida de los aranceles es, precisamente, el golpe de gracia que recibirá la economía de la zona euro. Y es que, con la intención de evitar una guerra, la Unión Europea claudicó hace algunas semanas ante Donald Trump, permitiendo a Estados Unidos imponer un arancel del 15% a los productos europeos, a lo que se suma el compromiso del Gobierno comunitario de que la región aumentará las compras de energía al país norteamericano.

Una medida que impactará en la economía de la zona euro y con fuerza. Lo cierto es que el pacto con Trump va a ser la puntilla, aunque hasta ahora la actividad no estaba viviendo sus mejores momentos afectada por la incertidumbre arancelaria. En el primer trimestre, el avance de la economía fue del 0,6%, mientras que la del segundo se ralentizó hasta crecer sólo un 0,1%.

"La guerra arancelaria -o la victoria arancelaria de Trump, más bien-, es algo que va a penalizar. Se va a notar más el impacto negativo en la segunda parte del año", explica a este periódico Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas.

A ello se añade la situación del gigante asiático. "El mercado chino está muy estancado, es muy difícil para las empresas europeas exportar a China", apunta este experto.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, llega a la Casa Blanca en el marco de las negociaciones de Estados Unidos con Ucrania para el fin de la guerra a mediados de agosto.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, llega a la Casa Blanca en el marco de las negociaciones de Estados Unidos con Ucrania para el fin de la guerra a mediados de agosto. Nathan Howard Reuters Washington (Estados Unidos)

Y es que "las importaciones de productos chinos que entran en Europa se han disparado y seguramente van a seguir haciéndolo porque las empresas chinas, con un mercado interno muy débil, lo que intentan hacer es recuperar la cuota de mercado de Estados Unidos en Europa y eso eleva las importaciones".

Con todo, los dirigentes europeos consideran que es un acuerdo positivo. Un ejemplo es Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), que afirmaba hace unos días que el acuerdo arancelario de la UE con Estados Unidos es "el mejor posible", dado que "se ha evitado la recesión en Europa".

Llamada de atención

Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) no incorporan el impacto del arancel del 15% que Estados Unidos y la Unión Europea pactaron para evitar una guerra arancelaria y el coste del aumento de las compras de energía por parte de los 27 al gigante norteamericano.

Pese a todo, el crecimiento que pronostica el organismo presidido por Kristalina Georguieva para la zona euro es de un 1% para todo 2025, prácticamente el mismo que el año pasado. 

Así las cosas, las palabras de Lagarde no dejan de ser una llamada de atención a los dirigentes europeos para que se pongan las pilas a la hora de frenar esta desaceleración, porque hay cosas que están en su mano. Pero, ¿qué deberían hacer?

"Se puede hacer algo, pero no se está haciendo. Una política presupuestaria distinta. Ha habido muchos informes, los de Draghi y Letta son los más destacados, que abogan por un giro en la política económica europea", explica Torres.

En su opinión, también puede ayudar que se saquen adelante los proyectos paneuropeos en el ámbito de la defensa y que Alemania avance en su programa de inversión de hasta 631.000 millones de euros en tres años junto a las grandes empresas del país.

Mejorar la integración europea también es una vía para avanzar económicamente. "Que haya un mercado único, que se ha ido poco a poco desgarrando. Los intercambios entre países europeos siguen evolucionando a un ritmo muy lento. El mercado único requiere de un impulso que de momento no se da", expone Torres.

Pero también el propio BCE puede hacer su parte para evitar que la economía de la zona euro entre en riesgo de desaceleración. Concretamente, a través de un mayor recorte del precio del dinero que incentive la inversión y el consumo.

"No hay que volver a los tipos de interés negativos. Puede satisfacerse con una bajada de un cuarto de punto. Se puede hacer algo, extraer algo, que puede ser poco, de la política monetaria", añade el experto de Funcas.

Por el momento, el escenario de desaceleración es evitable, pues hay elementos que tiran de la economía de la eurozona. Uno de ellos es la evolución del empleo en los últimos años.

Según ha explicado recientemente la presidenta del BCE, mientras que la ley de Okun sugiere que el empleo suele crecer más o menos la mitad que el PIB real, lo cierto es que los últimos datos sugieren que desde finales de 2021 hasta mediados de 2025 el empleo acumulado creció un 4,1%, mientras que el PIB lo hizo un 4,3%.

"Ello implica una elasticidad cercana a dos veces más alta que la relación de la ley de Okun sugiere", valoró la banquera central hace unos días durante su discurso en Jackson Hole.

Pero hay que tener en cuenta que, como ella misma explicó, "en todos los escenarios plausibles, incluso aquellos que suponen una alta migración, la población en edad laboral de la eurozona seguirá disminuyendo", por lo que "la migración podría, en principio, desempeñar un papel crucial para aliviar las limitaciones de la oferta laboral en determinadas regiones".

Cautela en España

Por el momento, la economía española está destacando por ser la que mejor comportamiento está experimentando en Europa. En el segundo trimestre del año, el PIB del país creció un 2,8% interanual en comparación con las mismas fechas del año pasado.

Y no sólo eso, sino que las previsiones del FMI indican que este año la economía española avanzará un 2,5%. Sin embargo, podría verse contagiada por la ralentización de la economía española, como reflexiona Torres.

"Sí, esto puede afectar", a pesar de que España tiene "un ciclo interno de crecimiento que tiene que ver con el consumo de los hogares, que se cimenta en la creación de empleo, y una cierta recuperación de los salarios en los últimos dos años", a lo que "se añade el repunte de la construcción de vivienda".

"Todo esto conforma un contexto agradable para que la demanda interna siga tirando de la economía, pero la parte externa puede frenar ese crecimiento", advierte este experto.

Al mismo tiempo, las economías europeas más afectadas serían la de Alemania -"Dependía de la energía barata importada de Rusia y de externalización de todo tipo de procesos a China"- y las que dependan de ella, como las del centro de Europa, como República Checa, Austria y algunos países del Este. Pero también Italia y países que están más vinculados a Estados Unidos, como Irlanda.

Por no hablar de Francia, que está inmerso en una crisis política que está llevando a las bolsas a caer con fuerza y a la prima de riesgo a dispararse. La diferencia de esta con la de España, de hecho, está en máximos.

España, sin embargo, está en una cierta situación de "privilegio" en estos momentos, dado que su exposición a Estados Unidos no es tan elevada como la de otros países y, además, no depende en gran medida de China.