La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde BCE

Macroeconomía

El BCE prevé que la eurozona recaiga en recesión y la inflación se dispare si hay un corte total del gas ruso

Lagarde asegura que no tolerará que las primas de riesgo se descontrolen pese al fin de la compra de deuda

9 junio, 2022 16:44
Bruselas

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El impacto de la guerra en Ucrania multiplica sus réplicas sobre la economía de la eurozona. El Banco Central Europeo (BCE) ha empeorado sustancialmente sus previsiones de crecimiento para 2022 y 2023 y ha revisado al alza las cifras de inflación. Pese a ello, su escenario central es que la recuperación prosiga este año.

No obstante, un corte total del gas procedente de Rusia (que ahora mismo no se contempla) provocaría una recaída inmediata en la recesión, acompañada de una inflación récord del 8%, avisa la institución dirigida por Christine Lagarde.

En concreto, el BCE prevé que la eurozona registre un crecimiento del 2,8% este año (9 décimas menos de lo que había calculado en marzo), que se reducirá hasta el 2,1% tanto en 2023 como en 2024. Lagarde explica este empeoramiento por los altos precios de la energía, el deterioro del comercio, el aumento de la incertidumbre y el impacto de la inflación en la renta disponible.

Además, la guerra en Ucrania y las nuevas restricciones pandémicas en China han vuelto a empeorar los problemas de suministro globales. Al mismo tiempo, la presidenta del BCE subraya que hay factores que sostienen la actividad económica y que se fortalecerán en los próximos meses. En particular, la reapertura del sector turístico y la resiliencia del mercado laboral. Además, los ahorros acumulados durante la pandemia y las ayudas públicas actúan como amortiguador.

En cuanto a la inflación, el BCE la sitúa de media este año en el 6,8%, frente al 5,1% que había calculado en marzo. El nivel de precios bajará al 3,5% en 2023 y al 2,1% en 2024, todavía ligeramente por encima del objetivo del 2%. La elevada inflación se explica sobre todo por el aumento de la energía y los alimentos, pero empieza a contagiarse a todos los sectores. También el crecimiento de los salarios ha empezado a recuperarse.

Aparte de estas previsiones que reflejan la evolución más probable, el BCE ha publicado también un escenario más pesimista. Una proyección alternativa que asume un agravamiento y prolongación de la guerra en Ucrania, sumada a un corte completo de las exportaciones energéticas de Rusia a partir del tercer trimestre de 2022, lo que obligaría a racionar el suministro de gas. 

En este escenario de catástrofe, la eurozona todavía registraría un crecimiento positivo del 1,3% en el conjunto de 2022 debido al fuerte efecto arrastre del año anterior. Sin embargo, la economía recaería en recesión a partir del segundo semestre del año y sufriría una contracción del 1,7% en 2023, hasta experimentar un efecto rebote del 3% en 2024.

En cuanto a los precios, el nuevo repunte de la energía por el corte del gas ruso y el alza de los alimentos alargarían todavía más el periodo de inflación elevada, con una tasa media del 8% este año y del 6,4% en 2023.

Para tratar de poner coto al descontrol de precios, el BCE ha decidido este jueves acelerar la normalización de su política monetaria tras la pandemia. La compra de deuda pública de España y del resto de países de la eurozona concluirá el 1 de julio, mientras que los tipos de interés subirán en 0,25 puntos también el mes que viene, con otro aumento adicional en septiembre que podría llegar a medio punto.

El escenario central y el escenario pesimista de las previsiones del BCE

El escenario central y el escenario pesimista de las previsiones del BCE

Un anuncio que ha provocado tensiones en los mercados de deuda pública, ya que los países muy endeudados, como España, Italia o Grecia, se quedan sin la cobertura del BCE, cuya intervención permitió mantener bajo control sus costes de financiación durante toda la crisis de la Covid-19.

En su rueda de prensa de este jueves, Lagarde ha reiterado que no tolerará que las primas de riesgo de los países periféricos se disparen pese al fin de la compra de deuda. Sin embargo, no ha dado ningún detalle del nuevo instrumento anticrisis que activará el BCE para evitar este problema.

"No toleraremos ninguna fragmentación que dificulte la correcta transmisión de la política monetaria en toda la eurozona", ha dicho la presidenta. La primera línea de defensa será la reinversión de la deuda adquirida en el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) que llegue a vencimiento. Una reinversión que continuará al menos hasta el final de 2024.

Pero además, Lagarde no descarta crear ese nuevo instrumento anticrisis. "Hemos demostrado en el pasado y demostraremos en el futuro que podemos diseñar el instrumento apropiado para que este riesgo no se materialice", ha asegurado.