La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, atiende a la prensa durante el Eurogrupo de este viernes

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, atiende a la prensa durante el Eurogrupo de este viernes Presidencia eslovena

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Los países nórdicos rechazan relajar las reglas de déficit y deuda como pide Calviño

Los frugales y los sureños vuelven a la guerra por el Pacto de Estabilidad tras la tregua de la Covid-19.

10 septiembre, 2021 11:55
Bruselas

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Tras la tregua forzada por la crisis sin precedentes de la Covid-19, con el inicio de la recuperación económica vuelven las hostilidades entre los países del Norte y del Sur de la Unión Europea a cuenta de la reforma del Pacto de Estabilidad. Mientras que España, Francia, Italia o Portugal -que lideran el ranking de endeudamiento- piden relajar las reglas de déficit y deuda para impulsar la inversión y no asfixiar la economía a base de austeridad; Austria, Países Bajos, Suecia o Dinamarca reclaman volver cuanto antes a los ajustes.

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento -que fija la obligación de reducir el déficit por debajo del 3% y la deuda pública por debajo del 60%- se suspendió en marzo de 2020 tras el estallido de la pandemia. En un gesto sin precedentes, Bruselas dio vía libre a todos los Gobiernos para disparar el gasto público con el fin de amortiguar el impacto económico de la Covid.

La suspensión seguirá en vigor en 2022, pero el Pacto volverá a aplicarse en 2023 en un entorno muy diferente: con niveles de deuda disparados en muchos Estados miembros. De ahí que España e Italia, los principales afectados por la pandemia, quieran reformar las reglas antes de que vuelvan a aplicarse, mientras que los nórdicos insisten en regresar a la normalidad cuanto antes

El primer choque de la era pospandemia se ha vivido este viernes en la reunión informal del Eurogrupo celebrada en Eslovenia, que ocupa la presidencia de turno de la Unión. Allí, un grupo de 8 países -entre los que están los autodenominados frugales pero también la Nueva Liga Hanseática (en referencia a la alianza medieval de ciudades comerciantes nórdicas)- ha presentado un documento conjunto para plantar cara a las pretensiones del sur de relajar las reglas.

Reducir la deuda

"Unas finanzas públicas sólidas son un pilar central de la pertenencia a la UE y la base de la unión económica y monetaria. Por eso, la sostenibilidad fiscal combinada con reformas que impulsen el crecimiento económico deben continuar formando la base del marco común de política económica y presupuestaria de la UE", señala el documento. "La reducción de los ratios de deuda excesiva debe seguir siendo un objetivo común", prosigue.

Esta posición común es una iniciativa de Austria y cuenta además con el respaldo de Holanda, Dinamarca, Suecia, República Checa, Finlandia, Letonia y Eslovaquia. Estos países se declaran dispuestos a "mejorar" el Pacto de Estabilidad, en particular con una mayor simplificación y transparencia. "Pero siempre que las nuevas propuestas no pongan en riesgo la sostenibilidad fiscal de los Estados miembros, la eurozona o la Unión en su conjunto", apuntan.

Además, los países nórdicos no tienen prisa. La reforma del Pacto de Estabilidad no debe concluirse necesariamente antes de que vuelva a aplicarse en 2023. "La calidad es más importante que la velocidad", concluye el documento.

"No es ningún secreto que hay posiciones muy diferentes sobre cómo tenemos que abordar esta revisión de las reglas fiscales", ha admitido la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante el Eurogrupo de Eslovenia. En contra de lo que defienden los frugales, España considera que "tenemos que abordar esta reforma antes de que salgamos de esta situación excepcional provocada por la respuesta a la pandemia".

Calviño ha apostado por una "simplificación de las normas" y también "adecuarlas a la realidad que estamos viviendo y en particular a las necesidades de inversión derivadas de la recuperación, una recuperación que queremos que sea digital y verde". El Gobierno de Pedro Sánchez estaría a favor de introducir en el Pacto de Estabilidad una regla de oro que permita excluir las inversiones en lucha contra el cambio climático del cálculo del déficit. 

"El vector verde rompe completamente la dinámica norte-sur porque es un vector transversal, tanto España como Alemania tendrán necesidades de inversión grandes", explican fuentes del ministerio de Economía. Sin embargo, los nórdicos replican que de lo que se trata es de priorizar estas inversiones en los presupuestos nacionales en detrimento de otras y no de cambiar las reglas. 

Matar el crecimiento

"Tenemos que volver a unas finanzas públicas sólidas, pero tiene que ser una vuelta progresiva. No debemos matar el crecimiento", ha dicho el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, que está aliado con las tesis de Calviño. "En crisis previas, la inversión púbica fue una de las variables más afectadas, muchos países recortaron la inversión. Esta vez debemos asegurarnos de que, a medida que avanzamos a tiempos más normales, no recortemos la inversión pública sino que dejemos espacio a la inversión pública", sostiene su homólogo portugués, Joao Leao.

Incluso la propia Comisión de Ursula von der Leyen está dividido. Mientras que el vicepresidente económico, el conservador Valdis Dombrovskis, pone el énfasis en la sostenibilidad fiscal; el comisario de Asuntos Económicos, el socialista Paolo Gentiloni, apoya la reivindicación de los países sureños de facilitar la inversión. 

"Claramente, necesitaremos sendas de reducción de la deuda realistas para todos los Estados miembros. Tendremos que encontrar un equilibrio entre la necesidad de sostenibilidad fiscal y la necesidad de apoyar la recuperación económica", ha dicho Dombrovskis en Eslovenia.  

"Si somos serios con la transición climática, tenemos que evitar lo que ocurrió con la anterior crisis, cuando la inversión pública fue cayendo hasta cero. Esto no puede ocurrir en los próximos años", resalta Gentiloni. El debate sobre la reforma del Pacto de Estabilidad se reabrirá formalmente en otoño, con la reanudación por parte del Ejecutivo comunitario de las consultas que se interrumpieron por la pandemia. Pero con una brecha tan profunda entre Norte y Sur, nadie se atreve a apostar si durará meses o años. Ni siquiera si al final habrá acuerdo.