Nadia Calviño conversa con el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, durante un Eurogrupo

Nadia Calviño conversa con el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, durante un Eurogrupo UE

Macroeconomía

Escepticismo en Bruselas ante las intenciones de Sánchez y Calviño de renegociar el déficit

Le reclama que presente cuanto antes los Presupuestos para 2020 con un ajuste de casi 8.000 millones de euros.

16 enero, 2020 04:16
Bruselas

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No se le puede pedir al profesor que te suba la nota antes de haber hecho el examen: el orden debe ser necesariamente el contrario. Bruselas acoge con frialdad la petición del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de suavizar el objetivo de déficit con el fin de tener más margen de maniobra para dar cabida en los Presupuestos de 2020 al fuerte aumento del gasto público prometido a Podemos.

La Comisión Europea responde que es demasiado pronto para hablar de flexibilidades: el nuevo Gobierno de coalición debe presentar de forma urgente unas nuevas cuentas que incluyan para este año un ajuste de casi 8.000 millones de euros, tal y como le ha reclamado el Ecofin.

En su rueda de prensa del martes al término del primer Consejo de Ministros, Sánchez anunció que tiene intención de renegociar con el Ejecutivo comunitario una nueva senda de reducción del déficit público con el argumento de que "las circunstancias económicas han cambiado de unos meses a esta parte".

Será complicado

La recién estrenada vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no lo va a tener nada fácil para convencer a sus socios europeos de que sean indulgentes pese a su profundo conocimiento de la maquinaria comunitaria (trabajó en la Comisión casi 12 años) y de la buena imagen de la que goza en Bruselas, según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. 

Tanto el Ejecutivo comunitario como el Banco Central Europeo han venido alertando los últimos meses de que España carece de margen de maniobra presupuestario. Nuestro país tiene uno de los déficits más abultados de la eurozona y su deuda roza el 100% del PIB, lo que aumenta el riesgo de que vuelva a dispararse la presión de los mercados, como ocurrió en 2012 cuando el Gobierno de Rajoy tuvo que pedir el rescate bancario.

Nuestro país no ha aprovechado el periodo de bonanza económica para poner sus finanzas públicas en orden, según denunció en noviembre el vicepresidente Económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis.

La primera oportunidad que tiene Calviño de defender su petición de más flexibilidad en el déficit será durante la próxima reunión de ministros de Economía de la eurozona el lunes 20 de enero en Bruselas. Allí mantendrá encuentros bilaterales tanto con Dombrovskis como con el nuevo comisario de Asuntos Económicos, el socialista italiano Paolo Gentiloni. Además, ha sido invitada a presentar las prioridades del nuevo Gobierno en materia de política económica. 

Primero el presupuesto

Es una tradición en el Eurogrupo que, cada vez que se estrena un Gobierno, el ministro de Finanzas informe al resto de colegas sobre sus planes. Además de Calviño, el lunes lo harán también sus homólogos de Austria y Finlandia.

Sin embargo, no se espera que en la reunión se discuta la petición española ni que salga ningún resultado. "El orden correcto de las cosas es que el Gobierno presente un plan presupuestario, que la Comisión elabore un dictamen y que después el Consejo (el órgano donde están representados los Gobiernos) lo discuta. No al revés", ha explicado a este periódico un alto funcionario del Eurogrupo.

También en el Ejecutivo comunitario reclaman al Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos que les remita cuanto antes el borrador de cuentas públicas para 2020. Antes de eso no habrá ninguna decisión sobre la flexibilidad que pide Sánchez.

"Esperamos que las autoridades españolas presenten el plan presupuestario antes de iniciar la evaluación requerida para preparar nuestra opinión", asegura a EL ESPAÑOL un portavoz de la Comisión.

Las cuentas

El "punto de partida" de los Presupuestos para el año que viene deben ser las recomendaciones de política presupuestaria que la UE dirigió a España el pasado julio. En ellas se exige un ajuste estructural -es decir, no basado en medidas puntuales ni en el crecimiento sino permanente- equivalente al 0,65% del PIB (casi 8.000 millones). Este ajuste puede hacerse tanto aumentado los impuestos como reduciendo el gasto público. Bruselas sobre eso no se pronuncia.

"Esperamos que el plan presupuestario respete las disposiciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, en particular las recomendaciones en materia fiscal aprobadas por el Ecofin", insiste el portavoz. 

¿Significa todo esto que el Ejecutivo comunitario tumbará las cuentas del PSOE y Podemos? Es muy poco probable. Eso sólo ha ocurrido una vez, en 2018, con los Presupuestos del anterior Gobierno populista italiano de La Liga de Matteo Salvini y el Movimiento 5 Estrellas, que presumía de saltarse el Pacto de Estabilidad.

Pero tanto Sánchez como Calviño siempre han dicho que respetarán las reglas presupuestarias de la UE, eso sí, exprimiendo al máximo su elasticidad. Además, la nueva presidenta de la Comisión, la conservadora Ursula Von der Leyen, prometió que utilizará "plenamente la flexibilidad que ofrece el Pacto de Estabilidad" para ganarse los votos del grupo socialista en la Eurocámara a su investidura.

Bruselas ya cateó las cuentas del PSOE y Podemos

¿Qué va a ocurrir entonces en las próximas semanas? Todo apunta a que Calviño comunicará a la Comisión de forma unilateral una nueva senda para relajar la reducción del déficit. Bruselas no le dará su visto bueno hasta ver el plan presupuestario de 2020, pero tampoco se opondrá frontalmente.

Una vez que lleguen las cuentas del PSOE y Podemos, les pondrá de nota un suspenso y pedirá ajustes adicionales. Pero sin entrar en guerra con Sánchez. En el Ejecutivo comunitario no tienen ningún apetito de abrir nuevos frentes en pleno brexit y con las disputas abiertas con Polonia y Hungría por su deriva autoritaria.

Esta es la secuencia que ocurrió en otoño de 2018 con el primer pacto presupuestario entre Sánchez y Pablo Iglesias, que finalmente nunca vio la luz porque fue tumbado por el Congreso, desencadenando el adelanto electoral. Entonces, la actual vicepresidenta económica anunció que las cuentas para 2019 incumplirían los objetivos exigidos por la UE: en lugar de realizar el ajuste estructural del 0,65% que ya entonces exigía el Ecofin, el esfuerzo se limitaba al 0,4%. Una flexibilidad que según Calviño permitían las reglas presupuestarias.

Bruselas nunca avaló explícitamente este plan, pero tampoco tomó ninguna medida contra España. Eso sí, su dictamen sobre aquellos presupuestos fue negativo: los ingresos estaban inflados y había gastos ocultos.

Precisamente, la Comisión Europea ha aprobado este miércoles su dictamen sobre el plan presupuestario de Portugal, que se presentó fuera de plazo debido a las elecciones. El Ejecutivo comunitario avisa de que las cuentas elaboradas por el Gobierno socialista de António Costa corren el riesgo de incumplir el Pacto de Estabilidad y reclama que se introduzcan ajustes adicionales durante su tramitación parlamentaria.