Proyecto del nuevo Benito Villamarín.

Proyecto del nuevo Benito Villamarín. EP Sevilla

Economía

La licitación del nuevo estadio del Betis encalla y obliga al club a negociar con constructoras con el derribo ya en marcha

La directiva verdiblanca diseña un 'plan B' para minimizar el impacto en el cronograma del proyecto tras declinar la oferta que llegó al final del concurso.

Más información: El nuevo estadio del Betis queda libre de trabas para acelerar las obras y recuperar retrasos: luz verde definitiva al proyecto

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Las claves

La licitación del nuevo estadio del Betis ha quedado detenida debido a la falta de ofertas convincentes, lo que ha obligado al club a negociar directamente con constructoras.

El proyecto, inicialmente estimado en 150 millones de euros, incluye la incorporación de tres grandes zonas de restauración, aumento de asientos VIP, y un edificio anexo con hotel.

El Betis continuará jugando en el estadio de La Cartuja, posiblemente tres temporadas, debido al retraso en las obras del nuevo recinto.

La situación actual de la construcción, con escasez de mano de obra y aumento de costes, complica la negociación para llevar a cabo el proyecto del nuevo estadio.

El nuevo estadio del Betis, llamado a cambiar el modelo de negocio del club y a ser uno de los emblemas de Sevilla, se ha visto obligado a cambiar su hoja de ruta para poder hacerse realidad tras un imprevisto que llega con las grúas ya derribando el Benito Villamarín.

La previsión original era que la faraónica obra, estimada inicialmente en 150 millones y que incluye incorporar tres grandes zonas de restauración, triplicar asientos VIP, una nueva grada de Preferencia y un edificio anexo con hotel, arrancara en los primeros meses de 2026, dado que la licitación se cerraría a finales de año. Pero esta última parte salta por los aires.

Dicho proceso ha quedado descartado por no aparecer una oferta convincente, según ha podido saber este periódico. 

Es algo que no se esperaba el club hace apenas cuatro meses, cuando presentó ante nueve constructoras los detalles del proyecto y abrió la licitación. Entonces la confianza era total, pero ya en otoño la sorpresa ha llegado con la oferta de la Unión Temporal de Empresas (UTE) que llegó al final del concurso.

El planteamiento de esta alianza, formada por dos empresas, no encajaba en los números ni tampoco en los requerimientos técnicos que el Betis había previsto. Así las cosas, la directiva ha decidido no adjudicar y ha diseñado un ‘plan B’: abrirá una negociación directa con las empresas de construcción.

Se trata de un nuevo proceso de negociación colaborativa que desarrollará con entre dos y tres empresas, con las que iniciará conversaciones en busca de que todo cuadre: costes, detalles técnicos y, sobre todo, plazos.

Reorganización del proyecto

Porque el tiempo es un factor determinante. El equipo juega actualmente en el estadio de La Cartuja, donde confían en pasar dos temporadas, aunque en el entorno del club se empieza a extender la idea de que tendrán que ser –al menos– tres.

Es un escenario que genera dolor de cabeza, no solo por el deseo sentimental de ‘volver a casa’, sino por los ingentes ingresos que han calculado obtener con la actividad del nuevo recinto al margen de lo deportivo, y que puede cifrarse en más de 20 millones de euros anuales.

El diplodocus actúa sobre la escalera de Preferencia del Benito Villamarín.

El diplodocus actúa sobre la escalera de Preferencia del Benito Villamarín. E. E. Sevilla

Por eso, con la intención de minimizar el impacto del imprevisto de la licitación en el cronograma, la nueva hoja de ruta contempla, además, la división del proyecto en tres fases.

La idea ahora es continuar durante este mes de noviembre con la demolición, que desarrolla la empresa Erri Berri y, mientras se decide quién construye el estadio y se ajustan detalles, dar paso inmediatamente a la fase de excavación y contención, que quedará a cargo de otra compañía y que comenzará en el primer trimestre de 2026.

Pese al cambio de planes, desde el club se transmite tranquilidad; están más ocupados que preocupados por el giro de los acontecimientos, que –admiten a este periódico diferentes fuentes del sector de la construcción–, ha desembocado en una situación que no es inhabitual: la negociación colaborativa suele darse en procesos similares y no implica forzosamente un grave retraso en los tiempos.

Momento complicado para la construcción

El problema que afrontan es de otra naturaleza, agregan no obstante las fuentes: el contexto que atraviesa la construcción en general. Hay escasa mano de obra y el precio de los materiales está disparado.

"Es un momento complicadísimo", remarcan. Lo advirtió recientemente la patronal de la construcción, CNC, que cifró en 700.000 los trabajadores que se necesitan para dar respuestas a las actuales demandas de nuevas infraestructuras y vivienda. 

En ese escenario, un proyecto como el que plantea el Betis es todo un desafío, también en costes, por lo que un consenso con constructoras al respecto se antoja difícil. Por eso el consejo es unánime: hay que cerrar cualquier trato cuanto antes y asegurar la obra.

Por blindar el proyecto y para dar un calendario firme a los aficionados para salir de La Cartuja, un estadio en decadencia antes del Covid que a partir de 2021 volvió a brillar como sede de partidos de la Eurocopa de ese año y las finales de la Copa del Rey celebradas desde entonces. 

Con un aforo de más de 70.000 personas, La Cartuja es, empatado con el Metropolitano, el tercer estadio de España tras el nuevo Bernabéu y el Camp Nou.