El anillo de compromiso de Taylor Swift, un diamante valorado en medio millón de dólares.

El anillo de compromiso de Taylor Swift, un diamante valorado en medio millón de dólares. E.E.

Economía

Taylor Swift, símbolo de la estrategia de los diamantes naturales para sobrevivir a sus gemelos de laboratorio

Los diamantes de laboratorio, que copan ya el 20% del mercado global, llevan al sector tradicional a potenciar su exclusividad para no perder más terreno.

Más información: Tous pone a prueba en Sevilla su nueva gama de diamantes de laboratorio, hasta un 60% más baratos que los naturales

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"Tu profesora de inglés y tu profesor de gimnasia se van a casar". Con esta frase ha anunciado la estrella pop Taylor Swift su compromiso con el jugador de fútbol Travis Kelce, sellado mediante un descomunal diamante de –se estima– diez quilates y un valor de entre medio millón y un millón de dólares.

La idílica foto contiene, además de la felicidad de la pareja, el golpe de efecto que lleva meses buscando la industria del diamante para remontar la caída de sus precios por, entre otras cosas, la feroz competencia de los diamantes sintéticos o de laboratorio, que han pasado de inexistentes a dominar hasta un 20% del mercado global de diamantes en una década. 

Ese golpe es la exclusividad. El sector tradicional del diamante cree que ese valor, potenciado por un fuerte marketing, es la clave para poder superar su grave crisis, que se resume en lo siguiente: ahora todo el mundo puede llevar un diamante; no hay que ir a Tiffany's, sino a Walmart.

Allí empezaron a vender en 2022 diamantes de laboratorio, que pueden llegar a ser hasta un 60% más económicos que su versión natural idéntica en tamaño. El vapuleo no se ha hecho esperar: los precios de los diamantes naturales de un quilate, los más habituales en anillos de compromiso, han caído hasta un tercio desde ese año, según la firma de análisis de joyería Tenoris.

La crisis abierta entonces es ya mayúscula y amenaza hasta a gigantes del sector como De Beers, dedicada a la explotación, comercio y talla de diamantes y hoy 'canario en la mina' de la crisis sin precedentes del sector. 

La democratización del diamante

La firma, que acuñó la expresión "un diamante es para siempre", fue puesta a la venta el año pasado por su dueño, Anglo American, por 4.000 millones de dólares, la mitad de su valor durante 2023, el año en que China e India inundaron el mercado de sintéticos. 

¿Qué hacer? La pregunta ha proliferado este verano y la respuesta que ofrecen diferentes expertos en diamantes y en mercados, como Bain & Company, especializada en recursos naturales, o RBC Capital Markets, es potenciar el marketing para reivindicar su valor, esto es, el de ser piedras únicas que necesitan miles de años para crearse.

"Desde que el ser humano tiene conciencia hemos apreciado lo valioso y raro", ha remarcado el CEO de De Beers, Al Cook en este periodo estival, que podría considerarse como el de la gran reflexión de los diamantes, en The Wall Street Journal.

Como lo raro es escaso, 'democratizar' estas piedras hace que dejen de ser especiales, razona Cook. Su pensamiento es compartido por buena parte del sector, que busca dar un paso adelante en la recuperación de esa imagen inalcanzable de los diamantes.

Marketing

En suma, apelar a una élite que resume Swift, dueña de un impacto mediático que costará al sector de estas piedras o de la joyería alcanzar. A cierre de este artículo, el post en Instagram de Swift en el que muestra el anillo acumula 30 millones de 'me gusta'. 

Una considerable distancia con otra famosa comprometida con un valioso diamante: Georgina Rodríguez. En su caso, se estimó que el valor de la joya ronda los 6 millones de euros. Pero el impacto de la cantante es considerablemente mayor por su influencia.

Un diamante.

Un diamante. Europa Press.

Basta leer algunas reacciones para observar su efecto. "El anillo de compromiso de Taylor Swift marca un retorno a la elegancia ‘vintage’", según el New York Times, que le otorga así capacidad para marcar tendencia de diamante grande y sobre todo natural.

Hay que remontarse varias décadas para encontrar una capacidad semejante para dar forma al mercado de joyas. Un caso archiconocido es por ejemplo es del zafiro rodeado de diamantes con el que Diana Spencer aceptó convertirse en princesa de Gales. A día de hoy se le conoce como el anillo Windsor.

Segmentación

Teniendo esto en cuenta, el futuro que se vislumbra es el de la segmentación, sobre todo de cara a la Navidad, otra fuerte época de ventas en joyería. Así lo ve al menos el especialista en diamantes Paul Zimnisky, considerado un gurú en el sector.

En un reciente artículo y alentado por el incremento del precio del oro, que hace que en los anillos con diamantes más pequeños sea más valiosa la montura que la piedra, lanzó su predicción.

Cree que habrá a final de año grupos claramente diferenciados: anillos entre 100 y 150 dólares con diamantes de laboratorio y montura bañada en oro, y otro mercado potencial bastante alejado, el de joyas del entorno de 25.000 dólares con diamantes naturales y oro macizo. 

Es un pilar más de la estrategia. Otro el reducir la producción de diamantes naturales para que sean aún más escasos y, por ende, más exclusivos.