Dos vecinos pasean por la localidad de Zahínos (Badajoz).

Dos vecinos pasean por la localidad de Zahínos (Badajoz). Juanlu Alejandre

Economía Agricultura

La vida en el segundo pueblo más ‘pobre’ de España: encina, jornal y subsidio

La localidad de Zahínos, en Badajoz, tiene una renta per capita de 10.300 euros brutos dependiente de la corcha y el carbón.

11 septiembre, 2016 00:57

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¿Se puede vivir con 28 euros al día? En Zahínos (Badajoz), parece que lo consiguen. Se trata del segundo municipio de España que menos renta declara, 10.301 euros brutos por habitante al año, según los datos de la Agencia Tributaria. No es un caso aislado en la zona. Hasta cuatro municipios de la provincia además de Zahínos se encuentran entre los quince primeros puestos de esta negativa clasificación. Ellos son La Parra, Oliva de Mérida, Fuenlabrada de los Montes e Higuera de Vargas.

Curiosamente, tres de ellos se encuentran prácticamente en vecindad y es que Zahínos e Higuera de Vargas apenas están separados por 4 kilómetros, mientras que La Parra se sitúa a unos 40 de ambas localidades. Zahínos, ubicado al suroeste de Extremadura y a escasos 30 kilómetros de Portugal, tiene una población que apenas roza los 3.000 habitantes. 

La economía del municipio se cimenta principalmente sobre dos materias primas derivadas de la encina: el corcho y el carbón. A priori y según los registros oficiales, los datos de paro no son tan alarmantes como en otros lugares de España: 217 personas, el 17% de la población activa, por lo no concuerdan con los datos de Hacienda. Su alcalde, Gregorio Gallego, no duda de ellos. “Si lo dice Hacienda será verdad”, señala. “Aquí hay muy poco trabajo anual, la gente vive con sus padres y para los jóvenes es muy difícil independizarse... pero se vive bien”, concluye.

No todo el mundo mantiene la misma opinión. Cerca de la entrada al pueblo se encuentra el bar de María. Ha abierto hace unos 6 meses. Pese a todo, es la hora del desayuno y el bar está completamente vacío. María no se cree que en Zahínos la gente pueda ganar sólo 10.000 euros al año, evitando dar excesivos detalles. La misma tesis sostiene Julia, dueña de un establecimiento. “No es lo normal”, explica. “Aquí se vive al día, pero en general hay de todo, como en todos lados. Gente que vive muy bien y gente que vive muy mal, pero no creo que sean ciertos”.

Un empleo estacionalizado

La estacionalidad en el empleo es muy acusada en Zahínos. En los meses de recogida de la corcha -corteza del alcornoque- la mayoría de la población se encuentra en esas labores que apenas tienen una duración de 15 días. “El resto del año tiramos con lo que va saliendo en otros pueblos”, señala Alfonso, un jornalero. La mayoría de los trabajadores de esta localidad se desplazan durante el año a otros municipios donde el sector agroalimentario, principalmente el de la recogida de la fruta, ofrece un jornal. “A las 4 de la mañana nos vamos al pueblo que sea a la fruta, hasta la tarde que regresamos”, interrumpe.

Aquí hay muy poco trabajo anual, la gente vive con sus padres y para los jóvenes es muy difícil independizarse

 

“Este año ha sido la ‘saca’ más importante de corcho”; señala Juan, también jornalero. “Ahora habrá que esperar nueve años para poder volver a sacarla”, matiza su compañero Paco. “Con unos meses de trabajo, otros de paro, subsidio y algún trabajo en algún pueblo cercano vamos tirando”, afirma. Ambos aseguran que es la única forma con la que aguantar durante todo el año, aunque sea sin ningún tipo de lujos. “Cuando viene la época de la saca de corcha se nota que la gente tiene dinero. Cuando acaba, la cosa cambia”, asegura Julia.

Un camión de corchas circula por la localidad.

Un camión de corchas circula por la localidad. Juanlu Alejandre

Zahínos y su entorno han vivido años de relativo esplendor gracias al sector del carbón. De hecho, esta localidad es una de las que mayor número de compañías de este tipo presenta en la región, un total de 13. La producción del carbón vegetal, destinado al uso de chimeneas o barbacoas, ha vivido siempre momentos de riqueza debido a los buenos niveles de precios. No obstante, ahora parece que ya no resulta tan beneficiosa para el empleo, y es que, el número de empleos fijos de estas compañías ronda entre dos y diez trabajadores.

“Ya no es como antes. El que tiene hornos le va bien pero al resto…”, explica Paco. “Ya no da el trabajo que daba antiguamente”, interrumpe Juan. “El precio del carbón se ha mantenido pero la llegada de innovación y maquinaria ha restado mucho trabajo en los últimos años”, señala el alcalde. Así las cosas, la economía de la localidad mira hacia la agricultura y la recogida del espárrago y el tomate en la provincia de Badajoz y de la fresa en Huelva son algunos de los destinos. A ellos se suman la corta de leña y la saca de corcha, casi exclusivamente masculinos y de periodo limitado.

¿Economía sumergida?

Llegados a este momento, la pregunta es clara. ¿Realmente ganan los habitantes de la localidad extremeña 10.000 euros al año? Hay opiniones para todos los gustos, desde los que no se lo creen hasta los que aseguran ganar menos. Es el caso de Javier, un vecino de la localidad con dos hijos y una hipoteca. “Entre unas cosas y otras, gano entre 700 y 800 euros al mes. ¿Tú cómo crees que se puede sobrevivir así?”.

No todos se creen los datos de Hacienda. La economía sumergida es el motivo. Una realidad para unos y una ficción para otros. “Aquí no puede haber economía sumergida”, afirma rotundamente el alcalde. “Ahora mismo tal y como está la cosa, supone buscarte la ruina en caso de que pase cualquier cosa y no creo que la gente se arriesgue”, continúa.

“Entre unas cosas y otras, gano entre 700 y 800 euros al mes. ¿Tú cómo crees que se puede sobrevivir así?

No es un tema cómodo entre los vecinos. Todos se piensan bien la respuesta e incluso cuando lo hacen, evitan dar excesivos detalles. “Yo creo que sí”, afirma Julia. “No es normal que pueda vivirse a este nivel con el poco trabajo que hay”. Para ella, que regenta un establecimiento, el campo y el carbón son propicios para que algunos trabajadores ganen algo aunque sea sin estar dados de alta. "Hay gente que vive demasiado bien creo yo...", concluye.

4.000 hectáreas comunales

Otro sustento para los habitantes del pueblo lo ofrece la propiedad comunal de la tierra. La Sociedad Civil 'El Progreso de Labradores y Granjeros', de la que forman parte hasta 2.200 socios, cuenta con una extensión de 4.000 hectáreas, que pertenece a todo el pueblo. Los socios pueden llevar el ganado a esas tierras, previo pago de una cuota de 75 euros por cabeza de ganado, recibiendo cada año un pequeño lote de leña.

Dehesa, paisaje típico de Extremadura / Flickr

Dehesa, paisaje típico de Extremadura / Flickr

La sociedad la gestiona una directiva que durante el periodo del corcho emplea cada quince días a un grupo de jornaleros que se van alternando según el orden de una lista a la que puede apuntarse cualquier vecino, explica el alcalde. El dinero obtenido por la venta de la corcha se reinvierte para acondicionar el terreno y seguir generando trabajo a lo largo del año. “Se trata de un punto a favor que no tienen otros municipios”, señala el alcalde. No obstante, no todos los vecinos consideran este método como la panacea agraria. “Tener el ganado allí da para sacar algo para ti pero no para mucho más”, señala Paco.

Jóvenes y mujeres: pocas alternativas

Los jóvenes parecen no tener muchas alternativas. “Aquí los jóvenes que estudian se van y no vuelven”; afirma Antonio, un jornalero. Los jóvenes que viven en Zahínos rápidamente aprenden las labores tradicionales del campo, ya sea la saca de corcha o el carbón, lo que hace que esta tradición familiar esté muy arraigada. “Los jóvenes con apenas 18 años se van al campo a trabajar en aquello a lo que su padre les haya enseñado”, afirma el alcalde.

De hecho, la población del municipio no ha variado en exceso. En el año 2000 la localidad pacense rozaba los 3.100 habitantes mientras que en 2014 apenas sobrepasaba los 2.800. “Aquí vuelven muchos jubilados”, señala María, ama de casa. Emilio es uno de ellos, se fue a Valencia a buscarse la vida y ahora que está jubilado asegura volver cada verano. “Es verdad que el nivel de vida es bajo pero el precio de la vida también lo es”. “Se puede vivir sin lujos”, señala.

La situación de las mujeres tampoco es mucho más halagüeña. “La mayoría se dedica a llevar la casa”, afirma Paco. No obstante, el alcalde se muestra orgulloso ante la igualdad existente en el municipio. “Aquí las mujeres hacen lo que haga falta. Si hace falta ir al campo a sacar corchas o a recoger fruta, van sin ningún problema”, explica.

(Los nombres de esta historia han sido modificados por expreso deseo de sus protagonistas).