
Jordi Garcia, vicepresidente de Secure Power & Field Services en Schneider Electric.
La fórmula silenciosa de la sostenibilidad: mantener antes que reemplazar
Cuando hablamos de sostenibilidad en las empresas, a menudo pensamos en nuevas tecnologías, en energías renovables o en grandes inversiones. Pero, en realidad, una de las decisiones más transformadoras y sostenibles que podemos tomar es algo muy simple: cuidar bien de nuestros activos, tanto si somos una fábrica como un centro de datos o un hospital.
La fórmula silenciosa para ser sostenibles es una correcta gestión de activos, uno de los pilares más potentes (y subestimados) para lograr empresas más eficientes, resilientes y sostenibles.
Un minuto de parada que cuesta seis meses de producción
Vivimos en un mundo hiperconectado y totalmente dependiente de la energía eléctrica en el que, cualquier fallo o imprevisto en una empresa puede tener un impacto profundo. En la industria del vidrio, por ejemplo, un minuto de parada en el proceso de enfriamiento puede suponer hasta 200.000 euros diarios de pérdida y seis meses de producción comprometida.
Demasiado a menudo, las empresas siguen operando sobre un modelo de mantenimiento reactivo. Que espera a que algo falle para intervenir. Y que, en esa espera, pierde eficiencia, dinero y tiempo. Un enfoque reactivo no solo compromete la vida útil de los activos, sino que también pone en juego la continuidad del negocio y la seguridad de las personas.
Frente a este modelo, la gestión proactiva de activos es una alternativa más inteligente. Un enfoque que combina sensorización, digitalización y análisis predictivo para anticipar problemas, alargar la vida útil de los equipos y optimizar su rendimiento energético.
Hablamos de monitorizar en tiempo real el estado de salud de un transformador, saber si un cuadro eléctrico empieza a degradarse o detectar cuándo una carga crítica puede estar funcionando fuera de rango. Hablamos, en definitiva, de actuar antes de que algo falle. Y de hacerlo con datos, no con intuiciones estadísticas o decisiones basadas en la experiencia.
Gracias a estas tecnologías, compañías como Nestlé han podido evitar 24 horas de parada de un transformador clave. BASF, por su parte, ha extendido la vida de sus equipos críticos y optimizado su mantenimiento. Capgemini ha conseguido una reducción del 29% en su consumo energético en 70 edificios. En todos los casos, el resultado ha sido el mismo: más eficiencia, menos riesgos, mayor sostenibilidad.
En todos estos proyectos, Schneider Electric se ha posicionado como un partner clave en gestión de activos eléctricos. Con más de 6.000 expertos, y la mayor base de datos acumulada sobre activos eléctricos, contamos con algoritmos de análisis predictivo cada vez más precisos. Nuestros 300 científicos de datos trabajan de forma continua para perfeccionar nuestros modelos basados en inteligencia artificial, con el objetivo de anticipar fallos, mejorar la eficiencia y prolongar la vida útil de los sistemas.
Nuestra propuesta abarca todo el ciclo de vida de las instalaciones: desde la planificación y el diseño de activos, hasta su actualización o sustitución responsable al final de su vida útil. Servicios de consultoría como EcoConsult, EcoCare como marco de trabajo de optimización de activos incluyendo mantenimiento predictivo para centros de datos o nuestros servicios de modernización EcoFit se integran en una estrategia que también prioriza la ciberseguridad y la protección de datos.
Los beneficios son tangibles: este enfoque permite reducir hasta un 75% el riesgo de paradas no planificadas, reducir los costes de mantenimiento un 40% y evitar hasta un 90% de los residuos mediante estrategias de retrofit. Una forma concreta, medible y escalable de transformar la eficiencia en impacto real.
Circularidad como ventaja competitiva
No hay sostenibilidad sin circularidad. Y, sin embargo, la mayoría de los modelos de mantenimiento siguen anclados en una lógica lineal: usar, desgastar, reemplazar. Frente a este modelo, un mantenimiento basado en condiciones contribuye a extender la vida útil y apuesta por la sustitución selectiva de componentes, el reacondicionamiento y la optimización energética de los sistemas ya existentes.
La realidad es que un sistema eléctrico bien mantenido consume menos, dura más y genera menos residuos. Por eso, mantener no es solo reparar. Es una decisión estratégica con impacto directo en los objetivos ESG, en la rentabilidad y en la reputación. La sostenibilidad se ha convertido ya en una condición para la competitividad.
Mantener los equipos en condiciones óptimas exige abandonar los modelos tradicionales de revisión periódica y avanzar hacia un mantenimiento inteligente, basado en datos reales de funcionamiento. Gracias a la monitorización continua y los servicios digitales, es posible reducir o incluso prescindir de revisiones innecesarias, optimizando recursos y extendiendo la vida útil de los activos. Esto no solo mejora la eficiencia operativa, sino que además reduce el coste total de propiedad (TCO), armonizando de esta forma la rentabilidad y la sostenibilidad de las empresas.
*** Jordi Garcia es vicepresidente de Secure Power & Field Services en Schneider Electric.