Etiquetas inteligentes de Oscillum en hamburguesas. Detectan el grado de frescura y calidad del producto y evitan el desperdicio de alimentos. El amarillo es el óptimo estado de conversación, después pasa al verde y, por último, el azul indica que no es seguro ya para el consumo.

Etiquetas inteligentes de Oscillum en hamburguesas. Detectan el grado de frescura y calidad del producto y evitan el desperdicio de alimentos. El amarillo es el óptimo estado de conversación, después pasa al verde y, por último, el azul indica que no es seguro ya para el consumo.

Startups

Las etiquetas inteligentes que cambian de color según la frescura de los alimentos para evitar su desperdicio

Los sensores químicos específicos de Oscillum indican en tiempo real el estado y calidad de la carne, el pescado y, en breve, de las frutas. 

27 abril, 2022 01:13

Noticias relacionadas

La lucha contra el desperdicio de alimentos se convierte en un reto mayúsculo de la sociedad actual en la lucha para mitigar los efectos de la emergencia climática y también por una cuestión de justicia social.

La tecnología y los proyectos más disruptivos que están llegando con fuerza al mercado aportar soluciones más que interesantes para avanzar en la consecución de este ambicioso objetivo.

En esta línea emerge con fuerza la startup de biotecnología Oscillum y sus etiquetas inteligentes que cambian de color -del amarillo al azul- según la calidad y frescura de los alimentos.

Su objetivo es contribuir a la cadena de valor de la industria agroalimentaria al ofrecer a los supermercados información en tiempo real sobre los productos y evitar, en la medida de lo posible, que miles de kilos de comida acaben en la basura.

No es una cuestión menor. Se calcula que en España cada persona desecha más de 55 kilos de comida en buen estado al año, lo que conlleva unas emisiones asociadas al malgasto de alimentos que ascienden a los 3.500 millones de toneladas de CO2, todo esto por evitar intoxicaciones que aún se siguen produciendo, explican desde Oscillum.

Equipo fundador de Oscillum: Pilar Granado (CTO), Pablo Sosa (CEO) y Luis Chimeno (CMO).

Equipo fundador de Oscillum: Pilar Granado (CTO), Pablo Sosa (CEO) y Luis Chimeno (CMO).

Además, más de 600 millones de personas enferman en el mundo por intoxicaciones relacionadas con la alimentación que podrían evitarse con soluciones como las que aporta la biotecnológica.

Poner su conocimiento y capacidad emprendedora al servicio de esta causa fue el motor del proyecto iniciado por Luis, Pilar y Pablo, durante su carrera universitaria en el grao de biotecnología.

Como en tantas otras iniciativas disruptoras, una experiencia personal está detrás de la génesis del proyecto.

"Los tres fundadores vivíamos juntos y yo quería comerme un filete que no tenía muy buen aspecto. El color había cambiado, ya no era tan rojo y el olor del producto se notaba algo diferente al que tenía cuando abrí el envase", explica a D+I Pablo Sosa, CEO de Oscillum. 

Un filete en dudoso estado, génesis del proyecto

Ante esta situación donde la mayoría de las personas opta por tirar el filete, el CEO prefirió 'arriesgarse'. "No teníamos nada más que comer", reconoce con ironía. Y así se llevó a cabo, casi de manera anecdótica, el primer 'experimento' en primera persona de Oscillum.

"Como biotecnólogos en potencia nos dimos cuenta de que el olor y el color son propiedades organolépticas, da información de la calidad y la frescura del producto, pero no eran indicativos de que el producto estuviese malo. Me comí ese filete de carne, y resultó que no tuve ningún problema", relata el CEO.

No solo los consumidores se enfrentan cada día a la decisión al abrir su nevera de valorar qué alimentos están aún en perfecto estado y cuáles no. 

"Nuestros clientes, productores y retailers –supermercados–, se ven afectados por la falta de esta información en tiempo real, lo que provoca un malgasto de alimentos de forma interna y 'ventas no generadas', es decir, pérdidas por no vender un producto que sigue estando en perfectas condiciones".

Sensores químicos específicos

Su tecnología presenta un patrón de colores que va desde el amarillo al azul. El amarillo indica condiciones óptimas, el verde, que el producto debe consumirse pronto antes y el color azul revela que el producto ya no es seguro para el consumo.

La gama cromática está diseñada después de hacer pruebas con consumidores para que pueda entenderse por la mayor parte de la población, incluida aquellas personas que tienen ceguera parcial a colores como el rojo y el verde -suponen un 10% de la población en contraposición del 2% que supone la ceguera al azul-, explican desde Oscillum.

La principal diferencia de su tecnología reside en el uso de sensores químicos específicos que son capaces de detectar de forma específica las moléculas que el producto desprende por la acción de su propio metabolismo y el de la vida microbiana que crece en él.

"Medimos lo que ocurre en el alimento en tiempo real, a diferencia que muchas otras tecnologías similares que miden parámetros y condiciones externas al producto, como el tiempo y la temperatura".

Ternera envasada con las etiquetas inteligentes de Oscillum que oscilan desde el color amarillo (óptimo estado) al azul (no seguro para el consumo).

Ternera envasada con las etiquetas inteligentes de Oscillum que oscilan desde el color amarillo (óptimo estado) al azul (no seguro para el consumo).

De esta forma, su biotecnología permite monitorizar la frescura, calidad y seguridad independientemente de las condiciones externas, de esta forma, aunque, por ejemplo, se rompa la cadena de frio podrá informar sobre el estado del producto.

Además, las etiquetan se colocan en contacto directo con el producto, de manera que indica el estado del producto tanto en el envase cerrado como una vez abierto o, incluso, en productos a granel. 

"Muchas otras tecnologías solo son funcionales en productos envasados, ya que detectan bien la diferencia de gases o la emisión de un gas particular, sin embargo, una vez abres el producto ya no son funcionales, y es justo en ese momento donde los consumidores más requerimos la información", puntualiza Sosa.

Oscillum mantiene un férreo compromiso con la sostenibilidad medioambiental y social. "Reducir la huella de carbono debida al malgasto de alimentos no podíamos usar plásticos de un solo uso, así que nos centramos en desarrollar la tecnología para que fuera compostable; todos nuestros productos son compostables y/o reciclables".

Llevar la tecnología a las regiones más desvaforecidas

El objetivo de justicia social es otra de su máximas. Oscillum busca un diseño sencillo y fácil de usar que permita que su tecnología se expanda por todo el mundo, no solo en las economías pujantes, sino también en las más desfavorecidas, aquellas que son precisamente las más vulnerables a los problemas asociados al consumo de alimentos contaminados.

Para el equipo fundador de Oscillum está convencido de que la digitalización ayudar a diseñar un nuevo sector agroalimentario más sólido y respetuoso con el planeta. "Puede ayudar a reducir el impacto medioambiental y mejorar la trazabilidad, pilares muy importantes dentro de la industria".

Startup con mayor proyección 2022

Pero, además de la digitalización, "se necesitan avances e innovación escalables para dar lugar a un cambio de paradigma". Los envases inteligentes cobran un gran papel aquí. "Ser capaz de dar información en tiempo real sobre los productos como lo hace nuestra tecnología permite a la industria una agilidad mayor que resultará en una optimización de recursos y tiempo que se traduce en una mayor sostenibilidad".

Su proyecto disruptor ya ha logrado reconocimientos a su tecnología. Oscillum fue reconocida durante la feria de Alimentaria & Hostelco 2022 como la startup con mayor proyección. Además, recientemente ha sido seleccionada por ICEX para participar en el programa Desafía Países Bajos que tendrá lugar en junio.

Este año la startup se ha marcado un gran hito: optimizar su tecnología para aplicarla en frutas como el mango.

Para seguir escalando su producto, la startup cuenta con un equipo liderado por los tres fundadores, biotecnólogos, que se han ido especializando en diferentes áreas para poder cumplir en todos los ámbitos que requiere una empresa.

Pablo Sosa muestra un primer plano de las etiquetas con sensores químicos específicos de Oscillum.

Pablo Sosa muestra un primer plano de las etiquetas con sensores químicos específicos de Oscillum.

Luis Chimeno se formó en el área de marketing y de la comunicación y realiza las tareas de CMO. Por otro lado, la CTO Pilar Granado ha asumido el departamento técnico debido a su experiencia previa en sensores y polímeros.

Por último, el CEO Pablo Sosa se ha formado en el área de administración de empresas y se encarga de todo lo relacionado con la gestión y el desarrollo de la empresa.

Este 2022 será un año clave en la lucha contra el cambio climático y proyectos como Oscillum pisan el acelerador para labrarse un hueco en la ardua tarea de construir un nuevo modelo económico y social más justo y sostenible.