Una mujer utilizando un su teléfono móvil en Pakistán. FOTO: GSMA

Una mujer utilizando un su teléfono móvil en Pakistán. FOTO: GSMA

Política Digital

La frontera invisible de la conectividad: cuando medio mundo se queda atrás por no tener internet en el móvil

La GSMA y la UIT alertan de que las brechas de cobertura y de uso impiden a los países menos desarrollados capturar los beneficios de la digitalización.

30 septiembre, 2021 01:56

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La conectividad es la base sobre la que se sustenta el proceso de transformación digital que están experimentando actualmente todas las sociedades. Unas infraestructuras digitales adecuadas, fiables y accesibles son claves para aprovechar todas las oportunidades que ofrece el desarrollo tecnológico. 

En este contexto, también es imprescindible que todos los ciudadanos del mundo, independientemente de la región en la que vivan, tengan acceso a una conectividad de calidad y, lo que es más importante, cuenten con las competencias y las habilidades necesarias para capturar todo su potencial.

Y es que el acceso a redes de telecomunicaciones o smartphones, algo que hoy en día nos puede parecer normal y generalizado, sigue siendo una frontera invisible que divide a las personas. De ahí, que garantizar esa conectividad sea un aspecto fundamental para lograr que la revolución digital sea inclusiva y justa y no deje a nadie atrás. 

En sentido, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la GSMA, la asociación que engloba a la industria móvil, acaban de publicar sendos informes en los que constatan una doble brecha digital en el mundo, de uso y de cobertura, y alertan de la importancia de cerrar en un mundo más digitalizado si cabe tras la crisis de la covid-19.

La GSMA apunta que algo más de la mitad de población mundial (51%) utilizaba a finales de 2020 conexión de Internet móvil. Esto supone alrededor de cuatro millones de personas, 225 millones más que el dato de 2019 y tres veces más en comparación con las cifras que se registraban hace solo seis años.

Sin embargo, estas cifras tienen también otra lectura menos positiva. Y es que, a pesar de este fuerte incremento, la conectividad de Internet móvil, tanto en términos de cobertura como de uso, sigue siendo una barrera social, por lo que es necesario trabajar en reducir esta brecha digital. 

En concreto, de los más de 3,8 millones de personas que aún no están conectadas a internet móvil, únicamente 450 millones viven en zonas en las que no hay cobertura de telefonía, generalmente zonas rurales escasamente pobladas y de difícil acceso geográfico.

Más cobertura, menor porcentaje de uso

Este dato refleja una mejora "significativa" en la reducción de la 'brecha de cobertura' año a año, después que en un año el porcentaje de la población con acceso a internet haya aumentado un punto porcentual, desde el 93% al 94%, y desde 2014 haya mejorado en casi 20 puntos porcentuales. 

Por ello, el mayor desafío está hoy en día en abordar el problema que supone que haya 3.400 millones de personas (el 43% de la población mundial) que viven en zonas en las que sí hay cobertura móvil, pero que no se conectan a internet con ningún dispositivo. Lo que la GSMA define como la 'brecha de uso'. 

Por regiones, los países con ingresos bajos o medios representan casi el 93% de la población que no está conectada a internet, así como el 98% de la que no tiene cobertura. Como dato positivo, algunas regiones vieron mejorar sus datos en el último año, como es el caso del este de Asia, donde el uso de internet móvil aumentó cuatro puntos porcentuales, hasta el 61%. 

Sin embargo, la GSMA advierte de que todavía sólo el 47% de la población de los países de ingresos bajos y medios todavía no utiliza Internet móvil a pesar de vivir dentro de la cobertura de la red de banda ancha móvil.

El móvil en los países menos desarrollados

Por su parte, la UIT señala que los móviles representan el 86% de las conexiones a internet en los países de renta baja y media, ya que la telefonía móvil es la más accesible y económica para dar acceso a la red en zonas donde los despliegues de banda ancha fija ni se han realizado, ni se está previsto que se hagan.

Sin embargo, pese a la importancia del smartphone para tener conectada a la población de los países menos desarrollados, solo el 19% de las personas que vivían en estas economías estaba conectado a internet en 2019, frente al 87% de la población de los países avanzados.

En opinión de la UIT, todos estos datos ponen de relieve la importancia de la banda ancha móvil para abordar los problemas a los que se enfrentan estos países. Sin embargo, hay que abordar otro reto: miles de millones de personas siguen utilizando teléfonos no inteligentes sin conexión a internet y el mercado de 2G sigue creciendo en estas regiones.

"Esto significa que la brecha digital se está ampliando, ya que la pandemia mundial ha acelerado el desarrollo de sociedades digitales y los smartphones se están convirtiendo cada vez más en la puerta de acceso a los servicios públicos —incluidas la educación y la atención sanitaria—, a los servicios financieros, al mercado de trabajo y a la administración de empresas", incide.

El impacto de la covid-19

En este sentido, la GSMA añade que la pandemia ha puesto sobre la mesa la importancia que tiene el acceso a internet a través del móvil para el bienestar social y económico de las personas en todo el mundo.

Así, afirma que las personas con acceso a internet móvil pudieron mantenerse conectadas con amigos y familiares, realizar negocios, obtener acceso a información y servicios críticos y, además, aliviar la monotonía que pudo conllevar el confinamiento.

En este sentido, añade que el desafío climático global muestra que la conectividad móvil puede ser "un salvavidas para las personas" durante las crisis, lo que vuelve a poner de relieve la importancia de hacer más para mejorar el acceso a los servicios móviles. 
"La única forma de cerrar la brecha digital es a través de un fuerte esfuerzo colectivo para abordar las barreras de las personas para acceder y utilizar internet móvil. Requiere una acción específica por parte de todas las partes interesadas, incluidos los operadores móviles, los responsables de la formulación de políticas, el gobierno y el sector privado en general", añade. 
Por su parte, la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible hace un llamamiento a la cooperación digital, la innovación con tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y los enfoques colaborativos para asegurar la conectividad universal y el acceso a las habilidades digitales.
Un ejemplo de esas iniciativas de colaboración es el grupo de trabajo que ha creado la UIT junto a Vodafone para hacer frente a la brecha digital. Este equipo identificará intervenciones políticas, comerciales y de economía circular que contribuyan a aumentar el acceso a los smartphones. Por ejemplo, la operadora se ha comprometido a poner en marcha dos proyectos piloto sobre la asequibilidad de los dispositivos en el marco de este proceso

Las barreras de la conectividad

Por otro lado, desde la GSMA resumen en dos las barreras claves que están provocando esta brecha, la primera de las cuales está realizada con cuestiones económicas: la asequibilidad. Así, incide en que los smartphones y las tarifas datos se volvieron menos asequibles en muchos países de ingresos bajos y medios en 2020 debido al impacto económico de la pandemia.

La otra barrera, de carácter más social, tiene que ver la falta de conocimiento del internet móvil y sus beneficios, de alfabetización y de habilidades digitales, lo que constituye "la barrera más grande para la adopción". "Casi una cuarta parte de los adultos en los países encuestados del informe no conocen la Internet móvil y sus beneficios", incide.

Asimismo, la organización que engloba a la industria móvil remarca que estas barreras a menudo afectan de manera desproporcionada a segmentos específicos de la población, especialmente a las personas que viven en zonas rurales y a las mujeres.

A estos dos barreras se suman otras tres que también se deben tener en cuenta, como son la falta de contenidos, servicios y productos relevantes que satisfagan las necesidades de estos usuarios, la preocupación por la seguridad y los riesgos derivados del uso de internet y el acceso a redes y habilitadores, algunos tan básicos como la electricidad.