Imagen de un eurofigter.

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Invertia

Defensa y Airbus negocian la renovación de 20 F-18 canarios que aseguraría trabajo para Getafe hasta 2030

El contrato se podría formalizar en 2021, se sustituirían por Eurofighters que se entregarían entre 2025 y 2030.

9 julio, 2020 14:55

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La industria aeronáutica de defensa lleva años pidiendo al Gobierno la puesta en marcha de programas de compra de material que suponga carga de trabajo a las plantas españolas. Parece que la crisis del coronavirus va a permitir que lo que en el pasado eran sólo buenas palabras se convierta en hechos en el futuro.

Defensa y Airbus negocian la renovación de 20 F-18 de la base canaria de Gando. La operación supondría la sustitución de las aeronaves estadounidenses por modelos Eurofighter. Un proyecto que, de salir adelante, tendría un impacto positivo en las plantas españolas del consorcio europeo más afectadas por los problemas a la hora de captar contratos de la división de defensa del grupo.

En concreto, de confirmarse el contrato con la compra de 20 Eurofighters, la planta de ensamblaje que Airbus tiene en Getafe tendría carga de trabajo asegurada hasta 2030. Una noticia que supondría un colchón para la compañía que ha anunciado un recorte de plantilla que afectará a 1.622 trabajadores, 722 de ellos de la división de defensa.

Se espera que este contrato se formalice en 2021. De ser así, las entregas se realizarían entre 2025 y 2030. Además de Airbus, compañías españolas como ITP o Indra también recibirían carga de trabajo para este proyecto.

Necesidad de renovación

La situación de los cazas F-18 del Ala 46 preocupa mucho en los despachos del Ministerio de Defensa. Como publicó este diario, estas aeronaves empezarán a quedar obsoletas a partir del 2022. Una situación que tiene el añadido de que afecta a una zona crítica para la seguridad aérea.

Primero, porque la principal industria de la Comunidad -el turismo- llega a través de sus aeropuertos. Pero también por su cercanía a países africanos, como Mauritania o Mali, de creciente inestabilidad.

Por eso el Ejército del Aire centra sus esfuerzos en la seguridad de las Islas, con la base aérea de Gando como principal punto de operaciones. El sistema de armas empleado para esas labores es el F-18: una veintena de unidades componen el escuadrón. Su principal problema reside, precisamente, en su antigüedad.

Los aviones ya acumulaban horas de vuelo cuando fueron adquiridos en los años 90. Son F-18 procedentes del excedente de la U.S. Navy estadounidense; o lo que es lo mismo, eran de segunda mano

La mayor parte de esa veintena de F-18 con base en Gando alcanzarán su ciclo operativo entre 2022 y 2024. ¿El motivo? Ya han alcanzado las horas de vuelo y el número de tomas máximas previstas por el fabricante. Prolongar su ciclo operativo más allá de esos años tendría unos riesgos inherentes que se tratan de evitar a toda costa.

Revisiones en profundidad

La retirada de los F-18 del Ala 46 es progresiva, siempre atendiendo al límite establecido por los fabricantes. Por el momento, se han llevado a cabo "revisiones en profundidad de algunas partes de la célula, de los depósitos de combustible o del tren de aterrizaje, de manera que se han extendido los límites en aquellas aeronaves en las que se ha considerado factible", señalan fuentes del Ejército del Aire.

Ya se empiezan a notar las carencias. Las revisiones de las aeronaves diezman las capacidades del escuadrón y el Ejército del Aire destaca periódicamente en Gando cazas F-18 procedentes de Torrejón o de Zaragoza.

Ante esta situación desde el Ministerio se manejan dos opciones para sustituir a los F-18: los Eurofighters o el F-35 estadounidense. La principal baza del primero es reforzar un proyecto que encaja en la línea de la Defensa común europea, principal apuesta de España.

El segundo, no obstante, cuenta con una serie de capacidades que seducen a ciertos sectores castrenses, principalmente a la Armada Española por su compatibilidad con sus equipos.

En este contexto, 2021 será el año en el que se deberá tomar una decisión que tendrá una doble vertiente estratégica. Tanto en materia industrial como en lo que respecta a las capacidades de defensa la elección de este contrato tendrá un impacto enorme entre 2025 y 2030.