A. C. Sonia Moreno

Ceuta es una de esas grandes desconocidas para la mayor parte de los españoles. Con casi 85.000 habitantes censados, se sitúa como un centro geoestratégico esencial: frontera al sur con Marruecos y con el Estrecho de Gibraltar al Norte. Una ciudad con más de 400 años de historia que cuenta con abundantes atractivos turísticos: las Murallas al-Mansura, La Almina, el Parque San Amaro o las Murallas Reales. 

Un enclave histórico y cultural que, en 2019, último año prepandemia, visitaron 76.400 turistas, la mayor parte de ellos marroquíes. Un año complejo para Ceuta en el que Marruecos -en octubre- decidió unilateralmente el cierre del paso fronterizo del Tarajal II tras la muerte de dos porteadoras. Una medida que puso en jaque el 25% del PIB de la región. 

En esa frontera, la más desigual en términos de renta per cápita, se instalaron unas dinámicas a lo largo de los años de comercio atípico, con el paso de bienes a pie para sortear el pago de aranceles como máximo exponente. 

Por el nuevo circuito, el Tarajal II, inaugurado por el exministro del Interior Juan Ignacio Zoido, el último mes de comercio en septiembre de 2019 cruzaron casi 27.000 mujeres y 29.000 hombres, según los datos aportados a EL ESPAÑOL-Invertia desde la ciudad autónoma. Ese año, hasta el cierre del paso fronterizo, 175.324 mujeres y 209.000 hombres habían pasado bultos por la frontera. 

Detrás de ese cierre, existe también una hoja de ruta a poner en marcha por parte de Marruecos tras del desarrollo del norte del país durante las dos décadas de reinado de Mohamed VI. ¿Objetivo? Atraer turistas. 

Precisamente, el país vecino puso fin a esta actividad en el Tarajal II en octubre de 2019, poco después de que el puerto de Tánger Med entrara en funcionamiento. Y cuatro meses más tarde, el 13 de marzo de 2020, con la pandemia de la Covid-19, cerró unilateralmente la frontera terrestre. 

Se acabó el comercio transfronterizo del que viven buena parte de los negocios de la zona, con especial afectación a la entrada de café, té, mate, especias, calzado, maquinaria, material eléctrico o artículos textiles confeccionados. Según los datos de la Dirección General de Comercio, en el primer semestre de 2019 la ciudad importó bienes por 139,3 millones de euros. Dos años más tarde, alcanza los 67,8 millones de euros. 

No ocurre lo mismo con las exportaciones. Ceuta ha logrado pasar de 3,2 millones de euros a cerca de ocho millones en el primer semestre de 2021. ¿El motivo? “Las ventas con España gracias al aumento del precio de los hidrocarburos, especialmente el gas natural”, tal y como se puede leer en el informe de la Dirección General de Comercio.  

El cierre fronterizo unido a la pandemia ha motivado también un hundimiento del comercio minorista en Ceuta, que no ha logrado todavía recuperar los niveles prepandemia. Una situación que se deja sentir en las calles de la ciudad, en donde cada vez hay más negocios que cuelgan el cartel de cerrado y locales con el de en venta o alquiler. 

Economía de servicios

Todo ello acompañado del descenso del tráfico portuario por la falta de pasajes y por la suspensión de la 'Operación Paso de El Estrecho' (OPE) por parte de Marruecos, y el cierre de medio centenar de comercios y una decena de establecimientos hosteleros.

Son las consecuencias de una economía basada, fundamentalmente, en la oferta de servicios. Así se refleja en la ocupación de sus ciudadanos. De los 27.800 ocupados que, según la última EPA del Instituto Nacional de Estadística, hay en Ceuta, 15.000 trabajan en el sector privado; fundamentalmente en el sector servicios ante la falta de industria y agricultura que hay en la zona. 

Los otros 12.800 son empleados públicos, y de ellos algo más de 3.000 son miembros del Ejército. Esto sitúa a Ceuta como una de las plazas en las que más miembros del departamento de Defensa hay en España. 

Por si fuera poco, y pasado un año y siete meses del cierre de la frontera, los empresarios y los hogares que empleaban a ciudadanos marroquíes siguen sin mano de obra. Por ejemplo, antes de la pandemia, 2.200 empleadas del hogar de Marruecos estaban dadas de alta en Ceuta.

Eso explica las largas colas en Correos y los envíos por Western Union. Algunas semanas se tramitaron hasta 60.000 euros desde Ceuta a Marruecos, según datos proporcionados por Ceuta TV. 

¿Y por qué los servicios han sido el objeto de desarrollo? En buena medida porque el objetivo que ha habido durante muchos años ha sido el de situar a Ceuta como destino turístico y de compras para los ciudadanos marroquíes que viven al otro lado de la frontera. De hecho, parte del Régimen Económico y Fiscal Especial de Ceuta se pensó con ese objetivo. 

Régimen fiscal

Hablamos de una tributación relativamente favorable a las inversiones y que busca no ahogar a los ciudadanos que residen en ella. Así, por ejemplo, se bonifican al 50% las cuotas que correspondan a los rendimientos generados en Ceuta y Melilla. Además, el IVA es sustituido por el Impuesto sobre la Producción, los Servicios y la Importación de las ciudades de Ceuta y Melilla que se sitúa en un máximo del 10%. 

Por si fuera poco, los trabajadores y autónomos gozan de una deducción del 60% en el IRPF en las rentas obtenidas en Ceuta, así como una deducción del 50% de las cotizaciones a la Seguridad Social a aquellas empresas que contraten trabajadores en la ciudad. 

Una atractiva fiscalidad que, para Alberto García Valera, socio responsable de tax policy en EY Abogados, es “la mejor fiscalidad de Europa en el norte de África”, tal y como destacaba en un artículo publicado en Expansión

Sin embargo, el hecho de que ahora Marruecos quiera cambiar la forma de gestionar la frontera obliga a buscar una nueva estructura económica. El objetivo marroquí es que la frontera sea exclusivamente turística. 

El juego

¿En qué se trabaja ahora en el lado español? Básicamente, en atraer a aquellas compañías que prestan servicios digitales. Así, aquellas que desarrollan actividades de juego online desde la ciudad tienen un tipo reducido del 10% si tienen su domicilio social en Ceuta y personal contratado en la zona. Esto le ha permitido atraer a multitud de empresas del sector, que desarrollan allí su operativa. El objetivo del gobierno ceutí es atraer a unas 4.000 compañías. 

Pero no es suficiente. La Cámara de Comercio y los empresarios de la zona están preocupados por el futuro económico de Ceuta. Llevan años trabajando junto al gobierno de la ciudad en un plan urgente que ayude a cambiar el tejido económico, pero también social. Hablamos de una región que ostenta una tasa de paro del 24,2%. La segunda región con más desempleo del país. 

El desempleo juvenil alcanza el 70%, algo muy peligroso en una provincia que ostenta el segundo puesto en cuanto a nacimientos. Los últimos datos del INE reflejan que en 2020 se produjeron 9,97 alumbramientos por cada 1.000 habitantes. Muy por encima de la media nacional que se sitúa en los 7,15 por cada mil habitantes. 

Una situación que solo se puede revertir a través de una acción coordinada entre el gobierno local, los empresarios, el Gobierno de España y la Unión Europea. No se puede olvidar que Ceuta no solo es punto de unión entre España y Marruecos. También lo es entre Europa y África. Eso hace que la ciudad autónoma suponga también un punto de fricción en algunos momentos debido, sobre todo, a la anexión territorial que siempre se persigue desde Rabat.

Ciudad "ocupada"

El país vecino considera a Ceuta una ciudad “ocupada” y así lo refleja en los documentos. De hecho, los medios de comunicación la citan recurrentemente como ciudad “sitiada”.

Esa frontera fue ratificada por ambas partes tras la descolonización de Marruecos en 1956, aunque el acuerdo omitió puntos conflictivos. Así se derivó en la crisis del Perejil en el verano de 2002. Y, actualmente, persiste la mayor crisis diplomática que implicó, igualmente, una crisis migratoria. 

Los días 17 y 18 de mayo, las autoridades marroquíes permitieron la entrada de más de 10.000 ciudadanos nacionales, entre ellos miles de menores. Rabat abrió sus fronteras durante 36 horas después de que el gobierno español acogiera al secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, en el Hospital San Pedro de Logroño por padecer la Covid-19.

En estos momentos, las relaciones diplomáticas empiezan a encarrilarse, después de la respuesta europea en apoyo de España. De hecho, reforzar la cooperación con Marruecos es uno de los grandes objetivos del nuevo ministro de Exteriores, José Manuel Albares. 

Foro Económico

Precisamente, su secretario de Estado para la Unión Europea, Juan González-Barba, será el encargado de clausurar el Foro Económico Español que EL ESPAÑOL-Invertia celebra en la ciudad autónoma entre el martes 28 y el miércoles 29. Una cita que servirá para analizar el potencial económico y social de Ceuta. 

Junto a González-Barba, participará también en el encuentro el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés. Un Foro Económico Español que será inaugurado por la delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos, y el presidente del Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas. También estarán el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet; el presidente de EY, Federico Linares; Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, o el exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. 

Junto a ellos y para hablar de oportunidades de negocio, internacionalización, digitalización y política internacional, estarán también José Bono, abogado y exministro de Defensa; Jaume Miquel, presidente de Tendam; José María Pacheco, presidente de Konecta; Rosauro Varo, presidente de GAT inversiones; Patricia Benito de Mateo, directora general de Openbank, o Clara Sanz, la secretaria general de Formación Profesional del Ministerio de Educación. 

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