Pablo Iglesias sabe que su opción no es ganar el 4-M. Ni siquiera aspira sumar con las otras izquierdas para ser presidente de Madrid. Es más, ni pide el voto para la candidatura que encabeza. Sólo quiere "movilizar a la mayoría social frente a la minoría arrogante" a ver si con el PSOE de Ángel Gabilondo y el Más Madrid de su examigo Íñigo Errejón se puede "echar a los corruptos y los métodos matones" del PP y "y la ultraderecha".

Este jueves, Iglesias presentaba su candidatura para el 4-M. Y lo más llamativo fue su mensaje duro y agresivo "contra los buitres y los piratas". No por novedoso, ya que sus campañas electorales siempre suelen pivotar contra un enemigo. Sino porque en esta ocasión, el líder morado no pedía el apoyo para la lista que presentaba. Asumiendo el papel secundario que le dan las encuestas, pedirá votar a la contra: para echar a Isabel Díaz Ayuso, para evitar "la imposición de la arrogancia de unos pocos frente a las necesidades de muchos".

Es decir, "que voten los barrios pobres, que lo hagan las ciudades del sur y los pueblos. Porque si votan, ya está hecho, echamos a la derecha". Por eso su lista no es de partido, sino de manteros, taxistas, sindicalistas, activistas feministas y antidesahucios... o un ex Jemad "que viviría con un buen sueldo si no se hubiera venido conmigo, o Isa Serra, perseguida por defender a los más vulnerables".

Pablo Iglesias presenta su candidatura en Madrid

 

Estreno de la vicepresidenta

El todavía líder de Podemos fue presentado por Yolanda Díaz, a quien le auguró que "ahora atacarán como a mí". El estreno de la vicepresidenta tercera del Gobierno fue en este acto de apoyo al jefe en la presentación de la candidatura de la formación morada a las elecciones anticipadas de la Comunidad de Madrid.

Que la ley electoral de la región precipitara la salida de Pablo Iglesias del Ejecutivo no sólo ha provocado trastornos en Moncloa y Zarzuela, que se vieron obligadas a improvisar los actos de toma de posesión, también está siendo aprovechado por el equipo de campaña de Iglesias.

Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera del Gobierno, en la presentación de la candidatura de Pablo Iglesias a la Comunidad de Madrid. E.E.

En los últimos días, Iglesias anunció en su última sesión de control una denuncia contra Teodoro García Egea, luego anuncio que dejaba el acta, después se hizo efectiva su salida como diputado nacional, se presentó a las primarias, sacó el 100% de los votos, fue anunciando incorporaciones a su lista -una abogada antidesahucios, una espartana contra Coca-Cola, un mantero...-, acudió el martes a su último Consejo de Ministros -y se grabó un vídeo de despedida- y dio el relevo, al día siguiente, a sus sucesoras. No hay día sin el "admirado líder" en las pantallas, titulares y fotos de portada.

El objetivo es ir ocupando espacios mediáticos con cadencia diaria en una lucha por que no se agote la ilusión que provocó la sorprendente decisión del exvicepresidente. El rebote hacia abajo de las expectativas de voto de los morados se ha consolidado, y según el sondeo que publica este jueves EL ESPAÑOL, Unidas Podemos no llegaría más que a 10 diputados de los 136 de la Asamblea madrileña, con un 7,5% de intención de voto. Lejos incluso del sorpasso a las huestes de Íñigo Errejón, que casi lo duplica y a quien votarían hoy el 13,2% de los madrileños y alcanzaría los 18 escaños.   

Díaz, ministra de Trabajo, presumió del "escudo social construido por Pablo". Y llamó a "seguir lo que él empezó, demostrando que sabemos gestionar" en el Gobierno de España. "Porque aquí en Madrid dejaron a la gente tirada" y la ellos darán social la protección necesaria para "esos que no tienen nada, los casi cuatro millones de parados y las 600.000 personas que en Madrid se acogieron a un ERTE". 

En el acto, celebrado en la sede de Podemos en Madrid, participaron los miembros de la lista Jesús Santos -teniente alcalde de Alcorcón-, Alejandra Jacinto -directiva de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH)-, Beatriz Gimeno -hasta ahora, directora del Instituto de la Mujer en el Ministerio de Igualdad de Irene Montero-, Serigne Mbayé -portavoz del llamado Sindicato de Manteros de Madrid-, Agustín Moreno -exdirigente de Comisiones Obreras- y el taxista y activista social Cecilio González.

Al acto acudieron Irene Montero, Manuel Castells, Alberto Garzón y Ione Belarra -los otros ministros morados- y la nueva vicepresidenta lo abrió "como gallega emocionada, porque Madrid es de todas y no es de nadie, el que queremos construir, en el que da igual que seas de Quito, de Vigo o de Angola". Díaz volvió a mostrar su admiración a Iglesias: "Lo has vuelto a hacer, has vuelto a poner todo patas arriba y demostrado con tu gesto que podemos salir a ganar". 

La heredera señalada citó por sus nombres "sólo a tres personas": al ex Jemad, Julio Rodríguez; a la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno; y al exsindicalista de CCOO Agustín Moreno, "casi mi padre, que me lo enseñó todo". Y glosó la figura del candidato, como "el Pablo de la construcción, no el de la impugnación" frente a "la manera negativa de hacer política de la derecha, la del miedo y la destrucción".

Serra, condenada, "ejemplo"

Junto a ellos, la portavoz nacional del partido, Isa Serra. Ella encabezó las listas en 2019 y muy previsiblemente será inhabilitada en breve para cargo público cuando se haga firme su condena por un delito de atentado contra agentes de la autoridad y un delito de daños. "En el peor momento hemos tenido a la peor presidenta posible, Isabel Díaz Ayuso, que ha jugado con nuestras vidas mintiendo para hacer campaña contra el Gobierno".

Serra, a la que Iglesias agradeció "con orgullo y como ejemplo" ser su número dos en la lista, calificó de "fanática" a la lideresa del PP, pero advirtió de que "hay una amenaza mucho mayor, porque ella ha dicho que está dispuesta a meter en su Gobierno a los que ensalzan el franquismo y el fascismo". Como todos sus antecesores, presentó a Iglesias como un salvador "con todo lo difícil que lo tenemos en Madrid". Y como todos, apeló a la necesidad de que "el sur se levante contra el PP el 4 de mayo" para poder "echar a Ayuso y a la ultraderecha de las instituciones".

E Iglesias dijo que sí se puede. Como lleva diciendo desde que apareció en la política allá por 2014, y cuando entró en el Congreso con 71 diputados tras él en 2015... pero desde entonces, su partido no deja de perder apoyos. Quizá por eso fue más oposición que Gobierno durante 14 meses en el Consejo de Ministros. Y precisamente por eso, dejó de ser vicepresidente segundo y se bajó a las elecciones anticipadas en Madrid, para salvar al partido Podemos, a la marca Unidas Podemos y a la izquierda a la izquierda del PSOE. 

"La campaña del PP y de los ultras es pura arrogancia", cerró Iglesias. "Insultan, hablan con desprecio, se permiten no condenar a los neonazis e incluso amenazan con la deportación a un español", apuntó en referencia a su fichaje mantero. "Pero Serigne ¡es más español que cualquier ultra que haya chupado de la teta de los chiringuitos de Esperanza Aguirre!".

Iglesias recordó sus mejores tiempos. Un poco afónico y con los ojos encharcados -"es que nos brillan al hablar de ciertas cosas", admitió- miraba a su alrededor y parecía sentirse de nuevo en las plazas del 15-M, con (casi) más activistas que políticos a su alrededor. "Se creen que Madrid es su cortijo, y la clave de su éxito es la desmovilización de la izquierda", y remató: "Por eso no pido el voto para ninguna lista, y por eso no criticaré a ninguna lista progresista, aunque me busquen las vueltas".