Los acuerdos alcanzados en Bruselas para recibir los 140.000 millones de euros tras el paso de la Covid-19 obligan al Gobierno a reformular su propuesta de Presupuestos Generales del Estado y a contar con el mayor consenso parlamentario posible. Sus socios de ERC -ante el auge de los pactos de Sánchez con Ciudadanos- ya escenifican el rechazo debido a un acercamiento al “bloque de la derecha”.



Oriol Junqueras, desde la cárcel, y Pere Aragonès, desde la vicepresidencia de la Generalitat, han dejado claro en reiteradas ocasiones que su formación es “incompatible” con Ciudadanos cada vez que los de Inés Arrimadas han pactado con el Ejecutivo los sucesivos estados de alarma. Ahora marcan distancias con Sánchez por las “deficiencias” en la aplicación del Ingreso Mínimo Vital.

El hecho de que Moncloa haya priorizado a la líder naranja en la ronda de contactos pese a que ERC tiene más escaños tampoco ha sido de su agrado. Los nacionalistas catalanes han registrado este miércoles una batería de preguntas en el Congreso de los Diputados lamentando que las Comunidades Autónomas no puedan gestionar el IMV.

Califican su aplicación de “caos” y de “dilación en los plazos” y se hacen eco de los datos de la Seguridad Social dados a conocer por la Asociación de Víctimas del Paro que reflejan que, hasta el 7 de agosto, del total de 510.000 solicitudes presentadas, sólo se han aprobado 3.966: el 0,57% del total.

A diferencia de las reticencias iniciales que mostró el PP con el Ingreso Mínimo Vital, ERC fue uno de sus principales defensores. Sin embargo, su plan de recetas económicas presentado en las conclusiones de la Comisión para la Reconstrucción chocaban frontalmente con los planteamientos de los ministerios económicos bajo mando socialista.



Sus soluciones para reactivar la economía pasaban por “derogar inmediatamente y en su totalidad las reformas laborales de PP y PSOE”, crear “un impuesto a las grandes fortunas de más de un millón de euros” o transferir a la Generalitat de “forma integral la gestión de todos los aeropuertos, puertos, trenes y carreteras”, entre otros.



El traspaso de la gestión de esta nueva prestación derivada de la crisis del coronavirus es solo la última prerrogativa de los de Junqueras para mantener su apoyo al Gobierno después de la Mesa de diálogo con Cataluña, la gestión de la pandemia sin “mandos únicos” o el uso de los superávits de los ayuntamientos.

Entre ERC y Cs

Dentro del Ejecutivo bicolor a nadie se le escapa que los vaivenes de ERC se explican por el clima preelectoral que se vive en Cataluña y a la pugna que mantienen con Junts per Catalunya. Fuentes cercanas al Gobierno no olvidan que la negativa de los de Junqueras de respaldar unos nuevos Presupuestos tras la moción de censura a Rajoy precipitó las elecciones y no quieren estar expuestos al "chantaje" continuado de ERC.



En este sentido, una parte del Ejecutivo ve con buenos ojos el acercamiento a Cs y PP mientras que los ministros de Podemos aprietan para que ERC siga siendo el principal socio externo. Pero es Sánchez quien tiene la última palabra y no le ha temblado el pulso para desmarcarse de los de Iglesias cuando ha creído conveniente.



Por ejemplo, cuando a inicios de agosto frenó las subidas fiscales que se plantean en el acuerdo de Gobierno del PSOE con Unidas Podemos. “Cuando tengamos los niveles de PIB previos a la pandemia, tendremos el contexto y las garantías para abordar una necesaria reforma estructural del sistema fiscal”, precisó.

Fue un guiño en toda regla tanto a Cs como al PP y una forma de allanar su plan B de pactar con esas dos formaciones unas nuevas cuentas. En la misma línea, en su última intervención tras las vacaciones, el presidente pidió al líder del PP, Pablo Casado, “máxima generosidad y responsabilidad” para renovar unas cuentas prorrogadas desde 2018. Las tildó de “nocivas” para encarar este nuevo escenario de emergencia sanitaria, económica y social.



Sin embargo, cada vez que mira a su derecha se tambalea la mayoría que se fraguó en su investidura. Y ERC está ahí para recordárselo. El próximo jueves 3 de septiembre el portavoz del Grupo Republicano en la Cámara Baja, Gabriel Rufián, se reunirá en Moncloa con Sánchez en el marco de la ronda de contactos con la oposición. Lo hará el día después de los encuentros del jefe de Gobierno con Pablo Casado, por la mañana, e Inés Arrimas por la tarde.

Recomendaciones europeas

A partir de esa ronda de contactos empezará una carrera de fondo para lograr el consenso deseado por Europa. El Gobierno tendrá que enviar a Bruselas un plan de reformas e inversión antes del 15 de octubre junto al borrador de Presupuestos para 2021.



El plan debe basarse en las recomendaciones de política económica que la Unión Europea formula cada año para España. Entre las más destacadas se hallan preservar los logros de la reforma laboral y profundizarla para reducir la temporalidad o tomar medidas para garantizar la sostenibilidad de las pensiones.

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