Pablo Iglesias ha puesto pie en pared, avisó hace una semana de que sus 35 diputados eran "incompatibles con unos Presupuestos pactados con Ciudadanos y con el PP". Es más, este mismo lunes, su número dos en el partido, Irene Montero, recalcaba que "Cs gobierna con el PP gracias al apoyo de Vox" en varias CCAA y que por eso "no es creíble que vayan a apoyar las políticas centrales del Gobierno de coalición".

Pero el presidente es el que manda, y este martes ha dejado claro que hablará "con todos" porque, tras la pandemia, "es el momento de arrimar el hombro".

Como ya informó este periódico, el anteproyecto de las cuentas públicas se llevará al Congreso en la tercera semana de septiembre. Así lo confirmó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hace una semana en Moncloa. Y eso implicaba que agosto iba a ser el mes de la negociación. Por eso mismo, los líderes morados se pusieron tan nerviosos ante la cita de Carmen Calvo y Edmundo Bal, con sus equipos.

Sánchez hablará con todos los partidos para aprobar los Presupuestos

Pero tras la bronca por lo de la cumbre con los liberales en la mañana del lunes y la embestida contra la Monarquía por la tarde, tras el anuncio de la Casa Real, el presidente ha lanzado este martes un auténtico torpedo a la resiliencia -palabra que tanto le gusta al jefe del Ejecutivo- de sus socios. Sánchez ha aparcado las subidas de impuestos hasta que España recupere sus niveles de PIB y empleo previos al paso del coronavirus.

No más impuestos

Sánchez precisó, ufano, que hasta que no se consolide la recuperación, las subidas fiscales que se plantean en el acuerdo de Gobierno del PSOE con Unidas Podemos quedan pospuestas. “Todos los objetivos están fijados con la recuperación económica y la creación de empleo. Cuando tengamos los niveles de PIB previos a la pandemia, tendremos el contexto y las garantías para abordar una necesaria reforma estructural del sistema fiscal”.

Y eso, en realidad, lo que significa es un guiño en toda regla tanto a Cs como al PP. Los primeros ya limaron sus lamentos sobre el asunto en su borrador de conclusiones de la comisión de reconstrucción. Y los segundos, según las fuentes consultadas por este periódico, ponían como línea roja principal "esa subida de 60.000 millones en impuestos que anuncian sus socios comunistas".

Si ese escollo se retira, el plan B de Sánchez puede convertirse en A y el trabajo por lograr, al menos, la abstención de los de Pablo Casado, puede allanarse.

"La recuperación ha precisado del acuerdo europeo y también aquí precisa de un nuevo acuerdo presupuestario", dijo Sánchez desde el atril de Moncloa. Más alto se podía, más claro, complicado: "Llamo a todas las fuerzas para aprobar unos nuevos Presupuestos, que deben ser de la cohesión social".

Aceptar cuatro ejes

Según el presidente, sus planes "coinciden con las recomendaciones de Bruselas". Así que no habrá fricciones con los socios de la UE a la hora de acceder a los fondos de recuperación.

"Dijimos que ésta era la legislatura de las cuatro grandes transformaciones: la transición digital, la ecológica, la plena igualdad y la cohesión social y territorial", planteó en su discurso. "Y la pandemia lo que ha hecho es remarcar que el cambio de ciclo político de hace dos años tenía razón. Unas transformaciones que parecían convenientes y ahora son imprescindibles".

Según Sánchez, después del hundimiento de la economía a causa del confinamiento que sirvió para detener al virus, "ningún gobierno podría plantearse su trabajo en los plazos siempre cortos de los intereses partidistas". Por primera vez, se ponía a sí mismo por delante a la hora de pedir cambios de actitud en pos de la unidad que reclama. "Estos Presupuestos determinarán nuestro futuro, no ya en los próximos tres años, sino en las próximas generaciones".

Y así, abundó en que esos cuatro ejes sean aceptados por todos -o sea, por quienes no le apoyaron en la investidura, Ciudadanos y PP, que los de la izquierda ya lo hacen- ya que, "de corazón, por encima de las rivalidades partidistas, pueden concitar unión". Según el presidente, "todos deben aportar a unas cuentas públicas que, por esa vía, nos llevarán a crecer creando empleo y sin dañar para las generaciones futuras en el patrimonio legado a nosotros".

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